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Regalar a un niño con discapacidad severa: "Tenemos que encontrar la forma en la que participe y tome sus propias decisiones"

Sol Solís junto a un alumno en una tienda de juguetes
Sol Solís junto a un alumno en una tienda de juguetes
CEDIDA
Sol Solís junto a un alumno en una tienda de juguetes

Recibir los regalos de Navidad es uno de los momentos más esperados de todo el año para los niños, que viven con ilusión todo el proceso: desde escribir la carta a Papá Noel o los Reyes Magos, hasta descubrir que han dejado bajo el árbol el ansiado día. Sin embargo, para muchas familias de niños con discapacidad severa puede suponer un auténtico quebradero de cabeza. Algunos de estos niños desconocen qué les gustaría que les regalaran o no saben cómo expresarlo, puede que incluso no comprendan el concepto de "regalo" o "Navidad", por lo que los padres se encuentran perdidos ante la disyuntiva de qué comprar.

Las dudas asaltan a estas familias: ¿Es adecuado escoger por ellos? ¿Cómo averiguar qué les gustaría que les regalaran? ¿Qué juguete elegir? Aunque este proceso puede resultar difícil porque agota nuestra creatividad y nuestra imaginación, no debemos desistir. "Nunca es una opción mirar hacia otro lado. Lo que siempre tenemos que encontrar es la forma en la que este niño pueda participar tomando sus propias decisiones", asegura Sol Solís, pedagoga terapéutica y directora de 'La Fábrica de las Palabras'. 

"No existe ninguna persona a la cual no le interese nada, el problema es que esas lecturas y la interpretación de esas lecturas son complejas de realizar a veces, pero todas las personas son capaces, desde el momento que nacen, de demostrar aceptación y rechazo", asegura.

La Navidad es un momento de alegría y diversión para los niños, y también lo debe ser para aquellos con discapacidad, quienes deberán participar y ser incluidos en esta celebración también en lo que respecta a los regalos porque, en caso contrario, se sentirán excluidos y, además, no se fomentará su aprendizaje. Por ello, en vez de pensar en las dificultades para su comprensión, hay que tener paciencia y no desistir. "Tenemos que esforzarnos en encontrar las formas para hacerlo comprensible y hacer que participen porque la ilusión de un regalo es para todos y lo que más ilusiona es el planteamiento del regalo", asegura Solís.

Experimentar, observar, hablar y comprender

Y, ¿cuál es la mejor forma para conocer qué juguete le gusta? Sol Solís, también maestra de educación especial y especialista en Sistemas Aumentativos y Alternativos de la Comunicación (SAAC), lleva a cabo desde hace varios años una rutina con los niños de su colegio, con discapacidades diversas, para ayudar a los padres a elegir qué juguetes regalar a sus hijos. Profesores y padres pueden aplicar este protocolo, válido para niños con discapacidades severas.

Primero, el adulto se traslada con el niño a diferentes tiendas de juguetes para que los vea, toque y experimente con ellos, mientras el adulto ayuda a fomentar esta experimentación. "Tenemos la suerte de que ahora todos los juguetes tienen su versión tester, es decir, puedes probarlos sin tener que comprarlos", cuenta Sol. "Puedes establecerlo como la excursión de todas las tardes. Es importante tomarse el tiempo que sea necesario", subraya. Este proceso de experimentación es muy importante ya que, tal y como explica la maestra, "muchos niños, por ejemplo, sienten una atracción enorme por el plástico y en el catálogo creen que un juguete les va a gustar, pero luego lo tocan y a lo mejor tiene pelito y eso no los gusta a nivel sensorial".

Sol Solís junto a uno de sus alumnos en una juguetería
Sol Solís junto a uno de sus alumnos en una juguetería
CEDIDA

Mientras experimenta con el juguete, el adulto debe observar su reacción, si el niño sonríe o, si por el contrario, pone un gesto de rechazo, dolor o asco. Saber interpretar esa reacción no es tarea fácil, pero "no hay que rendirse", aconseja Solís. Tras comprobar cuáles le han gustado y cuáles no, se recortan de un catálogo de juguetes y pegan en un folio, tanto los que han sido de su agrado como los que no, para establecer una primera lista de regalos. "Esto es mucho más sencillo en el 'aquí y ahora', que comprenden más fácilmente ciertos niños", afirma.

Sol Solís junto a uno de sus alumnos en una juguetería
Uno de los primeros listados de juguetes de un niño
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Al día o días siguientes, dependiendo de cuánto necesite el niño que dure el proceso de visitas a las jugueterías, ya en clase o en casa, se empieza a hablar sobre las decisiones y los sentimientos que le han producido los juguetes. "Podemos visionar vídeos también, ahora mismo hay un montón de niños influencers que abren y juegan con diferentes juguetes", cuenta la pedagoga terapéutica.

Por último, el adulto comienza a introducir en el menor el concepto de la Navidad, el proceso de pedir los regalos, de la carta a los Reyes o Papá Noel, de cuándo llegan, etc. "Puedes poner un calendario y temporalizarlo, haces el tiempo visible porque los apoyos visuales son cruciales en estos niños", explica. De esta forma, viviendo con ellos el proceso completo les ayudaremos a su comprensión y a que, llegado el día de abrir los regalos debajo del árbol, sea mucho más fácil que esta persona entienda lo que pasa y lo disfrute.

No hay una única forma de hacer bien las cosas o un juguete más correcto que otro

Potenciar sus intereses restringidos

La prioridad a la hora de elegir regalo será siempre cumplir con los deseos del niño y satisfacer sus gustos, al igual que sucedería con el resto de niños. Y no solo los que el familiar descubra directamente que le gustan, sino aquellos que pueda observar qué le llaman la atención del mundo que le rodea. "Si se fija en las luces, busca juguetes con luces", pone el ejemplo la maestra. "Tenemos que aprender a abrir un poco más nuestra mente y a respetar que no hay una única forma de hacer bien las cosas o un juguete más correcto que otro, lo que hay son personas que tienen unos intereses y unos gustos determinados que hay que respetar", afirma.

Muchos de estos niños con discapacidades severas tienen intereses enormemente restringidos a ciertos juguetes, objetos, actividades o incluso comidas, lo que limita más aún las opciones de los padres. Sin embargo, siempre será importante respetar sus gustos, ya que favorecerá su identidad, aunque nos parezcan repetitivos o un juego que no corresponde a su edad cronológica. En casos en los que, por ejemplo, le gusten mucho las pelotas, se le puede regalar varios formatos de pelotas (de distintos colores, tamaños, texturas, etc.) o materiales para construirla, además de otras alternativas relacionadas con el objeto como una experiencia de ir a ver un partido de fútbol. "Piensa y exprime bien esa idea que le gusta", aconseja Solís.

Juegos participativos y experiencias

Una vez nos aseguremos de que va a recibir aquello que le gusta y, teniendo en cuenta que tendrá varios regalos de distintos miembros de la familia, se puede pensar en opciones de regalo interactivas que, aunque a priori no pida el niño, el adulto piense que le podrían gustar y puedan ayudar a fomentar su participación. "Una opción son cuentos. Aunque no les interesen en un inicio, si yo me siento con ellos y se lo cuento bien, se lo pasan bien y les acaba gustando", cuenta la maestra. "Yo animo a asumir riesgos también", añade.

Otra opción de juego participativo para fomentar el disfrute con otras personas es un juego de mesa. "Que promuevan la participación de otras personas no quiere decir que deba tener unas reglas fijas e inamovibles, puedes cambiar las reglas", puntualiza la pedagoga terapéutica. Asimismo, un mismo juguete puede ser lúdico para un niño neurotípico, pero estimular a uno con discapacidad, dependiendo de cómo interactúe con él: "Un niño puede simplemente jugar con un trenecito y otro alinear los vagones del tren".

Lo justo es que el niño pueda ir a cualquier juguete y que pueda ser modificado para que pueda jugar e interactuar con él

Por otro lado, aunque a priori nos parezca que los regalos materiales les van a hacer más ilusión, no tiene por qué ser así y otra posibilidad es regalar experiencias. Pero para esto, primero deberemos saber si, en la etapa evolutiva en la que se encuentra el niño, es capaz de comprender la espera y el tiempo. En el caso de que no podamos garantizar esa comprensión, "lo importante es que ese día no se quede con las manos vacías, solo con una tarjeta regalo, y que la experiencia sea inmediata, por lo que puede desenvolver, por ejemplo, una tarjeta con un código QR que acerquemos la tablet y aparezca un vídeo explicativo de qué es lo que vamos a experimentar ese mismo día".

Juguetes adaptados

Dentro de las posibilidades que el niño tendrá para elegir, puede suceder que un juguete que le guste no esté adaptado a sus capacidades, como puede ser una movilidad reducida o una hipersensibilidad a ciertas texturas o sonidos. "El juguete que le llame la atención en un anuncio puede no estar adaptado a su destreza motriz o a sus desafíos sensoriales y no es justo que el niño tenga que elegir entre una pequeña elección de solo 10 juguetes que sí lo estén", afirma Sol.

"Lo justo es que este niño pueda ir a cualquier juguete y que pueda ser modificado para que pueda jugar e interactuar con él. Los juguetes tienen que ser y deben poder ser adaptados y no privar a una persona de una experiencia", asegura Solís. La directora de 'La Fábrica de las Palabras' colabora con la Fundación Orange en el proyecto 'Jugar es obligatorio', que personaliza y adapta cada juguete a las necesidades de niños con discapacidades motoras y sensoriales gratuitamente. "Estos regalos son hasta seis veces más caros. A veces un solo juguete se lleva todo el presupuesto de los regalos de un niño con diversidad funcional y eso también es muy injusto", afirma.

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