Un grupo de investigadores del Centro Regional de Fukushima para el Estudio del Medio Ambiente y los Niños de Japón, ha realizado un análisis a más de 65.000 bebés y han descubierto que aquellos que estuvieron expuestos durante su desarrollo fetal y durante la etapa inicial de desarrollo a perros y gatos domésticos de interior, tenían menos alergias alimentarias en comparación a los demás.
Según señala la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, alrededor del 1-3% de adultos y de un 4-6% de menores de edad sufre algún tipo de consecuencias adversas ante el consumo de determinados alimentos o de ingredientes alimentarios. En el mundo, son cerca de 520 millones de personas quienes padecen estas alergias.
Que la convivencia con perros y gatos aporta numerosos beneficios a la infancia en temas de salud física y psicológica está ampliamente estudiado y documentado, pero con este estudio se suma la hipótesis largamente sugerida de que también eran eficaces para prevenir enfermedades alérgicas.
Menos alergias al huevo, la leche, las nueces y el trigo
En el estudio, Hisao Okabe, el investigador principal, junto con su equipo, ha examinado si la exposición de los bebés a diferentes animales domésticos afectaba a las alergias alimentarias. Para ello, hicieron un seguimiento de más de 65.000 bebés a lo largo del primer trimestre de gestación, el parto y el primer mes de vida. Cerca de un 22% de los niños del estudio estuvieron expuestos a perros y gatos de interior durante su etapa fetal, y fue el grupo que tenían significativamente menos probabilidades de experimentar alergias alimentarias.
Entre los hallazgos obtenidos, se ha relacionado que la convivencia con perros ayuda a evitar el desarrollo de alergias a los huevos, la leche y las nueces. La exposición a convivir con gatos, mientras tanto, parece que ayuda a reducir el riesgo de alergias a los huevos, el trigo y la soja.
Sorprendentemente, al incluir otros animales de compañía, los resultados revelaron que la exposición de los niños durante las etapas de control del estudio a la convivencia con hámsteres aumentaba el riesgo, casi un doble, a desarrollar alergia a las nueces.
La explicación a esto está en la exposición excesiva a los alérgenos de las nueces a través de la piel, un ingrediente que abunda en la alimentación para estos pequeños roedores. “Por lo tanto, lavarnos las manos y mantener a los hámsteres alejados de los bebés puede minimizar el riesgo de alergia a las nueces”, proponen los autores.
La convivencia durante la etapa fetal y de recién nacidos con tortugas o con aves no mostró ninguna asociación relevante que influyera en el desarrollo de alergias alimentarias.
A pesar de los resultados, el mecanismo biológico exacto de cómo se vincula la exposición a animales domésticos y las alergias sigue sin estar claro, pero los expertos apoyan como hipótesis más razonable que la convivencia con perros y gatos fortalece el microbioma intestinal de los bebés, bien directamente o bien indirectamente a través del entorno del propio hogar y del microbioma de los padres.
La investigación se basó en datos proporcionados por los participantes del estudio, que se complementaron con información de los registros médicos obtenidos durante el primer trimestre del embarazo, en el momento del parto y en el chequeo realizado un mes después. Por lo tanto, la exactitud de los resultados depende de la capacidad de los participantes para recordar y proporcionar información precisa sobre sus animales de compañía y la presencia de alergias alimentarias en sus hijos. Por ello, los autores señalan la necesidad de continuar con más investigaciones y determinar si hay una relación causal.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios