A fondo

Los perros de las unidades de búsqueda y rescate y sus técnicas, diferencias entre el rastreo y el venteo

Agustín Hortal y su perra Moon, durante una búsqueda en estructuras colapsadas.
Agustín Ortal y su perra Moon, durante una búsqueda en estructuras colapsadas.
Cedida por UCRPA.
Agustín Hortal y su perra Moon, durante una búsqueda en estructuras colapsadas.

Todos estamos familiarizados con las escenas de películas y con noticias de desaparición de personas donde hay presencia de perros, atados o sueltos, que colaboran con las diferentes Fuerzas y Cuerpos de Seguridad implicados en el operativo de búsqueda para localizar a la persona desaparecida, bien sea en un área boscosa al aire libre, un derrumbamiento, o la escena de un posible crimen. Sin duda, para ojos inexpertos y ajenos a esta práctica, no hay que dar muchas vueltas a cómo se aprovecha el privilegiado olfato canino para ayudarnos en estas dramáticas circunstancias. Pero, en realidad, se utilizan diferentes técnicas, que a su vez llevan un adiestramiento específico según el equipo de búsqueda vaya a utilizar una u otra, y cuya fase de preparación ronda los dos años.

No debemos olvidar a los perros que realizan otro tipo de detecciones a través del olfato en las que pueden detectar un olor específico y rastrear la presencia de drogas, especies animales en peligro de extinción en aduanas, venenos, tumores, diabetes, primeras señales de un ataque epiléptico o incluso el virus SARS-CoV-2, donde han demostrado ser asombrosamente precisos, hasta bajo técnicas de triple ciego.

¿Qué es el olor?

La totalidad de los organismos vivos, y la mayoría de sustancias químicas desprenden un olor único. En el caso de los seres humanos, nuestro aroma personal y exclusivo procede de las bacterias que viven en nuestra piel y de las células muertas que desprendemos a causa de la exposición a factores ambientales y orgánicos.

Esta estela de olor, transferible, y formada por sustancias volátiles, puede permanecer en el medio ambiente y actuar como un rastro invisible de “migas de pan” para un animal con un olfato tan desarrollado como es el caso excepcional de los perros.

Hay situaciones en las que estos perros de rescate deben rastrear desde un olor de referencia, a través de una prenda de ropa, un objeto que haya tocado o el último lugar donde haya evidencia de que estuvo esa persona (lugares con alta carga olorosa), para poder iniciar la búsqueda detectando la estela, o cono, de dicho olor. Y hay otros perros que se adiestran ex profeso para detectar cualquier olor humano y buscar a un grupo o individuo sin identificar, como es en el caso de terremotos, avalanchas de nieve y barro, bombardeos u otras catástrofes naturales o provocadas.

Perros de rastreo o 'mantrailing'

En esta técnica, que probablemente nos sea la más familiar al haberla visto en innumerables películas de ficción, el perro está atado con una larga correa y por lo tanto unido a su guía. Al perro se le ofrecerá un artículo con el olor de la persona que se busca y comenzará el ejercicio de rastreo de partículas discriminando el resto de olores, se encuentren estas en el suelo o en el aire. 

En esta técnica el perro está trabajando todo el tiempo, “tirando de nariz” como dicen los profesionales del sector, por lo que resulta especialmente agotadora para él y aunque la distancia a recorrer suele ser menor, psicológicamente es extenuante para los canes y se recomienda que trabajen entre 20 y 40 minutos o hasta ver señales de saturación o cansancio en el perro, momento en el que debe ser relevado por otro compañero canino. 

El guía humano, unido a través de la correa, se limita a seguir la dirección que toma el perro dándole libertad de movimiento. Si el equipo, término que incluye siempre al perro y su guía, se da cuenta de que ha desaparecido el rastro de olor, volverán al punto donde lo obtuvo por última vez y retomarán la búsqueda desde ese lugar.

Perros de venteo

En esta técnica, los perros captan el aroma en el aire y van siempre sueltos. Olfateando el viento, localizan las micropartículas e inician su exploración. En esta técnica, que a su vez cuenta con diferentes especialidades, los miembros de las unidades de rescate y salvamento dividen las áreas de búsqueda en cuadrículas y en un binomio de guía y perro, realizan una batida en busca del olor que lleve el viento. Una vez los perros de venteo localizan la fuente del olor que transporta el viento, avisarán a sus guías mediante ladridos, sin moverse del sitio, y estos, bien por cercanía o a través del dispositivo de GPS que porta el perro en su collar, se dirigirán al lugar indicado. Dentro de las diferentes especialidades de entrenamiento en perros de venteo estos animales pueden localizar cadáveres, evidencias en escenas de crímenes o incluso en medios acuáticos.

Todos los perros domésticos, al margen de su sexo, raza o edad, pueden rastrear y ventear en mayor o menor medida, pero estos increíbles perros especializados llevan tras de sí un entrenamiento exhaustivo y constante para potenciar sus aptitudes naturales y sacarles el máximo provecho.

 Por otro lado, sí hay evidencias de que las razas cuya selección se ha basado en sus dotes olfativas, muestran una agudeza muy superior al resto de razas, como es el caso del sabueso de sangre de Baviera o el bloodhound. De hecho, en Estados Unidos, es tal la confianza depositada en las cualidades olfativas de sus perros de búsqueda, que el testimonio de los guías es admisible ante cualquier tribunal, siempre que demuestren unas rigurosas e inflexibles referencias y evidencias en el currículo del perro de trabajo, como son sus años de entrenamiento, títulos obtenidos, testimonio de testigos de su capacidad y experiencia previa.

Los perros utilizados para el rescate y salvamento, sea a través de la técnica del mantrailing o del venteo, salvan la vida a docenas de personas a lo largo del año y nos ayudan en innumerables ocasiones gracias a su excelente olfato. Otro motivo, por si había pocos, para estar agradecidos por su existencia y cuidar de ellos.

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