Los embajadores de la UE cierran el acuerdo para prohibir vender coches de combustión para 2035 que rechazaron Alemania e Italia

El objetivo de descarbonización para los vehículos nuevos será del 100% a partir de enero de 2035.
El objetivo de descarbonización para los vehículos nuevos será del 100% a partir de enero de 2035.
Carlos Gámez
El objetivo de descarbonización para los vehículos nuevos será del 100% a partir de enero de 2035.

Visto para sentencia. Los embajadores de los países de la UE han cerrado este lunes formalmente el acuerdo para que a partir de 2035 no puedan venderse más vehículos de combustión después del acuerdo político entre la Comisión Europea y el Gobierno de Alemania, que hace unas semanas rechazó de forma súbita un acuerdo ya cerrado, y que también ha salvado la oposición de Italia. Ahora está previsto que los ministros europeos de Energía lo ratifiquen en la reunión que celebrarán este martes en Bruselas.

"El COREPER [Comité de Representantes Permanentes] ha aprobado el acuerdo sobre los niveles de CO" para los vehículos y se pondrá en la agenda del Consejo de Energía y Transportes para su adopción final", ha anunciado la Presidencia sueca de la UE, sobre un trámite este martes para el que no hará falta más negociación, explican fuentes diplomáticas.

De este modo, la UE revisa al alza los objetivos de reducción de emisiones de los turismos nuevos y de los vehículos comerciales ligeros nuevos que figura desde 2021 en un reglamento europeo. Fijaba objetivos de descarbonización que deberían cumplir los nuevos coches ligeros que fueran entrando en el mercado europeo a partir de 2024 y que ahora serán más elevados.

La novedad más importante es que se añade un apartado que indica que a partir del 1 de enero de 2035 el objetivo medio de descarbonización tanto para el parque de turismos nuevos como de vehículos comerciales ligeros nuevos debe ser del 100%. Es decir, que a partir de entonces en la UE no venderán coches de combustión, que se muevan con gasolina o gasoil.

Además, la reforma legal incrementa los objetivos de descarbonización en los años previos. Si el reglamento de 2021 establecía una reducción de las emisiones medias de CO2 del parque de turismos nuevos, ahora se eleva al 55% de reducción. Donde preveía una reducción de 31% en el caso de las emisiones medias del parque de vehículos comerciales ligeros nuevos para 2030, ahora será un 50%.

Súbito rechazo de Alemania

Este es el acuerdo que alcanzaron el 22 de febrero el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo pero que quedó en el aire a principios de marzo cuando, de manera inesperada y con pocos precedentes, Alemania decidió echar marcha atrás. Lo hizo en una reunión del Comité de Representantes Permanentes (COREPER), de los embajadores de los gobiernos de la UE en Bruselas, que es donde este lunes se ha acordado dar luz verde a a nueva regulación después del acuerdo bilateral que cerraron el sábado pasado Alemania y la Comisión Europea.

"Hemos llegado a un acuerdo con Alemania sobre el uso futuro de los electrocombustibles en los coches", anunció en Twitter el vicepresidente ejecutivo comunitario y encargado del Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, un día después de que el propio canciller alemán, Olaf Scholz, afirmara ante la prensa al final del Consejo Europeo que las negociaciones iban "por el buen camino" y que habría acuerdo. "

El freno al reglamento para prohibir la venta de vehículos que emitan CO2 a partir de 2035 ha sido el principal sobresalto que Alemania ha dado en los últimos meses a sus socios europeos, que observan cómo las dificultades por las que pasa la coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales en Alemania se plasman cada vez más en súbitos cambios de rumbo y posiciones inverosímiles en Alemania que, por ejemplo en este caso de la descarbonización de los vehículos, ha llevado a Scholz a rechazar un acuerdo ya cerrado y a alinearse con el gobierno italiano de ultraderecha de Giorgia Meloni, y también con Polonia y hasta con Hungría.

En lugar del objetivo de 100% descarbonización en 2035 y prohibir la venta de coches de gasolina y gasóleo, Alemania planteó hace unas semanas una alternativa que desde otros gobiernos europeos era vista como una mezcla de excusa o brindis al sol. Berlín quería que se permitiera seguir fabricando vehículos de combustión pero que en lugar de quemar gasolina y gasoil quemaran combustibles sintéticos, fabricados de CO2 capturado y agua. El problema es que de momento estos no se producen a gran escala, que la industria no está adaptados a ellos y que son muy caros. 

A pesar de ello, el sábado pasado la Comisión Europea se comprometió con Scholz a presentar una propuesta sobre el empleo de combustibles sintéticos en algunos vehículos a cambio de que Alemania desbloqueara el acuerdo.

Aquel movimiento fue interpretado en Bruselas y en algunas capitales europeas como la respuesta dentro de la coalición al resultado de las elecciones regionales y municipales de febrero pasado, que reflejaron una caída del SPD de Scholz -que, junto con Los Verdes, perdieron Berlín- y un resurgimiento de la conservadora CDU. Como consecuencia, se ha producido dentro de la coalición del Gobierno una recolocación de posiciones según la cual -en esta cuestión de los vehículos de combustión- Scholz se alineó con el mensaje de los liberales de no tomar ninguna decisión que en un momento tan sensible pudiera perjudicar a la poderosa industria automovilística alemana -creadora de miles y miles de puestos de trabajo- y en la que Los Verdes llevarían la de perder, como ya se había visto anteriormente, también en Bruselas, en las negociaciones sobre el límite al precio del gas, donde el aperturismo del vicecanciller y ministro de Economía, el verde Robert Habeck, fue rechazado en plena negociación cada vez que llamaba a Berlín para consultar.

Rechazo de Italia y Polonia

El acuerdo de este lunes del COREPER también ha superado la oposición de Italia y Polonia que, junto con Berlín y lo que se observa como unos motivos meramente de política interna, también refutó la decisión de electrificar todo el nuevo parque automovilístico europeo para 2035. 

A principios de marzo Roma y Varsovia dejaron por escrito sendas declaraciones de sus embajadores en las que mostraban su oposición. Este mismo domingo y tras anunciarse el acuerdo con Alemania, el ministro de Transportes italiano, Matteo Salvini, insistió en que para él "la partida no ha terminado".

"Al fijar un objetivo de reducción de las emisiones del 100 % de aquí a 2035 y al no contemplar ningún incentivo para la utilización de carburantes renovables, la propuesta de Reglamento no es acorde con el principio de neutralidad tecnológica, y, por consiguiente, Italia no puede apoyarlo", decía el texto italiano, que afirma la importancia de reducir las emisiones de los vehículos para luchar contra el cambio climático pero también hacía hincapié en los "enormes cambios en el conjunto del sector automovilístico", que podrían provocar "evitar efectos económicos, industriales y sociales indeseados", y también sobre la población con menores recursos económicos que más dificultades tiene para acceder al vehículo eléctrico.

"Polonia se opone firmemente a la adopción de este acto legislativo", añadió la declaración del embajador polaco, en protesta por "las nuevas tarifas y cargas que se trasladan a los ciudadanos, por ejemplo mediante el aumento del coste del acceso a los combustibles" y los "costes adicionales" que deberían asumir los fabricantes.

Punto extraño

El acuerdo de los embajadores de este lunes despeja el camino y la prohibición para que en 2025 se venda en la UE vehículos de combustión será ratificado este martes por el Consejo de Energía en el que participará la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que el sábado pasado difundió un mensaje dando la bienvenida al acuerdo entre la Comisión y Alemania.

"Es muy buena noticia que por fin se haya llegado a un solución que permita que el gobierno de Alemania se sienta cómodo y desatacar este punto extraño en el que estábamos", dijo Ribera el sábado. Con el acuerdo bilateral que se alcanzó entonces y que hoy han cerrado los embajadores de los Veintisiete y mañana ratificarán los ministros, "ponemos punto y final a este episodio de último minuto y seguimos avanzando en el compromiso de siempre en Europa" de reducción de emisiones, añadió.

Tras el acuerdo de este lunes entre los embajadores, la aprobación de la modificación del reglamento para reducir las emisiones de los vehículos será un mero trámite en un Consejo de Energía en el que está previsto que los ministros aprueben la propuesta de la Comisión para prorrogar un año más, hasta final de marzo de 2024, el plan de ahorro de consumo de gas natural, con un objetivo de reducción voluntaria del 15% y también en el caso de que la situación de desabastecimiento de varios Estados miembros llevará a declarar un estado de alerta, en cuyo caso se mantendría para España un objetivo menor de recorte de consumo obligatorio, de entre el 7-8% frente al 15% general.

Además, será la primera vez que los ministros europeos de Energía -o de Transición Ecológica, como el caso español- examinen de forma conjunta la propuesta de la la Comisión Europea para "revisar" el mercado europeo de la electricidad. Se trata de una modificación mucho menor a la reforma desde la base que planteaban países como España. Aunque ve margen para "enriquecer" un acuerdo que quiere bajo su Presidencia de la UE, en el segundo semestre del año, el Gobierno español ha mostrado su "satisfacción" con planteamiento de la Comisión que, aunque diferente en algunas cuestiones clave, comparte el objetivo de promover la generación renovable y abaratar el precio de la electricidad para hogares y negocios.

Los ministros también intentará alcanzar una orientación general sobre dos propuestas legislativas sobre los mercados del gas natural y de los gases renovables y del hidrógeno de la UE, sobre la que ya empieza a colarse la espinosa cuestión de qué consideración dar a la energía nuclear, de bajas emisiones de CO2 y que países como Francia y Suecia quieren equiparar a las renovables a efectos de los objetivos para descarbonizar la economía europea en 2050 y que cuenta con la oposición  de otros países, con España a la cabeza.

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