El PSOE esquiva a medias a Bildu e intentará evitar dar munición al PP de cara al 23-J

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la presidenta de Navarra, María Chivite. Imagen de archivo.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la presidenta de Navarra, María Chivite. Imagen de archivo.
Eduardo Sanz / Europa Press
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la presidenta de Navarra, María Chivite. Imagen de archivo.

El PSOE evita el elefante en la habitación: EH Bildu. A medias, pero lo esquiva. Pese a su subida en votos, los socialistas no apoyarán que la formación abertzale lidere el Ayuntamiento de Pamplona y tampoco les introducirán en el gobierno de Navarra. Aunque en este último caso sí necesitarán su abstención en el caso de que la socialista María Chivite prevea reeditar el gobierno autonómico, conformado por el PSOE, por Geroa Bai y la marca de Podemos en la comunidad. Es una decisión que no es nueva, pero que llega al comienzo de un nuevo camino electoral hacia el 23 de julio, cuando se celebrarán las elecciones generales con su campaña electoral. Y con el PP viendo de cerca estos movimientos.

Fue la candidata del PSN de Pamplona, Elma Saiz, quien anunció ayer que no facilitarían a Bildu la gestión del Ayuntamiento. De hecho, retó a los abertzales a apoyar un "gobierno progresista desde la centralidad" con la misma fórmula que la de la autonómica: PSN, Geroa Bai y Contigo Navarra. Es una fórmula, eso sí, que se prevé poco factible, puesto que EH Bildu ha logrado ser segunda fuerza en el municipio con ocho concejales, por detrás de UPN, con nueve. El PSOE fue tercero. En 2019, recuerdan fuentes de los socialistas navarros, la situación fue la misma: el PSN se votó a sí mismo y, por lo tanto, facilitó que UPN se hiciera con el Ayuntamiento por ser la lista más votada, como marca la ley electoral.

La postura es similar respecto a la investidura de Chivite, una de las pocas líderes del PSOE que podría sobrevivir al tsunami azul del pasado domingo junto a Emiliano-García Page en Castilla-La Mancha y Adrián Barbón en Asturias. Cuatro años atrás, la socialista propuso su alternativa de coalición y Bildu se abstuvo. Lo hizo tras consultarlo a la militancia, que apoyó masivamente la decisión -un 75% la respaldó-. Es la estrategia que los socialistas seguirán esta vez. "Con Bildu no negociaremos la investidura. Tampoco formaremos gobierno con ellos", aseguraba una fuente cercana a Chivite hace semanas, cuando las encuestas auguraban un resultado similar al derivado de las urnas. Y piensan cumplir.

Lo que sí ha hecho el PSN en esta legislatura ha sido llegar a acuerdos puntuales con la formación abertzale, como lo ha hecho el Gobierno de Pedro Sánchez. Y en materias de alta importancia: apoyaron el decreto del escudo social con las medidas antiguerra y la ley de vivienda, que el Ejecutivo permitió que rentabilizaran con una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, es un arma de doble filo para el PSOE, puesto que es la principal crítica que les hace el PP.

También, una de sus bazas fundamentales. Más aun, después de que la inclusión de condenados por terrorismo en las listas de Bildu para las municipales reventase la primera semana de campaña electoral del PSOE. De hecho, dejó a un lado la estrategia de los anuncios del presidente, que vivió su enfrentamiento más encarnizado con Alberto Núñez Feijóo en el Senado y tuvo que decirle a Bildu en el Congreso que se habían equivocado. La estrategia del PSN facilita, pues, la campaña a Sánchez para el 23 de julio. O, al menos, no se la complica, que no es poco.

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