Capear la "hemorragia" emocional y pasar del shock al intento de remontada en una nueva cita con las urnas el próximo 23 de julio. Pero no solo. En el listado de tareas pendientes que tenía el PSOE estos días también estaba algo básico en las resacas electorales: el balance real de las elecciones del pasado domingo. Y los socialistas ya lo han hecho, con un sabor a decepción pero en parte con buenas sensaciones. Como sea que puedan convivir estos dos conceptos en un partido que ha perdido casi todo el poder territorial, pero que ha cosechado un porcentaje de voto similar al que Pedro Sánchez logró en las últimas elecciones generales. A eso se agarran los fontaneros de Ferraz, cuartel general del PSOE, para poner las luces largas y emprender el camino hasta dentro de 53 días.

En Cantabria, La Rioja, Aragón, Madrid, Comunidad Valenciana, Baleares, Murcia, Ceuta y Melilla, el partido más votado fue el PP, que podrá gobernar en todos esos territorios. También, en Extremadura o Canarias, donde el PSOE sí quedó en primera posición pero la suma de las izquierdas no alcanza la mayoría. Los socialistas, pues, solo podrán reeditar los ejecutivos de Castilla-La Mancha -con la mayoría absoluta de Emiliano Garcia-Page-, Asturias y Navarra, con la necesaria abstención de EH Bildu en esta última autonomía. 

En lo referido a las municipales, los 'populares' ganaron en un total de 27 capitales de provincia, superando en trece al PSOE. En el cómputo global, el PP cosechó algo más de siete millones de votos, el 31,53%. El PSOE, por su parte, se quedó con 6.291.812 papeletas, el 28,12%. Una diferencia de casi tres puntos y medio. "Tenemos mucho margen de recuperación", señaló ayer la ministra portavoz, Isabel Rodríguez.

Es el argumentario que también defienden en Ferraz. "Hay datos", dice un miembro del Comité Electoral, que se ha reunido casi todos los lunes desde hace semanas. Fuentes socialistas añaden que el golpe es "en poder institucional", pero no en votos. "Hemos perdido más poder institucional que votos", señalan. Toda vez que atañen el aumento de apoyos de los populares a la absorción total de Ciudadanos, que finalmente ha declinado presentarse a las próximas generales por cuestiones obvias. La subida del PP en cuatro años ha sido de casi dos millones de votos y los naranjas tuvieron en 1,8 millones en 2019. Destacan, además, que los 400.000 votos perdidos de los socialistas "no se han ido a ningún sitio", sino que se han abstenido.

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Todo ello provocó que la diferencia entre populares y socialistas fuera de más de 760.000 votos. Y en Ferraz bajan a los territorios. "De esos 800.000, 700.000 están en Madrid", donde Isabel Díaz Ayuso (PP) ha logrado la mayoría absoluta. Destacan también la situación en Andalucía, antaño feudo socialista. "Allí hemos recuperado el 45% del voto que perdimos en las elecciones en las que Juanma Moreno Bonilla" sacó absoluta, hace un año. "Solo nos han sacado 100.000", insisten.

La otra lectura que en público y en privado hacen miembros del Gobierno y de Ferraz es que, si la izquierda quiere seguir gobernando tras el 23-J, es necesario que el espectro de Unidas Podemos y Sumar vaya en una misma lista. Tienen, de hecho, menos de diez días. "Mientras Vox entraba en los ayuntamientos con mínimo tres concejales, las marcas de la izquierda o no entraban o sacaban uno", reflexiona la misma fuente. Como ejemplos, la Comunidad Valenciana, donde Podemos no entró, o Extremadura, donde los morados quedaron un escaño por debajo de los de Santiago Abascal. Y en ambos territorios es previsible que se pierda el gobierno. La cuenta atrás ya está en marcha.