La central nuclear de Fukushima Daiichi en Japón sufrió un accidente nuclear en 2011. El episodio comenzó el 11 de marzo tras un terremoto de magnitud 9 en la escala sismológica, que provocó un tsunami en la costa noreste de Japón. Cuatro de sus seis reactores nucleares resultaron dañados.
Aquel devastador tsunami de más de 15 metros desencadenó una crisis atómica que tuvo en vilo al país. Fue el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania), en 1986.
Diez años más tarde de ocurrir, en 2021, la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) elevó el nivel de gravedad del incidente a 7 en la escala internacional de accidentes nucleares para los reactores 1, 2 y 3, el máximo en la escala y el mismo nivel que alcanzó el accidente de Chernóbil.
Radioisótopos, en la tierra y en el agua
En el accidente nuclear de Fukushima, situada en primera línea de costa, sólo murió una persona y en 2018, siete años después, se atribuyó a lo ocurrido la muerte de otra persona por cáncer. Sin embargo, sus consecuencias fueron muchas más y aún hoy se arrastran.
Tal vez el incidente no acabó directamente con más vidas humanas pero sí con vida, en mayúsculas. Dio lugar a la emisión de radioisótopos al medio ambiente. La mayor parte fueron transportadas hacia el este por el viento y una parte relativamente pequeña se depositaron en la tierra, principalmente en el noroeste de la central nuclear.
La magnitud de las emisiones de Cesio 137 de Fukushima fue unas cinco veces menor que la de Chernóbil
Además de los radioisótopos que entraron en el océano por deposición atmosférica, hubo emisiones líquidas y descargas desde Fukushima directamente al mar. Algunos radioisótopos emitidos fueron encontrados en el agua potable, en alimentos y en algunos productos no comestibles.
Japón estableció restricciones para evitar el consumo de todos esos productos. En su conjunto, la magnitud de las emisiones de Cesio 137 fue aproximadamente unas cinco veces menor que la de Chernóbil.
Millones de toneladas de agua
Pero las autoridades han ido acumulando dentro de Fukushima toneladas de agua contaminada por la radiación. Son 1,32 millones de toneladas de agua procesada que está almacenadas en más de mil tanques dentro del recinto de la planta. El problema es que el espacio para contenerla se agota.
De modo que ahora, 12 años después, se va a verter toda ese agua contaminada al Pacífico. Se ultiman los preparativos para ello. A falta del visto bueno de los expertos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), la operación tendrá lugar este verano.
Tokyo Electric Power Company (TEPCO), la compañía operadora de la planta, ha desarrollado en varias fases el Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS, por sus siglas en inglés), que se espera esté listo para finales de mes. Parte del sistema es un circuito de bombeo, almacenamiento y canalizaciones para tratar y verter al mar el agua procedente de la central.
We have updated the “INSIDE Fukushima Daiichi” virtual tour of the decommissioning site.
— TEPCO (@TEPCO_English) March 15, 2021
We will continue to move steadily and safely forward with the long-term decommissioning process with the understanding and cooperation of society.https://t.co/cFKeIXl6k4 pic.twitter.com/Vf0V42jRaK
Un portavoz de la empresa asegura que están verificando la eficacia del sistema para filtrar elementos radiactivos como el cesio o el estroncio y completando la instalación de dispositivos de testado del agua y la red de tuberías que la llevarán al mar. El líquido contaminado proviene del agua marina inyectada en los reactores para su refrigeración, de manantiales subterráneos y de la lluvia que se ha ido acumulando, asegura TEPCO.
Un lento vertido que durará 30 años
Críticas ha habido ya muchas, tanto de comunidades locales como de países vecinos. Las autoridades niponas se defienden y aseguran que las toneladas de líquido residual de la central que va a ser descargadas al Pacífico han sido tratadas previamente para retirar la mayor parte de los materiales radiactivos hasta garantizar niveles seguros.
La mayoría. En teoría, el sistema ALPS es capaz de eliminar todos los materiales radiactivos del líquido residual salvo el tritio, un radioisótopo del hidrógeno que también se genera de forma natural en la atmósfera. TEPCO asegura que el tritio en concentraciones bajas no representa ningún riesgo para la salud humana y que, de hecho, los vertidos de agua tritiada son una práctica habitual en centrales nucleares de todo el mundo.
Protest is useless, let us condemn #Japan together.
— 서효정 (@hyojung2575) June 12, 2023
This country that endangers global life should be wiped off the face of the earth!
#nuclearwater #fukushima pic.twitter.com/gZaKNFjwiv
En todo caso, para reducir su concentración de tritio antes del vertido, el agua depurada será además mezclada con agua marina. De ese modo, se situará en un nivel unas cuarenta veces inferior al tope fijado por el Gobierno de Japón para el agua potable, y 1/7 del máximo fijado por la Organización Mundial de la Salud.
Para finales de este mes se espera el informe de la OIEA que podría dar luz verde a la descarga de los millones de toneladas de agua al Pacífico
Desde el año pasado, los expertos de la IAEA han llevado a cabo una serie de inspecciones en la propia central. Ahora están supervisando el plan nipón para el vertido de esos 1,32 millones de toneladas de agua procesada. Se espera que a finales de este mes de junio publiquen un informe con sus conclusiones.
Si, como se espera, la IAEA da luz verde, los operarios de Fukushima abrirán las canalizaciones para comenzar la descarga al océano del agua que ha servido para refrigerar la central. Será muy poco a poco, a través de un túnel de un kilómetro de longitud construido a 16 metros de profundidad. El vertido debería durar al menos 30 años.
Pescado bajo control, pescadores preocupados
Al igual que Greenpeace, por supuesto, y algunas voces de la comunidad científica internacional, las cooperativas de pescadores de la costa cercana a la central nuclear mantienen su firme oposición al vertido. Temen que éste suponga un nuevo golpe para la reputación de los productos locales.
Todo el pescado se analiza: en un año, solamente una vez, un pez superó los niveles autorizados
En el puerto de Onahama, a 60 km de la central, antes de 2011, cada año se pescaban 25.000 toneladas de diferentes especies. Ahora, apenas son 5.000 toneladas. Pero todo el pescado se analiza. En la actualidad, de las 63 especies analizadas, ni una sola presenta rastros de radiactividad. En un año, solamente una vez, un pez superó los niveles autorizados de 50 becquereles, aunque la norma internacional permite 1.000 (el becquerel es la unidad que mide la actividad radiactiva).
Corea del Sur, sensibilizada y en contra
También han mostrado su inquietud por la descarga de agua de Fukushima los paises vecinos. A China, Corea del Sur y el Foro de Países del Pacífico les preocupa la medida por motivos sanitarios y medioambientales. El pasado día 12 fueron los pescadores surcoreanos los que se manifestaron contra la decisión del gobierno japonés. Según las encuestas, en Corea del Sur, el 84% de los ciudadanos se oponen al plan de vertido del agua de Fukushima.
En Japón hay división de opiniones. Pero según pasa el tiempo, más japoneses le pierden el miedo a la energía nuclear. El pasado febrero, una encuesta de Asahi Shimbun (uno de los principales diarios del país) mostró que el 51% apoyaba el reinicio de los reactores de Fukushima, por un 42% que se manifestó en contra. Fue la primera vez que los partidarios superaron a los contrarios desde que el periódico comenzó a encuestar sobre el tema tras el desastre atómico.
[JOURNAL] #Fukushima #sondage #centrale #opposition
— KBS World Radio (@frenchkbs) June 15, 2023
Fukushima : 84 % des sud-Coréens s’opposent au plan de rejet des eaux contaminéeshttps://t.co/pkyMfTajhQ
Pero las autoridades insisten en que todo esta seria y científicamente testado. Según el plan previsto, TEPCO, la IAEA y laboratorios independientes analizarán muestras de agua y de organismos marinos alrededor de la planta antes y durante el vertido para comprobar que se mantiene dentro de los estándares considerados seguros.
El procesamiento de los líquidos de Fukushima es parte de las tareas de limpieza, desmantelamiento y construcción de las nuevas instalaciones de la central. Apenas quedan ya amasijos de chatarra o escombros. Entre tanto, avanzan las obras para reforzar los edificios de los cuatro reactores nucleares dañados y preparar la extracción del combustible atómico de su interior. Pero hasta alcanzar la horquilla temporal 2040-2050, horizonte temporal previsto para el desmantelamiento de toda la planta, aún quedan muchos años.
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