Metaverso en las aulas: la mitad de docentes no tiene los conocimientos necesarios, pero 4 de cada 10 alumnos quieren aprenderlo

Viajar a una ciudad en el antiguo Egipto en el metaverso ya es una realidad
Viajar a una ciudad en el antiguo Egipto en el metaverso ya es una realidad
EFE
Viajar a una ciudad en el antiguo Egipto en el metaverso ya es una realidad

El uso del metaverso en las aulas es un asunto que tan solo acaba de empezar a debatirse. El hecho de que esta nueva tecnología tenga tan pocos años de vida no ha dado tiempo todavía a poder integrarla en los colegios y usarla como herramienta completamente integrada en el aprendizaje. Algo comprensible teniendo en cuenta que la mitad de los docentes no tiene los conocimientos necesarios como para manejarla, a pesar de que a cuatro de cada diez alumnos les gustaría aprender. 

La investigación El metaverso en la educación: retos y usos, elaborada por la Fundación FAD y BBVA, explora la percepción de la comunidad educativa frente a esta tecnología a través de tres análisis: uno cuantitativo, otro cualitativo con entrevistas y un estudio de caso en un instituto. 

Enmarcada en Educación Conectada, un proyecto para contribuir a la transformación digital del sistema educativo, la investigación arroja una conclusión principal: "No hay un cierre en banda a la tecnología. No dispongo recursos, por tanto, no me es útil, pero estoy a abierto a aprender sobre ella", ha detallado durante la presentación de los datos Fernando Trujillo, profesor de la Universidad de Granada e investigador principal del estudio.

En concreto, tras encuestar a más de 700 profesores y alumnos, la investigación revela que el 50% de los profesores considera que no dispone de los recursos o los conocimientos necesarios para utilizar el metaverso. Por ende, también más de la mitad (el 55%) no cree que sea una herramienta útil en clase, porcentaje similar al de los que opinan que usarlo no les ayuda a realizar las cosas más rápidamente ni aumenta su productividad.

Sin embargo, ocho de cada diez docentes siente curiosidad por utilizar esta nueva tecnología y saber más sobre ella. "Esta curiosidad puede ser una palanca para la introducción futura del metaverso en contextos educativos", remarca la investigación. En resumen, las cifras revelan que, aunque el profesorado se mantiene todavía reticente a usar el metaverso en clase, en parte debido a esa falta de conocimiento y aprendizaje, sí que manifiesta cierta motivación si se le proporciona los medios adecuados. 

Panorama algo distinto al del alumnado: aproximadamente el 30% asegura que le resulta muy fácil utilizar el metaverso, al que suelen acceder más en ambientes de ocio que en el ámbito docente. El 20% considera que su uso se ha convertido en algo natural, aunque solo el 30% asegura tener los recursos adecuados para hacer uso de él.

A pesar de la inexperiencia, casi un 45% de los docentes entrevistados y cerca del 40% de las y los alumnos tiene curiosidad por aprender a utilizarlo, saber más sobre él, y conocer si es mejor que otras tecnologías que está utilizando o en qué se diferencia de ellas.

"Cuando aumenta la experiencia personal, aumenta la voluntad de utilizar y de aceptar el metaverso, y también el factor utilización en clase. (...) Sin embargo, tenemos a un profesorado pidiendo poder experimentar antes de pronunciarse y de afirmar con contundencia que es útil y eficaz en un contexto educativo", ha detallado Trujillo. 

¿Qué tendría que mejorar?

Es precisamente en la fase cualitativa del estudio donde se ha abordado, entre otros asuntos, qué tendría que mejorar de la tecnología del metaverso para una mayor aceptación. Por un lado, señala la investigación, están los "obstáculos de infraestructura", como los altos costes o las conexiones insuficientes que pueden potenciar un aumento de la brecha digital ya existente en el sistema educativo. Están, por otro lado, los "obstáculos institucionales", esto es, la necesidad de unificar y delimitar sus aplicaciones en función de cada currículo educativo. 

"El profesorado señala también algunos retos sociohistóricos y culturales: el estrés continuo en relación con la tecnología que los docentes viven, con la pandemia aún reciente, y su conformismo o inercia respecto a la innovación tecnológica", subraya Fad.

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