Los científicos españoles creen razonable y seguro evacuar al Pacífico el agua radiactiva de Fukushima: "Podría incluso beberse"

Tanques con agua radiactiva en las instalaciones nucleares de Daiichi, en Fukushima, Japón.
Tanques con agua radiactiva en las instalaciones nucleares de Daiichi, en Fukushima, Japón.
JIJI PRESS / EFE
Tanques con agua radiactiva en las instalaciones nucleares de Daiichi, en Fukushima, Japón.

Este verano Japón quiere empezar a verter al Océano Pacífico el equivalente a 500 piscinas olímpicas de agua de la central nuclear de Fukushima. La maniobra, que acaba de recibir el visto bueno de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA, por sus siglas en inglés), llevará décadas e implica un filtrado del agua residual que, sin embargo, no logra eliminar todo el tritio, un isótopo radiactivo. ¿Qué opina la ciencia española sobre la seguridad de la maniobra nipona? 

Eduardo Gallego, catedrático en Ingeniería Nuclear en la Universidad Politécnica de Madrid y vocal en la Sociedad Nuclear de España, no ve con malos ojos el plan para evacuar agua de Fukushima. "Yo diría que no les queda más remedio, y no me parece muy preocupante desde el punto de vista científico. El agua se ha depurado de forma exhaustiva", considera en declaraciones a 20minutos.

Un tsunami destrozó en marzo de 2011 la central nuclear. Desde entonces se ha acumulado el agua radiactiva en un millar de tanques. Pero su plan es someter al líquido a un sistema avanzado de filtración y purificación, que aseguran logra eliminar 62 elementos radiactivos, aunque no puede erradicar del todo el tritio. Después se enviará al océano por una tubería de evacuación que se interna un kilómetro en el mar. 

"El tritio es una variedad de hidrógeno y como forma parte del agua no puedes quitarlo. Es prácticamente imposible", explica el catedrático en Ingeniería Nuclear, Eduardo Gallego. "Pero hay que decir que, aunque es radiactivo, es de toxicidad muy leve. Existe en la naturaleza, en los rayos y la radiación cósmica, y se descarga también de otras nucleares sin que se haya probado que haya impacto". 

Para este experto no hay duda de que ha llegado el momento de hacer algo más que seguir acumulando agua en tanques en tierra y recuerda que el líquido se va a ir soltando "poco a poco, empezando con los tanques que llevan más tiempo, cuya toxicidad se reduce" y bajo estrictas medidas de vigilancia internacional. 

La única medida que se puede tomar

Por su parte, el profesor de Biología de la Universidad de Oviedo, Germán Orizaola, también está convencido de que Japón va a tomar la única medida que puede tomar. "No hay forma de deshacerse del 100% de los elementos, pero soltarlo al mar como pretende hacerlo Japón, en cuarenta años y poco a poco, no va a tener un impacto. Suena muy alarmante porque todo lo radiactivo asusta, pero hay que entender que la dilución que se ha conseguido es la máxima posible y no es preocupante".

El plan del Gobierno de Japón todavía está pendiente de ser aprobado por el regulador nuclear nacional, pero ya tiene el visto bueno de la OIEA, el máximo referente en seguridad nuclear. Para Gallego, este plácet "implica que lo han estudiado expertos de distintos países y han visto que la solución es razonable y que no tendrá un impacto significativo. La monitorización de equipos internacionales es una garantía".   

Respecto a los niveles de tritio que llevará, Gallego explica que, si en el agua potable se acumulan 10.000 bequereles por litro, en el agua de Fukushima la disolución es de 1.500 bequereles. "Incluso podría beberse, aunque no creo que a nadie se le ocurra, pero realmente no tiene una concentración que supere los estándares aceptables".

Tampoco es que haya alternativa. Según Gallego, "estuvieron estudiando posibilidades como inyectarla al subsuelo, pero la dejas en aguas subterráneas. También evaporarla y que saliera a la atmósfera, pero lo descartaron por el enorme gasto energético. Al final, se han quedado con esta opción y tendrán que dar argumentos sólidos de que es la mejor".

Vigilar algas, crustáceos y peces

Este experto en ingeniería nuclear dice que entiende las preocupaciones de los pescadores de la costa de Fukushima. Y señala que algunos científicos internacionales "ponen un poco la alerta en los organismos vivos marinos, que unos se comen a otros y pudieran llegar a acumular radiactividad. Frente a esto, lo que hay que hacer es vigilar algas, crustáceos y peces y comprobar que no ocurra", recomienda. Y agrega: "La clave es ir liberando (el agua de la central) poco a poco, con una tasa pequeña de tritio y vigilando el entorno".

Así es como se está haciendo en España, donde, según Gallego, hay 500 puntos de muestreo en las cuencas y en la costa para monitorear las aguas que liberan las centrales españolas, de las que no existe alarma porque las cantidades a evacuar no suman ni de lejos el millón de metros cúbicos acumulado en Japón.

Para el biólogo German Orizaola, "lo que hay que hacer es explicar bien qué se va a hacer, que no tiene impacto, y que por tanto no hay que tener un miedo especial, porque no hay bases físicas para que se genere un problema, dadas las concentraciones de tritio".

Otros científicos de países de la zona del Pacífico también han respaldado el plan de Japón. En declaraciones al ScienceMediaCentre, Nigel Marks, catedrático de Física en Australia, asegura que el vertido "parece una idea terrible, pero en realidad es sensata y segura". Por su parte, Tony Hooker, director del Centro de Investigación, Educación e Innovación en Radiación de la Universidad de Adelaida, reconoce que la propuesta de vertido es "controvertida", pero que el plan del Gobierno japonés es "sólido". Ve "improbable" que se observen afectaciones medioambientales o en la salud humana, pero plantea que conviene avanzar en planes futuros para que se deje de usar el mar como vertedero.

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