En 1868, un teniente general británico desplegado en la actual Etiopía (anteriormente Abisinia) regresó a su hogar en Inglaterra con el primer ejemplar conocido de abisinio, una hembra que llamó Zula. Su primera aparición pública fue en la segunda exposición nacional felina de 1871 en el Palacio de Cristal de Londres.
Se dio por hecho que esta raza provenía de dicho país africano y así fue bautizado, pero estudios actuales lo relacionan con los gatos del sudeste asiático. Poco sabemos del abisinio anterior a estas fechas tan recientes, más que su peculiar patrón, conocido como “ticked”, que mezcla colores por bandas en cada uno de los pelos, ya existían en el antiguo Egipto si nos basamos en algunas pinturas, gatos momificados y esculturas de la antigüedad, pero como sucede con otras razas, probablemente jamás podamos documentar con precisión sus orígenes.
En el 2008, un gato abisinio fue el primer felino doméstico del que se decodificó todo su genoma, sumándose a la lista de otros animales como los chimpancés, los perros o ratas y ratones. Gracias a este estudio, no solo podemos averiguar rasgos específicos o enfermedades que afecten a abisinios y gatos domésticos en general, sino también para avanzar en la conservación y protección de especies.
Así, a través de estudios como este, se ha podido saber que los abisinios son propensos a la gingivitis, trastornos renales y a una degeneración de retina de origen hereditario, por lo que extrayendo a los ejemplares que lo padecen de los programas de cría, se asegura que las camadas sean sanas y no reciban estos marcadores genéticos.
Esta raza fue una de las más afectadas durante la Segunda Guerra Mundial, al fallecer bajo los bombardeos la criadora más comprometida con esta raza que existía en Europa. Se salvaron una docena de abisinios, pero el acervo genético que presentaban era demasiado pequeño para su recuperación por lo que hubo que importar abisinios desde América del Norte y Australia —que habían llegado desde generaciones británicas previas a la guerra— para diversificar la raza y producir una descendencia genéticamente sólida.
Juguetones, curiosos y con una marcada suavidad al tacto
En la convivencia, los abisinios son gatos inquisitivos, que buscan activamente la interacción con su núcleo familiar. Gracias a este temperamento social, son buenos compañeros de otros animales y niños, si bien hay que advertir que siendo cariñosos, no son gatos marcadamente falderos. Requieren una correcta estimulación ambiental para enriquecer su actividad y exploración. Es característica también su vocalización, con un maullido suave y muy modulado, agradable al oído.
En cuanto a colores, el abisinio puede presentar unas tonalidades de manto muy llamativas y también muy particulares de la raza que conocemos como color liebre y color cervato, junto al azul y al rojo, lilas y chocolates, siempre mostrando ese patrón que hemos mencionado. Existe una variedad de pelo semilargo, creada en la década de 1950 y de la que carecemos de criadores oficiales en España, llamada somalí, que comparte linaje y estándar con el abisinio.
Para saber más de los abisinios, se puede contactar con la Asociación Felina Española. Debido a la rareza y poca presencia de abisinios, no existe bolsa de adopción de ejemplares, pero todos los gatos domésticos tienen la capacidad de ser asombrosos compañeros felinos y necesitan una adopción responsable y un hogar estable, como Uber, esta gatita brown tabby de 3 meses y mirada cautivadora.
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