Transición ecológica: la apuesta al verde de Sánchez se enfrenta a los recelos del campo y una inestable conciencia ciudadana

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, llegando en bici al Consejo informal de Medio Ambiente de Valladolid, el lunes pasado
La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, llegando en bici al Consejo informal de Medio Ambiente de Valladolid, el lunes pasado
Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, llegando en bici al Consejo informal de Medio Ambiente de Valladolid, el lunes pasado

La transición ecológica, la agenda política orientada a reducir emisiones de CO2, desplegar las energías renovables y remodelar el modelo económico, agrícola e industrial para hacerlo más sostenible, se ha convertido en una de las grandes ausentes y también incógnitas de cara a las elecciones generales del 23 de julio. Para el presidente y candidato socialista, Pedro Sánchez, es una apuesta clara, que apuntaló designado número dos de su lista a la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera. La simpatía que sobre todo en ámbitos urbanos y entre los jóvenes tiene la lucha contra el cambio climático convive con la amenaza que la agricultura percibe en unas medidas que anteponen el medio ambiente a su mera subsistencia. Negacionismo del cambio climático que enarbola Vox aparte, el PP ha asimilado los recelos del campo para ponerse al otro lado de la raya en una UE cada vez más dividida por el alcance de la agenda verde. Los populares defienden "flexibilizar" el ritmo y, por ejemplo, votaron en contra esta semana en el Parlamento Europeo de la ley europea que obligará a los gobiernos europeos a restaurar al menos un 20% de los ecosistemas dañados en 2030, que defienden Sánchez y Ribera a capa y espada.

Entre pactos autonómicos y municipales del PP con Vox y cómo queda reflejada en ellos la violencia machista y los acuerdos del Gobierno con Bildu en la pasada legislatura, la política medioambiental está pasando prácticamente inadvertida en campaña. Sin embargo, sí es una cuestión de fondo que reúne la preocupación ciudadana por el cambio climático pero también la fatiga que muestran las encuestas a que luchar contra él suponga demasiado esfuerzo. 

Una reciente encuesta del think tank ecologista liberal-conservador OIKOS y la asociación climática Legados mostró que el 90% de los ciudadanos españoles -y, entre ellos, el 64% de los que dicen votar a Vox- es consciente de el cambio climático existe y tiene graves consecuencias. Sin embargo, si se pregunta por la necesidad de actuar "con urgencia" y "de manera prioritaria" el apoyo baja del 90% a los dos tercios, con mínimos entre los votantes del PP (38%) y los de Vox (19%). El 70% cree que la culpa principal de las emisiones la tiene el transporte y el 60% cree necesario limitar el uso de combustibles fósiles pero sin que le toquen el bolsillo. Solo un 30% apoya aumentar los impuestos sobre gasolina y gasoil, por ejemplo.

Hace unos días, además, el Eurobarómetro mostraba que  los españoles observan los problemas relacionados con la transición ecológica o energía -una vez superada la crisis de precios- con una urgencia notablemente inferior a la media de la UE. Preguntados por cuáles son los dos asuntos más importantes que enfrenta la UE en este momento, los primeros para los españoles son la inflación, la situación internacional, la situación económica y las finanzas públicas. Solo en quinto lugar mencionan la transición ecológica, un asunto clave para 16% frente al 22% de media europea. En el ámbito doméstico, la cantidad de españoles que creen que el "medio ambiente y el cambio climático" son uno de los problemas más importantes es todavía menor. Lo cita el 9%, frente a la media europea del 16%.

No solo es la conciencia de los ciudadanos la que flaquea por lo que respecta al calentamiento global. La ausencia del cambio climático o la transición ecológica fue prácticamente total  -apenas algún comentario por parte de Pedro Sánchez a la próxima Cumbre del Clima, e Dubai- en el debate entre los dos principales candidatos del lunes pasado. Tampoco está presente en el resto de la campaña desde el comienzo. A pesar de su insistencia en esta cuestión, Ribera -vicepresidenta de Transición Ecológica y número dos de la lista de Sánchez- optó por incidir mucho más en la amenaza que supone Vox para la lucha contra la violencia machista en el primer mitin del PSOE. El PP parece dar directamente por amortizado el tema, hasta el punto de que el recién estrenado gobierno popular de Baleares ha suprimido la Consejería de Medio Ambiente, además de la de Igualdad.

Más contundencia

Solo en los últimos días, una campaña ecologista, que igualaba la posición de todos los candidatos, ha sacado el tema de la crisis climática de su letargo. Al día siguiente del debate, Greenpeace desplegó una lona en la Puerta de Alcalá de Madrid con un mensaje muy claro para los  candidatos a la Presidencia del Gobierno del PSOE, PP, Vox y Sumar, a los que presentados desnudos. "¿El cambio climático os la suda?, inquiría la organización ecologista, que les exige "un compromiso para poner freno a la crisis climática".

"[El cambio climático] es un terreno en el que tenemos que hacer campaña y habría que ver cuál es el efecto real de tener el cambio clima en el centro de la campaña política, lo cual no ha sucedido todavía", apunta Javier Andaluz, responsable de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, que lamenta que la campaña "va por otros derroteros". Tras años en los que asegura que se ha dado un impulso evidente a estas políticas, con la población más joven realmente concienciada, ahora están en lid con las que proponen partidos "negacionistas", dice en alusión a Vox, y "retardistas", en referencia al PP. "Es un error o incluir con más contundencia la crisis climática", dice Andaluz, que es "prioritaria" en Europa y en todo el mundo.  ¿Y qué pasa en España? A pesar de que el cambio climático ha estado en el "candelero" durante años, "cuando ha aparecido la campaña ha desaparecido", lamenta y añade que "es un error porque el trabajo asociado a la transición ecológica cada vez es mejor y se debería secar pecho".

La campaña de Greenpeace ha causado mucho malestar en el  Gobierno, que rechaza ser equiparado -y también Sumar- con el negacionismo climático de Santiago Abascal o con la estrategia que ha elegido Alberto Núñez Feijóo, que como otros partidos conservadores europeos reclama ralentizar el avance de la Agenda Verde europea, en línea también con agricultores y ganaderos.

Mientras que Ribera y Sánchez apuestan sin dudas por seguir avanzando en esta agenda verde, que, además de reducir emisiones y desplegar renovables, plantea una gestión del territorio hacia una forma más sostenible ecológicamente, el PP se ha posicionado claramente al lado de quienes ven estos cambios como un riesgo a su supervivencia, en particular el campo, en un guiño al sector primario. "Trabajaremos para racionalizar los objetivos y flexibilizar el calendario de aplicación del Pacto Verde Europeo y de la estrategia 'De la Granja a la Mesa', impulsando medidas que sean realizables y sin marcar objetivos inalcanzables", indica el programa electoral del PP, que apuesta por "afrontar con el mismo afán" el "desafío que supone el cambio climático y el desarrollo de la Inteligencia Artificial". Dejando un lado sus similitudes con el PSOE en materia de energía, El PP vincula la sostenibilidad medioambiental al sector primario, que se ha visto amenazado en estos años por "el activismo máximo del ecologismo" representado por el Ministerio de Transición Ecológica. "Desde nuestro punto de vista, es muy fundamentalista y muy radical", dice Lorenzo Ribera, coordinador de COAG en Castilla y León.

Los populares ya pudieron comprobar en mayo cómo el debate climático y medioambiental no les perjudica. Después de una campaña para las elecciones municipales y autonómicas en las que Sánchez y Ribera pusieron todo la carne en el asador en contra de la ley de regadíos que prepara la Junta de Andalucía en Doñana, los resultados electorales dieron una bajada de votos para el PSOE y una subida al PP en la provincia de Huelva, donde se convirtió en primera fuerza y, aunque no ganó en número de concejales, registró victorias y notables subidas de apoyo en las localidades de la Corona Norte, directamente afectadas por el plan de regadíos.

En el Gobierno insisten en que la apuesta por la transición ecológica y por la necesidad de afrontar la crisis climática es un "compromiso" que "trasciende con mucho los cálculos electorales" que acusa de estar haciendo al PP. Lo primero que hizo el Gobierno de Sánchez fue declarar la "emergencia climática" y en los cinco últimos años ha acelerado

el despliegue renovable que ha culminado con su intención dispararlo de aquí a 2030, como se queda plasmado en la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).

Restaurar o no restaurar la naturaleza

También esta semana, Ribera presidía en Valladolid una reunión informal de ministros de Medio Ambiente de la UE, deseosos casi todos de incidir positivamente en la votación que tuvo lugar en el Parlamento Europeo el miércoles, sobre la Ley de Restauración de la Naturaleza, convertida en todo un síntoma de que la lucha contra la crisis climática y la sostenibilidad ambiental ya no es algo que pueda darse por supuesto en la UE. Finalmente, la Eurocámara votó a favor de la ley con la que la Comisión Europea llama pide acciones para restaurar el 81% de los ecosistemas de la UE que de encuentran en mal estado. Fue respaldada, aunque minimizada, por los gobiernos europeos, con los que ahora negociará el Parlamento Europeo. La norma para que sea obligatorio restaurar al menos el 20% de los ecosistemas dañados para 2030 no solo ha encontrado la oposición de la ultraderecha y la derecha en la Eurocámara, también de agricultores y ganaderos. "La defensa a ultranza de la naturaleza por encima de todo y no pensando en la sostenibilidad económica, en el sector agrario del que vivimos y con el que convivimos, más bien parece un impulso pensando en las grandes ciudades que desconocen el mundo natural", dicen en COAG.

Ribera no tardó en celebrar el voto en la Eurocámara en contra de devolver el proyecto de ley a la Comisión y en favor por seguir trabajando por la recuperación de los ecosistemas europeos. "Todavía queda mucho por hacer, pero es importante trabajar por la gente y por la naturaleza", dijo en un tuit.

https://twitter.com/Teresaribera/status/1679086869001256967?t=fFPdOB7Mw2RYklXYJDr8VA&s=19

El Gobierno -el PSOE en tanto candidatura al 23-J- sigue dispuesto a avanzar en una transición ecológica que insiste en que debe de ser "justa" pero que de momento no es percibido así por todos. "Estoy convencida de que [revisar la política energética y reducir las emisiones] es la mejor manera de responder a las necesidades de bienestar y seguridad de nuestros ciudadanos, al progreso y viabilidad de sectores industriales, haciendo de la agenda verde y la descarbonización el proyecto de modernización del tejido industrial", aseguró Ribera en la segunda jornada de la reunión e Valladolid. "La adaptación al cambio climático es la herramienta para la seguridad alimentaria e hídrica para ciudades y el mundo rural, el primer afectado por las altas temperaturas, la desertificación y la sequía", añadió durante una reunión de la que el mensaje que más trascendió fueron unas fotos suyas llegando a la reunión en bici eléctrica y, después, otras imágenes en las que se veían también los coches oficiales que iban detrás de ella.

Precisamente, la tozudez con la que Ribera ha impuesto en los últimos cinco años la agenda medioambiental en cuestiones como gestión del agua, la caza del lobo y otros aspectos vinculados al campo ha sido criticada desde la oposición, desde el sector agrícola y también desde el propio PSOE e incluso el Gobierno. El sector primario no ha tenido "interlocución" con Ribera y ha recurrido siempre al ministro de Agricultura, Luis Planas, para suavizar lo que a sus ojos eran 'excesos' de la vicepresidenta. Después de cinco años y de haber visto elevada la Transición Ecológica de Ministerio a Vicepresidencia en los dos gobiernos de Sánchez, Ribera está mucho mejor valorada fuera de nuestras fronteras que dentro. Este miércoles, el vicepresidente de la Comisión Europea Franz Timmermans volvía a reconocer su papel en la lucha contra el cambio climático y, a la espera de lo que ocurra el 23 de julio, a Ribera le corresponde de momento encabezar, dentro de la Presidencia española de la UE, las negociaciones por parte de la UE en la Cumbre del Clima de final de año en Dubai, donde los europeos esperan poder convencer a las grandes potencias económicas, de población y de contaminación para avanzar en el calendario para el abandono de combustibles fósiles.

En el campo español esto se ve de manera diferente. "Abanderar una situación de crisis climática y de restauración de la naturaleza sin pensar en el quién ni en el cómo para salvar el clima es bastante hipócrita. No negamos el cambio climático y somos los primeros que lo sufrimos, pero desde la Cumbre [del Clima] de París empezó a hablarse de objetivos de 2050 [de reducción de emisiones] y no han tenido en cuenta las opiniones y las propuestas del sector agrario", advierte desde COAG Lorenzo Ribera. "De nada nos sirve ser en Europa los mayores líderes de la lucha contra el cambio climático si ni China ni Rusia ni India no hacen nada, de nada va a servir que un trocito pequeño de terreno como la UE abanderemos esto".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento