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Entrevista

Susana Lominchar, directora de ‘El Cole de Celia y Pepe’: "Estos niños tienen potencial de aprendizaje y no hay que ponerles límites"

Susana Lominchar, directora del colegio de educación especial 'El Cole de Celia y Pepe'.
Susana Lominchar, directora de 'El Cole de Celia y Pepe'.
Patricia Marcos Sanz
Susana Lominchar, directora del colegio de educación especial 'El Cole de Celia y Pepe'.
Susana Lominchar, directora de 'El Cole de Celia y Pepe'.
Patricia Marcos 

Susana Lominchar llevaba más de tres décadas vinculada a la educación ordinaria cuando, hace un año y de forma “totalmente inesperada”, la presidenta de la Fundación Querer, Pilar García de la Granja, le invitó a “ser una inconsciente" y acompañarle en su labor en ‘El Cole de Celia y Pepe’, centro de educación especial ubicado en Madrid, especializado en niños con trastornos en el lenguaje.

Agradecida por el bagaje profesional que le ha dado su paso por colegios de educación ordinaria, consideró la oportunidad como uno de esos “trenes que pasan una vez en la vida” y decidió retomar algo que estaba latente desde sus inicios como estudiante de Magisterio: la educación especial.

Tras un primer año como directora de 'El Cole de Celia y Pepe' lleno de “aprendizaje”, pero también, reconoce, de “muchas dudas”, Lominchar afrontar este nuevo curso -que contará con más de una treintena de niños entre los 3 y los 16 años- con mayor tranquilidad, mucha ilusión y, sobre todo, “como un nuevo reto”.

Después de un año trabajando con niños con trastornos del lenguaje en un centro de educación especial, ¿ha cambiado tu visión sobre la labor que se hace con estos niños?Mi visión ha cambiado radicalmente. ‘El Cole de Celia y Pepe’ es un colegio de educación especial que surgió para rellenar un vacío que existía entre lo que consideramos un colegio de educación ordinaria y uno de educación especial, más específico en ciertos trastornos, pero no en niños con síndromes y enfermedades diferentes. Para mí ha sido un mundo muy diferente porque he comprobado en primera línea como estos niños tienen potencial de aprendizaje y no hay que ponerles límites. Nosotros siempre vamos un poquito más allá, creemos en esa individualización y personalización e intentamos unificar diariamente la parte académica con la parte de terapias, que consideramos imprescindible para ayudarles a desarrollar su aprendizaje.

La inclusión empieza por dar a cada niño lo que necesita

La nueva ley de educación, conocida como 'Ley Celaá', pretende que, en 10 años, los centros de educación ordinaria puedan atender al “alumnado con discapacidad” y que los de educación especial les sirvan “de referencia y apoyo”. ¿Está nuestro sistema educativo capacitado para esto?Los colegios de educación ordinaria no creo que estén preparados ahora mismo. Yo creo que aquí hablamos de un tema de recursos y de formación. Además, también hay una realidad, estos niños se encuentran más seguros en un entorno más reducido. En los colegios ordinarios hay mínimo 20-25 alumnos por clase, nosotros trabajamos con no más de ocho. Entonces, no es lo mismo y no puede ser lo mismo. Yo estoy a favor de la inclusión, pero la inclusión empieza por dar a cada niño lo que necesita. Tiene que haber una concienciación social, lo primero, aceptar que cada niño necesita cosas diferentes y debería existir también la libertad de poder decidir. 

En vuestro caso, además, podéis presumir de ser el primer centro en la Comunidad de Madrid que ha conseguido que 14 niños de educación especial regresen a la educación ordinaria. ¿Es vuestro objetivo?No es nuestro objetivo. A mí me gusta ser muy cauta cuando doy este dato porque parece que aquellos que no lo consiguen no han llegado a cumplir el objetivo, han fracasado. Para nada, nosotros trabajamos con los niños potenciando de manera intensiva e individual a cada uno, siempre sin marcarnos límites, creyendo en sus capacidades. 

Algunos de ellos, después de una adaptación curricular intensiva, creemos que se pueden incorporar a un colegio ordinario con ciertos apoyos porque han adquirido las herramientas necesarias y estamos orgullosos de conseguirlo. Pero hay muchos otros que no llegarán por sus necesidades y sus características y se van a quedar con nosotros avanzando y llegando a sus metas día a día que tienen que ser, además, muy valoradas porque hacen un gran esfuerzo.

Es muy importante que los niños aprendan una autonomía y a integrarse en una sociedad en la que encuentran limitaciones

Defiendes que estos niños no tienen que sentirse diferentes. ¿Cómo se logra esto desde ‘El Cole de Celia y Pepe’?Aquí trabajamos con los niños y con las familias de la mano, que es muy importante. Hay una parte académica, como en cualquier colegio, pero también hay una parte más vinculada a lo social. Para nosotros es muy importante que los niños no solo aprendan a nivel curricular sino que también aprendan una autonomía y a ser capaces de defenderse e integrarse en esa sociedad en la que se van a encontrar con limitaciones. Tenemos que hacer que esa brecha sea lo más pequeña posible. Es muy duro escuchar a familias que te cuentan situaciones de cómo se les ha tratado en diferentes ámbitos, no solo educativo, también familiar. 

¿Cuántos tipos de necesidades especiales conviven en este centro? Nosotros estamos especializados sobre todo en niños con enfermedades neurológicas que cursan con trastornos del aprendizaje, de la comunicación y del lenguaje. Ese es un punto que puede ser muy común a muchos niños, a diferentes síndromes y enfermedades. Normalmente nuestro perfil son alumnos con enfermedades neurológicas, enfermedades raras, algunos con trastorno específico del lenguaje (TEL), pero también podemos tener algún niño con trastorno del espectro autista (TEA) o síndrome de Down, aun no siendo un centro específico para ellos, porque necesiten un apoyo en el lenguaje.

¿Cómo valoráis que un niño cumple con el perfil de vuestro colegio?Primero tenemos una entrevista inicial con la familia que suele ser telefónica para explicar brevemente cómo es nuestro cole y qué hacemos en él. Solicitamos a las familias que nos manden informes y evaluaciones del niño. Nos reunimos el equipo directivo y valoramos si podemos cubrir todas las necesidades que tiene ese niño y, de esta manera, saber si somos el centro más adecuado para él. Después, recibimos a la familia y les aclaramos dudas. Además, realizamos una sesión de observación con el niño que a veces puede ser en una clase o de manera individual y así ampliamos la información que nos han proporcionado. Si consideramos que, por diferentes razones, no somos el centro para ese niño, le damos un acompañamiento a la familia, dirigiéndoles hacia cuál sería el centro específico más adecuado.

Los niños que pasan a formar parte del colegio reciben terapia cada día. ¿Cómo trabajan terapeutas y profesores para lograr su “alto rendimiento”?Nuestras clases están organizadas por rango de edades, pero sobre todo por características y necesidades del alumno. El niño pertenece a un grupo donde hay un horario general, pero también tienen un horario individual, con los terapeutas (logopedas, terapeutas ocupaciones, psicólogos...). Además, nuestros terapeutas entran dentro del aula. Por ejemplo, si se está trabajando habilidades del lenguaje, el profesor especializado recibe el apoyo de la logopeda. Además, se les hace una evaluación psicopedagógica tanto al inicio como al final. Eso, junto con el trato directo con los médicos y el resto de profesionales, nos permite adaptarnos y comprender muy bien en qué momento está cada niño. 

La pandemia ha dejado un vacío de apoyo en muchos niños a nivel terapéutico

Muchos padres consideran que la inclusión de sus hijos pasa por llevarlos a colegios ordinarios por el estigma que puede existir con la educación especial. ¿Cómo trabajáis con ellos?Para nosotros las familias son muy importantes, necesitamos una comunicación directa con ellas y un acompañamiento. A algunas les cuesta aceptar la situación por esa estigmatización que hay por traer a su hijo a un colegio de educación especial, pero generalmente eso desaparece cuando entran al colegio porque intentamos crear el mismo entorno que un colegio ordinario, con su rutina. Es importantísimo que las familias entren en esa rutina, necesitamos su apoyo continuo. Además, son familias que necesitan estar tranquilas, encontrar un entorno seguro y de confianza, recibir información casi diaria sobre sus hijos o sobre cómo pueden apoyarnos y donde hablar abiertamente de sus necesidades.

Venimos de dos años de pandemia en los que la educación ha sufrido una adaptación de sus métodos de enseñanza. ¿Cómo afectó la covid a estos niños?La pandemia ha afectado muy directamente a cualquier niño. A muchos les costó seguir el día a día de las clases a través de una pantalla porque, además, no hubo un periodo de aprendizaje. Pero si hablamos de un colegio de educación especial, hubo realmente un parón. Había muy buena voluntad, pero al final era muy necesario un apoyo familiar porque la mayoría de estos niños no podían seguir las clases por sí solos. 

Por otro lado, ha dejado un vacío en muchos niños que, cuando tenían dos o tres años cuando empezó la pandemia, los padres ya comenzaban a ver que quizás necesitaban un apoyo y unas terapias, pero ni siquiera habían empezado a trabajar con ellas cuando todo se paró. Entonces, hay muchos que han tenido un vacío de apoyo a nivel terapéutico y eso, en cuanto se incorporan al colegio, se nota y lo estamos arrastrando un poquito. Es verdad que a favor tienen que son niños que, en cuanto se empieza a trabajar con ellos, hay una respuesta muy positiva.

Este será el primer curso tras la pandemia sin medidas anticovid. ¿Lo recibís con alegría o todavía hay cierto temor? Era una noticia muy esperada. Hemos pasado un momento difícil, al que nos hemos ido adaptando, una situación que no esperábamos ninguno y para la que desde luego no estábamos preparados. Los niños nos dieron, como siempre, una lección de saber estar. Este año respiramos y ponemos la vista en realizar un curso sin restricciones, un curso en el que vuelven los abrazos "de verdad", los cercanos, los que damos de frente. Vuelve comer al lado de un compañero sin distancia, compartir material, retomar las actividades grupales... Ha sido una noticia de esperanza y tranquilidad.

¿Cómo afrontáis el nuevo curso y qué objetivos os planteáis? Yo creo que lo importante es tener buena voluntad, tener ganas de trabajar, escuchar y tener empatía con el resto de personas. Afrontamos el nuevo curso con muchísima ilusión y muchas ganas. Además, creo que en septiembre siempre se vuelve con ese refuerzo de haber pasado unas vacaciones tan necesarias, hemos cargado pilas y energías. Los objetivos siempre van a ser los mismos, pueden variar un poquito, pero al final nuestro objetivo es dar las herramientas a cada niño, acompañarlos en su aprendizaje e intentar desarrollar el máximo potencial. Creo en estos niños, confiamos en ellos, sabemos que lo pueden hacer y, desde luego, por nuestra parte no vamos a escatimar en esfuerzo.

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