PSOE o PP: Puigdemont decidirá hoy quién presidirá el Congreso y marcará el camino a una investidura o a unas nuevas elecciones

Último Pleno de control al Gobierno en el Congreso del semestre
Un Pleno del Congreso de la XIV Legislatura
Europa Press
Último Pleno de control al Gobierno en el Congreso del semestre

La XV Legislatura en España echa a andar este jueves con los niveles de tensión por todo lo alto desde el primer minuto. A las diez de la mañana, el Congreso comenzará su primera sesión tras las elecciones generales para elegir a su nueva presidenta y a los ocho restantes miembros de la Mesa, su órgano de gobierno, que es clave para el control del Poder Legislativo. Y, a escasas horas de que se celebre esa votación, los bloques progresista y conservador están empatados a 171 votos: el lado del que se decantará la balanza lo decidirá Junts, el partido del expresident catalán Carles Puigdemont.

Lo enormemente apretado de los resultados de las elecciones del 23-J ha dejado un escenario en el que la posición que adopte Junts será decisiva tanto para la investidura como para la propia configuración de la Mesa del Congreso. Puigdemont, que reúne a la cúpula de su partido este mismo jueves por la mañana para tomar una decisión sobre el órgano de gobierno de la Cámara Baja, podría darle la Presidencia del Congreso a la socialista Francina Armengol y así allanar el camino para una investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Pero también podría dejar esta Presidencia en manos de la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, lo que en la práctica supondría abonar el terreno para una repetición electoral.

Quien necesita más perentoriamente los votos de Puigdemont es el bloque progresista, y de ahí que PSOE y Sumar hayan multiplicado en los últimos días y en las últimas horas los gestos hacia Junts, con quien ambas formaciones están negociando desde hace semanas. El Reglamento del Congreso no deja claro cómo debe deshacerse un eventual empate a 171 votos: los que reúnen, por una parte, PP y Vox; y por la otra, PSOE, Sumar, ERC, EH Bildu, PNV y BNG. Pero los populares confían en tener amarrado este jueves el apoyo de la única diputada de Coalición Canaria, y llegar a los 172 votos. Si eso ocurriera, la única manera que tendría la izquierda de que Armengol sea presidenta del Congreso y, más importante, de tener una mayoría en la Mesa de la Cámara, sería con los siete votos de Junts.

Técnicamente, que este jueves el Congreso eligiera como presidenta a Gamarra y PP y Vox se hicieran con una mayoría en la Mesa no impediría que, en unas semanas, se pudiera investir un nuevo Gobierno de corte progresista presidido por Pedro Sánchez. Es algo que se sabrá en unas semanas, pero, en ese escenario, ese Ejecutivo lo tendría extremadamente difícil para legislar, puesto que controlar la Cámara Baja permitiría a PP y Vox dilatar e incluso bloquear el debate de proyectos del Gobierno y daría a la derecha una importante plataforma para confrontar con el Ejecutivo.

Y es que el papel de la Mesa del Congreso es fundamental en el día a día de la legislatura, y tener la mayoría en la misma —así como controlar su Presidencia— es vital para cualquier Gobierno. El rol más visible de la presidenta de la Cámara Baja es el de controlar las sesiones plenarias y llamar al orden a los diputados, así como dar y quitar la palabra, algo que sería uno de los cometidos principales de Armengol o Gamarra si fueran elegidas este jueves.

Pero, más allá de eso, la Mesa tiene la misión de calificar todas las iniciativas registradas, lo que le permite rechazar algunas incluso antes de que se debatan, como ocurrió la legislatura pasada con el intento de abrir comisiones de investigación sobre el rey emérito. Y, especialmente, este órgano puede extender hasta el infinito los plazos de enmiendas de proposiciones de ley admitidas a trámite por el Congreso, lo cual significa, en la práctica, que puede bloquear la tramitación de aquellas que sean contrarias a los postulados de los partidos que la controlen. 

Esto significa que si PP y Vox consiguieran mayoría en la Mesa, tendrían un arma muy poderosa para retrasar e incluso torpedear una parte de la acción legislativa de un Gobierno progresista. Y al contrario: si fueran PSOE y Sumar los que mantuvieran la mayoría en el órgano, un eventual Ejecutivo de Pedro Sánchez se evitaría estos escollos —que no dejan de ser una aplicación del reglamento torticera, pero que utilizan todos los partidos cuando pueden y les conviene— y tendría un carril mucho más despejado para desarrollar su agenda parlamentaria.

Las negociaciones con Waterloo

Así las cosas, las negociaciones con Puigdemont son fundamentales no solo para lo inmediato, que es la configuración de la Mesa del Congreso, sino para determinar el futuro de la legislatura. Tanto es así que fuentes de uno de los partidos del bloque progresista se muestran convencidas de que si PSOE y Sumar no logran retener este jueves la mayoría en la Mesa de la Cámara Baja, lo más probable es que haya repetición electoral, puesto que el bloque progresista recibiría un duro golpe que enturbiaría enormemente las negociaciones con Waterloo, donde reside el líder de Junts.

Fuentes de Sumar, por su parte, aseguran que no se está barajando en las conversaciones que uno de los cinco puestos de la Mesa que corresponderían al bloque progresista si Puigdemont facilitara esa mayoría —cuatro serían para PP y Vox—  lo ocupe el PNV. Esa posibilidad la deslizó hace unos días el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, de Coalición Canaria, que incluso llegó a plantear que los nacionalistas vascos presidieran el Congreso. Pero las fuentes consultadas aseguran que el PNV no se ha mostrado especialmente interesado en esa opción y sostienen, además, que esa posibilidad generaría enormes recelos en ERC y EH Bildu, que son igual de necesarios para armar una mayoría.

Otras fuentes del bloque progresista afirman sentirse optimistas ante la posibilidad de que Puigdemont dé su brazo a torcer y permita que la Mesa del Congreso mantenga su mayoría progresista. Pero aseguran que, para ello, es imprescindible que Junts pueda vender a su electorado que ha obtenido alguna contraprestación, como que PSOE y Sumar se comprometen a modificar el reglamento del Congreso para que pueda intervenirse desde la tribuna en catalán, gallego y euskera, además de en castellano, como ya ocurre en el Senado. Por ahora, los socialistas solo se han abierto a promover el uso de las lenguas cooficiales en las instituciones europeas, pero no en las españolas.

En el Senado, mayoría del PP

Este jueves también se constituirá la Mesa del Senado, aunque allí la situación es mucho menos enrevesada que en el Congreso y el PP mantendrá sin problemas el control del órgano que le proporciona la mayoría absoluta con la que contará en la Cámara Alta esta legislatura. En las elecciones del pasado 23 de julio, los populares consiguieron 120 senadores electos, que si se suman a los 21 parlamentarios designados por el resto de comunidades, alcanzarían los 141 escaños de 266 que tiene en total el Senado.

Salvo sorpresa mayúscula de última hora, el presidente de la Cámara Alta será Pedro Rollán, senador por Madrid que fue presidente interino de la Comunidad de Madrid entre abril y agosto de 2019. Una vez se conoció su candidatura, Rollán aseguró este miércoles que pretende dar "más protagonismo que nunca" a la institución para evitar que sea "exclusivamente una Cámara de segunda lectura".

Controlar la Mesa del Senado significa para el PP poder condicionar la tramitación de las leyes que lleguen del Congreso y, ante un hipotético Gobierno liderado por Pedro Sánchez, poder dilatarlas, modificarlas e incluso vetarlas. Es decir, cuando una ley es aprobada en el Congreso, se remite al Senado para ser validada, modificada o vetada. Con su mayoría absoluta en el Senado, los populares podrían poner en un brete a un Ejecutivo de Sánchez, dado que podrían retrasar la tramitación de leyes. Y si rechazaran una ley, obligaría al Gobierno correspondiente a reunir mayoría absoluta de síes en el Congreso para levantar ese veto.

Además, tendrá más cupo para registrar preguntas al Gobierno en las sesiones de control, al tiempo que podría reprobar a ministros de Sánchez con su mayoría absoluta, un mecanismo parlamentario que los grupos de la oposición utilizan sobre todo en el Congreso. También podrá dar luz verde a comisiones de investigación en el Senado, gracias a esa mayoría del PP en la Mesa de la Cámara Alta.

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