Juan Antonio San Martín: "Los perros de trabajo deberían tener su propia ley porque sus necesidades son completamente distintas"

Dos agentes de Policía Nacional acompañados de su perros de servicio.
Dos agentes de Policía Nacional acompañados de su perros de servicio.
POLICÍA NACIONAL
Dos agentes de Policía Nacional acompañados de su perros de servicio.

Desde 1945 la Policía Nacional cuenta con una sección de guías caninos cuya finalidad ha sido siempre la lucha contra la delincuencia. Al principio eran solo ocho pastores alemanes los que componían esta sección pero, a día de hoy, hablamos de 470 perros trabajando en labores sobre todo de búsqueda y detección de explosivos y drogas. Pero, ¿de dónde salen tantos perros y cómo se entrenan para convertirse en perros policía?

Juan Antonio San Martín, inspector y jefe de la Sección Operativa Central de Guías Caninos de Policía Nacional cuenta a este diario que "todos los años hay que reponer perros" y que en lo que llevamos de 2022 "se han seleccionado 86 nuevos canes". "Hay un total de 20 unidades caninas en toda España", añade.

Desde su origen en 1945 y con la creación de la Escuela de Adiestramiento Canino de la Policía dos años más tardes, la presencia de perros entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ha ido creciendo hasta convertirse en algo fundamental, especialmente en las labores de búsqueda de personas o sustancias.

A día de hoy, "aproximadamente un 60 por ciento de los perros de la Policía Nacional proceden de la compra a criadores de confianza, alrededor de un 25 por ciento de los perros son donaciones de particulares y 15 por ciento son perros criados por nosotros mismos", explica San Martín.

Cómo un perro llega a convertirse en perro policía

Aunque es habitual ver razas como el Pastor alemán o el Malinois, San Martín asegura que reciben muchas donaciones de perros de caza. "Son perros con muy buena nariz que se han criado para olfatear, lo que los convierte en perfectos para las labores de búsqueda", expresa el inspector.

"A lo mejor ellos los prueban y no les sirven pero a nosotros sí", añade. "Al final, si utilizas ciertas razas porque han sido seleccionadas durante años, sabes más o menos cómo van a ser aunque, por supuesto, cada individuo es un mundo".

De esta forma, en la Policía Nacional encontramos también Podencos, Bretones, Beagles, Cockers Spaniel... "Lo importante es que tengan los instintos de caza y búsqueda desarrollados y que estén bien socializados, ya que es fundamental que sean perros sin miedos, capaces de adaptarse a cualquier entorno", explica San Martín.

Cuando cogemos un cachorro, lo asignamos a un guía para que lo eduque y lo críe en su casa para realizar este trabajo

"Solemos adquirir perros adultos jóvenes, de al menos dos años, porque es cuando podemos ver claramente si nos van a servir o no al tener el carácter ya establecido", detalla el inspector de Policía Nacional. "Cuando cogemos un cachorro, lo que hacemos es asignarlo a un guía y él lo educa y cría en su casa para realizar este trabajo". 

En cuanto a la educación del perro, San Martín explica que se procura estimular los ya mencionados instinto de búsqueda y caza. "Perseguir una pelota, encontrar algo olfateando o morder una cuerda son actividades que pueden parecernos juegos pero que para el perro es una necesidad", comenta.

"El mayor problema que podemos tener a la hora de seleccionar los perros es con los miedos y las inseguridades, ya que a veces éstas desaparecen cuando los perros son asignados un guía y los superan, pero otras no", cuenta el inspector. "Realizamos muchas pruebas, tanto en el entorno donde se ha criado, como cuando llegan a nuestra unidad, para ver cómo reaccionan".

En resumen, para que un perro se convierta en perro de servicio "debe estar bien socializado (que no tenga miedos ni que sea agresivo, capaz de adaptarse a cualquier entorno), tiene que tener seguridad en sí mismo, necesita haber desarrollado los instintos de presa y deben mostrar iniciativa, ya que muchas veces van a trabajar a distancia de sus guías", detalla San Martín. "Además, deben ser perros con altos niveles de atención y concentración, buen olfato y con buena capacidad de aprendizaje".

El día a día de un perro de servicio, hasta su jubilación

La Policía Nacional ha empezado hace poco una formación específica para guías en las que "se seleccionan a los agentes que creemos que lo van a hacer mejor y se les asigna un perro con un año y medio para que, durante cuatro meses que están con nosotros, lo vayan adiestrando en una especialidad como la búsqueda de explosivos, por ejemplo", detalla el jefe de grupo de la sección de Operativa central de guías caninos.

Una vez los perros se convierten en parte del equipo y son asignados a un agente, pueden o vivir con su guía en su casa (cuando las circunstancias lo permiten) o permanecer en las instalaciones pensadas para ellos. "Normalmente cada policía tiene dos perros, uno de detección de explosivos y otro de otra especialidad, por lo que a veces puedes llevarte a los perros a casa (que es lo mejor) y, a veces, por la familia o el tipo de vivienda, pues se quedan en las instalaciones", explica San Martín.

Los miedos y las inseguridades a veces desaparecen cuando los perros son asignados a un guía

"A partir de cierta edad empiezan a perder facultades. Esto suele ocurrir entorno a los ocho o nueve años, aunque depende de cada uno", cuenta el inspector. "A esa edad los jubilamos y es cuando hay que decidir qué hacer con ellos".

El inspector asegura que en la mayoría de los casos el guía se queda con el perro, ya que "llevan toda la vida juntos y se vuelve un miembro más de la familia". "Otra opción es recurrir a asociaciones como Héroes de 4 patas o Adopta K9, que sirven de intermediarios entre nosotros y la nueva familia del perro", añade.

A día de hoy, en España no hay aún ninguna ley o norma que regule la vida laboral y la jubilación de los perros de servicio, por lo que su destino tras años de trabajo dependerá de la unidad de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad en la que se encuentre.

"Los perros de servicio o trabajo deberían tener una ley diferente a los de compañía porque sus necesidades son completamente distintas", opina San Martín. "Por ejemplo, para poder incluir una regulación sobre su jubilación".

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