Tras 20 años en la Armada y un año a bordo de  buques, los perros se preparan para participar en abordajes en un proyecto pionero

  • La aclimatación del perro al barco es una de las principales tareas del adiestramiento.
Fotografía facilitada por la Fuerza de Protección de la Armada. operativo de seguridad de la Fuerza de Protección (FUPRO) de la Armada, en la Fragata "Victoria" durante el ejercicio Atenea el 14 de septiembre.
Fotografía facilitada por la Fuerza de Protección de la Armada. operativo de seguridad de la Fuerza de Protección (FUPRO) de la Armada, en la Fragata "Victoria" durante el ejercicio Atenea el 14 de septiembre.
EFE
Fotografía facilitada por la Fuerza de Protección de la Armada. operativo de seguridad de la Fuerza de Protección (FUPRO) de la Armada, en la Fragata "Victoria" durante el ejercicio Atenea el 14 de septiembre.

La presencia de perros en la Armada española se remonta dos décadas, pero solo desde hace un año se embarcan en los buques en operaciones de seguridad. Ahora se quiere dar un paso más y se está trabajando en formar canes "multitarea", que combinen actitudes de seguridad y combate con la detección de sustancias estupefacientes o explosivos.

Se trata de un proyecto pionero que se quiere "probar" en el mes de noviembre en un ejercicio denominado CANEX, que este año se llevará a cabo en la Bahía de Cádiz, ha explicado a Efe el teniente coronel Samuel Morales, jefe de Estado Mayor de la Fuerza de Protección de la Armada (FUPRO).

Entonces se cumplirán seis meses de trabajo con los perros, junto a dos adiestradores de prestigio internacional, Pedro Salas y Jesús Martín, y será el momento en el que se pretende certificar que el can puede realizar ambas tareas en un barco.

En la Infantería de Marina existe una larga tradición en el empleo de canes en los Tercios y Agrupaciones que conforman la FUPRO. Cada una de sus unidades de Ferrol, Madrid, Cartagena, Cádiz y Canarias cuenta con una unidad cinológica de diez perros, junto con sus respectivos guías, operativos y certificados para su actuación.

Forman parte de los equipos operativos en las misiones de seguridad marítima que realizan los buques de la Armada en aguas territoriales, espacios marítimos de interés o integrados en organizaciones internacionales de seguridad.

Estos perros tienen tres especialidades fundamentales: detección de explosivos, detección de sustancias estupefacientes y seguridad y combate. Además, en la unidad de Cádiz hay una cuarta que es la detección de artefactos explosivos improvisados.

El adiestramiento de perros “multitarea” es la primera de una de las líneas de trabajo en las que trabaja en la actualidad el Estado Mayor de la FUPRO.

Elemento de seguridad en abordajes

El objetivo es disponer de un equipo cinológico que en un primer momento actué como elemento de seguridad en el abordaje de un buque, por ejemplo, ayudando a reducir al alguien que se ponga agresivo o intente huir, para posteriormente convertirse en una herramienta que permita la detección de determinados tráficos ilícitos, en un primer momento, drogas, explica el teniente coronel Morales.

"Tenenos que conseguir que el perro que, en principio es una herramienta disuasoria, sobre todo frente a dotaciones que se muestren poco colaboradoras al abordaje, una vez controlado el barco, se le diga: 'tú ya no eres agresivo, ahora te pones a oler y empiezas a buscar drogas o explosivos'".

Tener un perro que sea capaz de morder y buscar droga tiene su intríngulis

Reconoce el teniente coronel que "tener un perro que sea capaz de morder y buscar droga tiene su intríngulis por lo que llevamos tiempo transformando a nuestros perros".

A nivel logístico es mucho más efectivo porque dispones de un perro que realiza las dos funciones frente a lo que se ha hecho hasta ahora que cada uno tenía una especialidad concreta, explica el instructor Salas.

Aclimatar el perro al barco

La aclimatación del perro al barco es una de las principales tareas del adiestramiento, asegura Salas, que precisa que, al igual que las personas, los perros también se pueden marear, aunque la adaptación a los vaivenes del mar es más rápida.

Se empieza con maniobras cortas en las que el perro permanece unas horas en el barco para que se vaya habituando a la navegación y se va aumentando el tiempo progresivamente "hasta comprobar hasta dónde se puede llegar".

Al ser barcos de un tamaño considerable permiten que el perro pueda tener momentos de esparcimiento, pueda realizar ejercicio físico más allá del propio entrenamiento, que pueda llevar una vida bastante normal dentro de las circunstancias.

Y es que, resalta Salas, el bienestar animal es una prioridad "absoluta" en el entrenamiento. "No se hace nada con presión, ni con sistemas agresivos para el perro; no se utilizan determinadas herramientas que hay en el mercado, trabajamos siempre bajo refuerzo positivo".

Alargar el embarque y órdenes a distancia, otros retos

Hasta ahora los perros han permanecido en buques de la Armada entre 6 y 15 días. Recientemente, del 13 de junio al 1 de julio, lo hicieron en la fragata “Reina Sofía” dentro de la operación Sea Guardian de la OTAN.

El despliegue de perros durante periodos prolongados como parte de los equipos operativos de seguridad, es otra de las líneas de trabajo de la FRUPO puesto que las misiones de los barcos pueden variar entre los cuatro y los seis meses. Para ello es necesario coordinar aspectos como un servicio de televeterinaria que ofrezca asistencia al animal en caso necesario.

También se está trabajando en la comunicación con el perro a distancia mediante la colocación de auriculares en un casco a través del cual recibe las órdenes y que está conectado a una radio táctica con el guía. Mediante una pantalla se controla la actividad del can.

"Esto nos permite trabajar el tema de explosivos o de seguridad poniendo al perro a la distancia que queramos", precisa Salas.

Para todos estos cometidos no existe un tipo de perro concreto, aunque la mayoría de ejemplares son pastores alemanes, pastores belgas 'malinois', pastores holandeses o labradores. En general, se buscan razas inteligentes, valientes, ágiles y fuertes, además de obedientes.

Los perros provienen normalmente del Centro Militar de Cría Caballar de Ávila, que proporciona ejemplares a todas las Fuerzas Armadas, Policía y Guardia Civil, pero también de donaciones o compras a criadores nacionales.

Cada perro está asignado a un guía con el que pasa, en la mayoría de las ocasiones, toda su vida en la unidad. La vinculación entre ambos va más allá de una mera relación de trabajo.

Tanto es así que cuando llega el momento del retiro del perro (entre los 8 y los 9 años), la mayoría de los guías se quedan con él, porque como asegura el teniente coronel Morales, "ha pasado a ser un verdadero compañero de armas".

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