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De la anticipación a la adaptación, consejos para lidiar con las alteraciones navideñas en niños con discapacidad

Una niña abre el calendario de adviento
Una buena forma de trabajar la anticipación es a través de calendarios
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Una niña abre el calendario de adviento

Finaliza el trimestre escolar y comienzan las vacaciones de Navidad para miles de niños en España. Un periodo de ilusión y felicidad en el que la rutina cambia. Durante dos semanas, no solo se produce un parón en las clases y hay más tiempo libre, sino que también son fechas de alteraciones en horarios, comidas y entorno que, a algunos niños con discapacidad intelectual, pueden desestabilizarles.

Cada niño es diferente y, dependiendo de su patología y grado de afectación, su tolerancia a estos cambios será mayor o menor. Lo importante en estos casos es conocer al menor, sus preferencias, preocupaciones, obsesiones…etc, para anticiparnos y adaptarnos a ellas, de tal forma que pueda disfrutar lo máximo posible de las fiestas navideñas. A continuación, Susana Lominchar y Sara Serrano, directora y coordinadora terapéutica del colegio de educación especial de la Fundación Querer, respectivamente, dan una serie de consejos para afrontar las alteraciones navideñas con niños con discapacidad intelectual.

Anticipación al cambio

Para muchos niños con discapacidad, la invariabilidad del entorno es especialmente importante. Por ello, es recomendable que, en estas fechas especiales, de muchos cambios, les anticipemos lo que va a suceder, por qué vamos a hacer las cosas diferentes o qué actividades se van a realizar, respondiendo a todas las preguntas que les puedan surgir. También es aconsejable explicarles que se trata de un periodo limitado y que, cuando termine, volverá a su rutina habitual. De esta forma, prepararemos al niño para que viva los cambios con más naturalidad y menos angustia.

"Sobre todo, es importante anticiparle los días claves: Nochebuena, Nochevieja, Reyes… Decirle dónde vamos a ir, con quién vamos a estar, qué vamos a hacer… tanto los días de antes como ese mismo día, que se lo recordaremos aún más", explica Sara Serrano, psicóloga infantil y coordinadora terapéutica del colegio de la Fundación Querer, especializado en trastornos del lenguaje y el aprendizaje.

Esa anticipación se puede aplicar también a los regalos. Muchos niños no comprenden bien en qué consisten o no les agradan las sorpresas, pero "si anticipas bien durante un tiempo y esa misma mañana", asegura Serrano, "no tendría por qué haber problemas". "Si, por ejemplo, es un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA), es mejor que los abra tranquilamente, con poca gente y de su entorno cercano", añade.

Una buena forma de trabajar esta anticipación es a través de apoyos visuales como calendarios o historias sociales, que facilitan la comprensión al niño. En el caso de los calendarios, es recomendable que sean atractivos visualmente, pueden tener incluso motivos navideños, y pueden repasarse diariamente. Si se trata de un niño con dificultades en el lenguaje, se pueden usar pictogramas. "Se pueden marcar los días importantes con dibujos característicos de la fiesta: Papá Noel, los Reyes Magos, las uvas… Así ellos lo relacionan y les centras en lo que va a ocurrir", cuenta Serrano.

Mantener rutinas flexibles

Muchos niños con discapacidad intelectual se sienten cómodos y tranquilos en rutinas rígidas. Necesitan estructurar y organizar su tiempo incluso en vacaciones. Pero en estos días, en los que desaparece la rutina escolar y comienza el tiempo libre, es inevitable que cambien ciertos hábitos. No obstante, debemos tratar de mantener ciertas costumbres, sobre todo si no son los días especiales. "Dentro de esa anticipación y de que los horarios pueden ser un poco más flexibles, estos niños sí necesitan seguir unas rutinas que no entorpezcan el día a día de momentos familiares", explica Susana Lominchar, directora del colegio.

En este sentido, es recomendable generar una rutina flexible en vacaciones: "Contarle que nos vamos a levantar sin que oigamos el despertador, después desayunamos, nos aseamos y vestimos. Si salimos fuera de casa, anticipamos dónde vamos a ir el día de antes y, si nos quedamos, planeamos rutinas dentro: recogemos la casa, por ejemplo, y así ayudamos a que aprendan autonomía". Si nos desplazamos de casa, es aconsejable seguir también esa rutina de vacaciones en el lugar nuevo. "Si el niño normalmente duerme solo, que siga durmiendo solo. Y si no se puede, anticipárselo", explica Serrano.

Lominchar cuenta que, desde el colegio de la Fundación Querer, es habitual mandar pequeñas tareas para que los alumnos realicen durante vacaciones. "Son útiles para ellos porque si paran durante mucho tiempo se les puede olvidar lo aprendido", cuenta. Serrano, por su parte, aconseja dedicar una media hora cada día a repasar, "con juegos de estimulación cognitiva, con los que trabajas, pero de una forma más lúdica". Precisamente ese es el objetivo que persigue el Campamento de Navidad de la Fundación Querer, dirigido a niños con dificultades de aprendizaje: estimular, de forma lúdica, distintas áreas como la creatividad e imaginación, la lectura y escritura, la psicomotricidad o la atención y la memoria.

Adaptarnos a su realidad

Durante los días de Navidad, los niños se enfrentan a distintos estímulos sensoriales que les pueden descuadrar: ruidos, luces, olores…etc. Dependiendo del niño, habrá que valorar cuáles le provocan una alteración importante y evitarlo en la medida de lo posible. "Hay que adaptarnos a las necesidades de nuestro hijo y dar prioridad siempre a su bienestar", mantiene la psicóloga. De esta forma, evitaremos realizar compras navideñas o pasear por lugares concurridos si las luces, el ruido o las aglomeraciones le aturden, o no prolongaremos las comidas navideñas si le agotan.

La decoración navideña de la casa puede suponer, en algunos casos, una alteración también para el menor. "Quizá le puede chocar si se van por la mañana al colegio y cuando vuelven está todo colocado. Pero si les incluyes y les haces partícipes, les suele gustar. En nuestro colegio, todos colaboran en la decoración, ponen cada uno una bola en el árbol de Navidad y les encanta", asegura la directora del centro. Sin embargo, puntualiza, si hay algún elemento que les altere, como las luces en el árbol, "lo quitamos, no pasa nada, porque al final es su contexto y tienen que estar tranquilos y a gusto".

Tranquilidad y normalidad

Las fiestas navideñas son fechas de cambios de horarios, comidas, entorno... También de reencuentros familiares y de relacionarse con personas con las que, en muchas ocasiones, no están habituados a estar. Conviene, entonces, "anticipar a estos niños, por ejemplo, con fotos, quiénes son" para que el día que les vean les pille lo menos de sorpresa posible.

Por otro lado, es aconsejable dar pautas también a los familiares que no pertenezcan al entorno habitual del niño y no estén acostumbrados a tratar con él para que no lo agobien con preguntas o muestras de cariño que le puedan poner nervioso y desestabilizar. En cuanto a los padres, "deben enfrentar las Navidades desde la tranquilidad porque esa tensión se puede transmitir a sus hijos" y, por ejemplo, en encuentros sociales, "no caer en rutinas dinámicas en las que le hagan sentirse presionado a hablar o mostrar cariño frente a otros", explica Lominchar. El objetivo final es que el niño viva estos días con la mayor tranquilidad y naturalidad posibles para que pueda disfrutarlos al máximo y volver a la rutina después con facilidad.

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