Ernest Maragall (ERC): "Barcelona pide un gobierno estable y no un pacto de sillas, y eso es lo que estoy comprometido a conseguir"

Quedan pocos días para para las elecciones. Las encuestas sitúan a ERC en cuarta posición ¿Qué percepción tiene usted?Estoy tranquilo y confiado en lo que estamos haciendo, en lo que proponemos y en lo que estamos recibiendo de la gente en contraste con lo que reflejan los sondeos. Aquí en Les Corts, por ejemplo, ganamos y ganaremos. Además, las encuestas también reflejan que hay un porcentaje muy alto de indecisos. De manera que todo está abierto y esta semana va a ser movida, interesante y decisiva.  

Asegura usted que ERC es la verdadera alternativa a un pacto entre Trias y Collboni, a la sociovergencia. ¿Por qué?Hay una distinción clara en términos de concepto de ciudad y de propuesta de transformación, sobre cómo abordar el cambio climático, la desigualdad, el problema de la vivienda, la movilidad, ...
Barcelona necesita ambición, autoestima, necesita pensar en grande, necesita crear, necesita mirar lejos.  

La clave el 28-M estará en los indecisos ¿Con quién se disputa más votos Esquerra?sa es una de las características de ERC, el resto de fuerzas políticas se dirigen a públicos y a sociologías muy definidas, nosotros en cambio tenemos la capacidad, la obligación y la posibilidad de dirigirnos a una amplísima capa de la sociedad, a todo el mundo que se siente de Barcelona.   

Si usted es la fuerza más votada el 28-M ¿Está abierto hacer un gobierno con Colau o con Collboni?Yo estoy abierto a formar gobierno en base a nuestro proyecto, en base a nuestra concepción. Barcelona quiere y pide un gobierno coherente, un gobierno fuerte y estable que se base en un proyecto compartido. Por tanto mi obligación y mi convicción es que debemos tener un acuerdo basado en una estrategia en profundidad.
Pero ha de ser un gobierno de proyecto, no un acuerdo de poderes, no un acuerdo de sillas como fue en 2019. No puede ser un reparto de cargos, sino una definición de proyectos. Barcelona pide un gobierno estable y no un pacto de sillas. Eso es lo que estoy comprometido a conseguir.

Y en el caso que no sea la fuerza más votada, usted asegura que se votará así mismo.En principio sí, me votaré a mí mismo. Pero primero que hemos de saber es en qué lugar nos pondrán los ciudadanos a cada uno.
Yo espero y creo que puedo ser la fuerza más votada y que estaremos en condiciones de abrir el diálogo en diversas direcciones.     

Por su experiencia anterior en el Ayuntamiento, usted conoce perfectamente la Barcelona de los pactos de izquierdas.En Barcelona hay una evidente pulsión de progreso, de cambio, de calidad de vida, de cohesión social, que precisamente ahora mismo está en juego. Hemos tenido un gobierno autocalificado de progresista que no ha sabido preservar ese equilibrio social. Las desigualdades han aumentado.
Por tanto yo creo que la aportación de Esquerra ese sentido es concreta, tangible y necesaria. Y ese campo real es en el que, eventualmente, debemos acabar llegando a acuerdos útiles para el interés general de la ciudad.

Con la ley de vivienda aprobada, cree que se puede solucionar el problema de la vivienda en la ciudad de Barcelona.Es un instrumento potente para atacar la emergencia y obtener resultados tangibles en la contención de los precios de alquiler y poner coto a lo que ahora es, en buena medida, consecuencia de una falta de políticas de vivienda protegida y asequible.
Los precios del alquiler han subido prácticamente un 50% en los últimos 8 años con este gobierno que se proclamaba solucionador definitivo en esa cuestión, es la ilustración más potente de su fracaso. De modo que ahora hay que actuar y rápido. La Generalitat tiene que desplegar y el Ayuntamiento tiene que gestionar y decidir. 

El legado del alcalde Pasqual Maragall está muy presente en esta campaña por parte de todos los candidatos. ¿Por qué?orque es una evidencia política, social e histórica de que ese periodo fue cuando la ciudad dio el salto que ahora nos permite considerarnos una de las mejores ciudades del mundo. Pero al mismo tiempo es evidente que hay que hay que mirar al presente y al futuro con la misma actitud, cosa que no observo en ninguna otra candidatura. Esa izquierda que hoy nos está gobernando, y que también compite por ese legado, ha sido incapaz de asumirlo. Proclama el legado, lo usa, lo abusa, pero no actúa en el mismo sentido.  

Hablemos de esa Barcelona que mira hacia el 2030. Plantea usted una ciudad abierta...Existe el tópico de que la ciudad está acabada, y es evidente que no es no es así, hay mucha ciudad por crear y muchos límites por ganar. Barcelona con el mar, Barcelona con la montaña, Barcelona con el Besòs, con el área metropolitana. Y también en el centro de la ciudad hay cuestiones de fondo que reclaman una ciudad nueva: Ciutat Vella tiene que ser ciudad nueva también. Y qué decir del Eixample, se le está maltratando, se le está cambiando el carácter contra su propia voluntad y contra su propia identidad de fondo. 

Propone usted la figura del alcalde de noche como en otras capitales europeas.La ciudad está viva las 24 horas del día y hay que ser inteligente para interpretar esa vida en el mejor sentido. Pensar qué conviene que pase de noche, y qué conviene que no pase. Plantear actividades interesantes y positivas es el mejor antídoto para garantizar la convivencia, la seguridad y el descanso de los vecinos.

El lema de su campaña es ‘Un alcalde para todos’. ¿Cree que el Ayuntamiento ha dado la espalda a la ciudadanía durante estos 8 años ?Este gobierno ha convertido el Ayuntamiento en una fábrica de clientelismo, ha roto puentes con inmensos sectores, entidades y movimientos ciudadanos de todo tipo económicos, profesionales culturales, del tercer sector, de los servicios a las personas... Y en cambio, ha blindado un espacio mucho más reducido y limitado de próximos fieles y amigos. 

¿Le irá mejor a Barcelona sí tiene un alcalde de Esquerra Republicana y en el otro lado de la Plaza de Sant Jaume también hay un Gobierno de Esquerra?La respuesta es claramente en positivo. Es momento de sumar, es momento de expresar con todas las consecuencias una capacidad de alianza explícita, no entre partidos si no entre ciudad y país, entre Ayuntamiento y Generalitat. Existen todas las razones para concretar esta alianza y verificar que es mucho mejor que las teorías que siguen abonando el tópico del enfrentamiento y del equilibrio estéril entre una y otra parte de la plaza Sant Jaume.  

En cuanto a movilidad, plantea usted la construcción de un tercer túnel de Rodalies por el Morrot para esponjar el transporte públicoEse tercer túnel aumentaría en un 50% la capacidad de nuestro sistema de transporte público por ferrocarril si lo comparamos con los dos túneles actuales. De manera que aquí hay una posibilidad, yo diría que una exigencia para esta ciudad. Es una decisión que no depende solo del Ayuntamiento, pero nosotros vamos a tomar la iniciativa para tratarlo con el Gobierno central, que es quien tiene todavía hoy –lamentablemente– el control de las inversiones o de las no inversiones; y con la Generalitat para tratar de la gestión de las Rodalies. Lo vamos a plantear dónde y cómo debe ser para acelerar al máximo esa decisión y dar respuesta al problema de la movilidad que hoy tanto nos inquieta y nos disgusta.  

Habla de movilidad dentro y fuera de la ciudad de Barcelona.Es que la cuestión de la movilidad se nos planteado como si Barcelona fuera adversaria del área metropolitana, y es evidente que la cuestión de fondo es cómo regulamos esa conexión, no es solo la movilidad de los barceloneses dentro de Barcelona, es sobre todo la cuestión de la relación, de la interconexión con la metrópolis.  

¿Y cuál es la solución? A medio y largo plazo, la única respuesta de real es el transporte público y más Rodalies. La respuesta es trenes, trenes y más trenes, y los Ferrocarriles de la Generalitat y también las redes de autobuses interurbanos adecuadas. Todo ello acompañado de la propuesta de crear una red de aparcamientos disuasorios de conexión con el transporte público.