Las lluvias de otoño no solucionan el problema de la sequía en España, cuyos embalses solo llegan al 33% de su capacidad

Vista del pantano de Rialb, a 24 de septiembre, en Barcelona
Vista del pantano de Rialb, a 24 de septiembre, en Barcelona
Vista del pantano de Rialb, a 24 de septiembre, en Barcelona

El otoño ha dejado lluvias por toda la geografía española, pero de manera desigual e insuficiente para combatir el grave problema de la sequía que vive nuestro país en los últimos años. La situación, durante la última semana, preocupa en Andalucía y Cataluña, con varias reducciones para el riego en la agricultura o duras restricciones en el uso del agua en el área metropolitana de Barcelona. 

La reserva hídrica española se encuentra al 32,9 por ciento de su capacidad, es decir, los embalses almacenan actualmente 18.444 hectómetros cúbicos (hm³) de agua. Un dato inferior a las cifras del año pasado, donde la capacidad total ascendía hasta un 39,06% y con 21.929 hm³. Aun así, en la última semana, y según el informe del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del pasado miércoles, la capacidad de los embalses aumentó un 0,3% gracias a las lluvias generalizadas en buena parte de las regiones. Pero estas cifras, aunque parecen halagüeñas, solo esconden de forma temporal un asunto derivado de las consecuencias del cambio climático.

No todas las cuencas hidrográficas se encuentran en la misma problemática: las del Guadalquivir (19%), Guadalete y Barbate (22%) y Guadiana (23%) sufren los peores porcentajes de almacenamiento de agua, seguido de las cuencas internas de Cataluña (34%). Francisco Martín, meteorólogo de Meteored, explica esta situación como un problema histórico: “Llevamos desde 2021 con una situación de déficit de precipitaciones en estas zonas y esto ha provocado que la sequía se haya agudizado en todo el territorio”.

En Cataluña se vive una situación compleja y el Govern declaró la alerta por sequía en 514 municipios que dependen de los embalses de los sistemas del Ter Llobregat y Darnius Boadella. En estas poblaciones, que pertenecen a 27 comarcas que incluyen el área metropolitana de Barcelona, viven 6,7 millones de personas, el 80% de los residentes en Cataluña. La situación de alerta contempla aplicar disminución de los consumos de agua en usos agrícolas, ganaderos, industriales y lúdicos, así como prohibir llenar piscinas. Además, recomienda disminuir el riego de jardines y plantas.

El otoño finalizará el próximo 21 de diciembre, pero las precipitaciones durante esta estación están siendo, sobre todo, temporales atlánticos que afectan a la fachada occidental (Galicia, Extremadura y Andalucía oriental) y algunas más al noroeste cantábrico, explica Martín. “Al Levante catalán llegan las lluvias debilitadas y se genera una zona ciega de precipitaciones. Las tormentas de octubre fueron insignificantes. En el aeropuerto de Barcelona solo se han recogido 300 mililitros este año, un 58% de las estadísticas de un año normal”. Para valorar el preocupante dato, por estas mismas fechas en 2021, las cuencas internas de Cataluña acumulaban el 64% de su capacidad, casi el doble. En específico, el embalse de Sau que abastece a la mayor parte de Barcelona se encontraba a estas alturas del pasado año al 52% de su capacidad, y esta semana apenas llena el 18% del pantano, lo que ha dejado ver una iglesia románica del siglo XI que se encontraba sumergida.

Los expertos meteorológicos coinciden en que el “escenario no será alentador” y según las previsiones seguirá afectando de la misma forma. “Las precipitaciones actuales no son suficientes para llenar los embalses”. Martín afirma que octubre ha sido un mes bastante cálido y relativamente seco, y noviembre ha sido muy lluvioso en el Atlántico noroeste y en el norte peninsular. Una de las zonas geográficas que viven una situación favorable es Galicia, donde pasaron de una situación de alerta en septiembre que los frentes atlánticos han aliviado. Una de las soluciones para Andalucía y Cataluña es “que llueva mucho y de forma continuada”, como ha ocurrido con hasta 10 días seguidos de agua en Galicia y que han permitido que las presas se recuperen, aunque por debajo de la media.

Así, aunque en otros embalses españoles la capacidad se encuentra por encima de la mitad, como ocurre en el Cantábrico oriental (60%), en las cuencas internas del País Vasco (62%) o en Tinto, Odiel y Piedras (64%), hay que continuar con cautela porque siguen siendo cifras inferiores al año pasado y a la media de los últimos diez años. “En Galicia mejora la situación, pero no lo hace como para que sea un éxito rotundo. Por eso, por mucho que llueva en Andalucía y Cataluña, no se arreglará este problema”, afirma el meteorólogo. La sequía está afectando de manera directa al día a día de la sociedad y la escasez de precipitaciones es el reflejo de la preocupante capacidad de los embalses españoles.

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