Así explica la ciencia el ciclón que asola el Mediterráneo tras fuertes olas de calor: "La atmósfera está llena de energía y humedad"

El ciclón Daniel, sobre Libia, en una foto satelital
El ciclón Daniel, sobre Libia, en una foto satelital
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El ciclón Daniel, sobre Libia, en una foto satelital

Las intensas tormentas que han azotado la Península Ibérica, el este del Mediterráneo y ahora el norte de África, con niveles de precipitaciones nunca vistos, han llegado tras fuertes olas de calor que han dado lugar al agosto más caluroso en España y a enormes incendios forestales en Grecia, Italia... y hasta en Argelia o Túnez¿Cómo se explica que una tras una ola de calor llegue poco después un episodio de fuertes lluvias? La respuesta se halla en el calentamiento del planeta, que aumenta la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, tal y como llevan años advirtiendo los expertos que estudian el cambio climático.

Este verano, por el calentamiento global, el fenómeno de El Niño y algunas erupciones volcánicas, ha sido de temperaturas de récord. Esto favorece los incendios forestales como los vistos en Grecia. "Es algo perfectamente esperable ver, poco después, una DANA favorecida por las temperaturas altas, que a su vez han elevado la temperatura del Mediterráneo y eso inyecta mucha humedad a la atmósfera, esa energía que se convierte en desarrollo vertical de las nubes produciendo las DANAS", asevera el presidente y director técnico de la Fundación para la Investigación del Clima (FIC), Jaime Ribalaygua.

Asimismo, los especialistas consultados por este periódico coinciden en señalar al "patrón en omega" como responsable de los contrastes del tiempo. En palabras del portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo, "no es que [las lluvias torrenciales] aparezcan después de la ola de calor. En Europa occidental y central hay un tiempo anticiclónico estable con calor bastante marcado, mientras que en la Península Ibérica tenemos un tiempo aún marcado por la inestabilidad y en Europa oriental vemos también una DANA que ha provocado grandes destrozos. Esto obedece todo a la misma estructura, es una ondulación de la corriente en chorro polar, que es una corriente de vientos que circula de oeste a este. Generalmente, lo hace con pequeñas ondulaciones, pero en este caso produce una gran ondulación que es lo que se llama en meteorología una circulación en omega".

Este año ha habido un calentamiento generalizado del agua del mar y esto ha llevado a DANAS mucho más fuertes, con más energía disponible y abarcando zonas mucho más extensas

Su colega, Mar Gómez abunda sobre el concepto de patrón en omega. Se llama así, cuenta, "porque se parece a la letra griega, con dos áreas de baja presión en las 'patitas', que estarían situadas en la zona de la Península Ibérica y en Grecia [con la DANA del pasado fin de semana y la tormenta Daniel, respectivamente], mientras que en la parte central predominan las altas presiones, lo que también se ha bautizado a veces como 'cúpula de calor', que es una dorsal, una entrada de aire cálido que está dando lugar a récords de temperatura en Francia o Reino Unido, donde están a más de 35º C. Los patrones en omega son muy estáticos y difíciles de romper, lo cual explica que las lluvias hayan sido tan persistentes, porque están ancladas en la misma zona". 

Imagen del patrón en omega que ha dejado fuertes lluvias en Grecia y España, pero también temperaturas de récord en Reino Unido.
Imagen del patrón en omega que ha dejado fuertes lluvias en Grecia y España, pero también temperaturas de récord en Reino Unido.
ELTIEMPO.ES

Los datos indican que estamos perdiendo las estaciones el entretiempo. Gómez sostiene que "en España, el verano se está alargando, tanto su comienzo como su final, y ya dura cinco semanas más que en los años 80. Parece que las interestaciones -otoño y primavera- se las está comiendo el verano. Ahora, por ejemplo, estamos teniendo un tiempo más otoñal, pero en general la tendencia parece que el verano se va comiendo cachitos tanto de la primavera como del otoño".

"Ahora hemos tenido un cambio muy brusco, pero el año pasado el otoño fue muy suave. Los cambios bruscos atienen a las alteraciones en la dinámica de la atmósfera. Otra cosa es hablar de fenómenos meteorológicos extremos, como la DANA que hemos tenido o la borrasca Gabriel, que son casos concretos "difíciles de vincular con el cambio climático, pero sí sabemos que el calentamiento global está aumentando la intensidad y la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos", afirma la portavoz de eltiempo.es.

Esta frase ya de manual es una de las principales advertencias desde hace años de los especialistas. La semana pasada, la Organización Meteorológica Mundial informó de que los pasados meses de junio, julio y agosto fueron los más calurosos de la historia desde que hay registros. Además, el organismo de la ONU publicó su tercer informe anual sobre la calidad del aire, que pone el foco en el papel de las olas de calor, otro fenómeno extremo que cada vez es más frecuente. Según los datos provisionales de la Aemet, el pasado mes de agosto fue el más cálido de la serie histórica, con 16 días de temperaturas extremas.

Respecto a los episodios de lluvias torrenciales, Del Campo expone que "aunque aún es objeto de debate, algunos estudios apuntan a que el cambio climático puede estar detrás de una mayor ondulación de la corriente en chorro debido a que el Ártico se calienta más rápido que otras zonas de latitudes más bajas y esto hace que la diferencia de temperatura entre el polo y latitudes bajas sea menor, lo cual favorece la ondulación de la corriente en chorro, que se ondula como los meandros de un río". En este sentido, prosigue: "Fenómenos extremos siempre los ha habido, pero todas las previsiones indican que vamos a una mayor frecuencia de fenómenos extremos: olas de calor, sequías que se verán interrumpidas por episodios torrenciales, quizá más intensos y más frecuentes, pero esto dependerá de las zonas. En España, no está tan claro que las lluvias torrenciales vayan a ser más frecuentes, pero sí más intensas, igual que, probablemente, las sequías".

Por su parte, Ribalaygua, anota una idea más. Si antes las DANAS -la gota fría' "de toda la vida"- se producían en puntos muy localizados, ahora se han ampliado las zonas afectadas. Esto se debe, de nuevo, al aumento de la temperatura del agua del mar. "Este año ha habido un calentamiento generalizado del agua del mar y esto ha llevado a DANAS mucho más fuertes, con más energía disponible y abarcando zonas mucho más extensas. Esto explicaría la DANA tan impresionante que hemos tenido en España y en Grecia", concluye. El último país afectado, Libia, cuenta ya miles de muertos por el impacto del ciclón Daniel.

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