Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

La legislatura se complica

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Dijo Emiliano García-Page en el Club Siglo XXI que entre el PSOE y el PP hay espacio para acuerdos de gobernabilidad. Citaba, en concreto, asuntos como la financiación autonómica, las lenguas, la inmigración o la elección del CGPJ. El presidente castellanomanchego ponía el énfasis en la posibilidad de entendimientos con el nuevo dirigente popular al que conoce bien y con el que dijo tener buena relación. Horas después, Alberto Núñez Feijóo manifestaba públicamente que "sería bueno para el PSOE y para España que Page influyera un poco más en su partido".

Se da la circunstancia de que estos dos líderes son los únicos que han ganado elecciones autonómicas con mayoría absoluta y que a ambos les sonríen también las encuestas. A García-Page un sondeo reciente le atribuye casi el 48% de los apoyos, mientras que Núñez Feijóo parece haber volteado las encuestas a favor de su partido situándolo por delante del PSOE. El uno socialista el otro popular representan el lado más pragmático y moderado de sus respectivas organizaciones políticas actualmente enfrentadas a cara de perro. Hace ya dos años Feijóo decía que "el PP se confundía incendiando el Parlamento en una tónica de descalificaciones permanentes", la semana pasada instó a los suyos en el Senado a apostar por el sosiego, a no caer en las provocaciones y a pensar más en la alternativa que en la oposición.

Representan el lado más pragmático y moderado de sus organizaciones políticas actualmente enfrentadas a cara de perro

El líder popular entiende que la oposición más dura a Sánchez ya se la hacen sus propios socios de Gobierno y en eso parece coincidir también con García-Page, que considera que Sánchez está teniendo demasiada paciencia con Podemos. Page asegura que los morados están tirando de la cuerda en el sentido contrario a los acuerdos de Estado y que su comportamiento resulta escandalosamente desleal. En ese foro fue especialmente duro con el ministro de Consumo, Alberto Garzón, "que un día se mete con los ganaderos –dijo– y otro insulta al rey".

Esta misma semana, los miembros del Gobierno del sector morado no solo se daban el lujo de no asistir al acto que conmemoró en el Teatro Real el cuarenta aniversario de la incorporación de España a la OTAN, sino que cuestionaban públicamente el gasto de 37 millones para la organización de la cumbre de la Alianza Atlántica que tendrá lugar a finales de junio en Madrid. Una denuncia disparatada habida cuenta de que ese presupuesto fue aprobado en un Consejo de Ministros en el que se sientan cuatro miembros de Unidas Podemos. Con la notable excepción de Yolanda Díaz, que mantiene la discreción y las formas, la deslealtad de sus compañeros de formación resulta tan bochornosa que difícilmente se explica que tengan el cuajo de seguir sentados en un Gabinete del que tanto discrepan y tanto gustan de airear sus discrepancias.

Pedro Sánchez agotará la legislatura que sus socios de Gobierno y de investidura le complican cada día con más descaro

A pesar de los problemas con sus socios de Gobierno y con los de investidura, Sánchez va sacando las leyes adelante con una aritmética parlamentaria cada vez más cogida con alfileres. Así se vio la semana pasada con la ley audiovisual donde, por vez primera, Podemos no apoyó un proyecto que salió del Ejecutivo del que participa. Circunstancia cuanto menos exótica que puede volver a repetirse en votaciones de mayor relevancia como la de las pensiones, donde los morados querrán pasar de las exigencias de la Comisión Europea como si no estuvieron en juego unos fondos de recuperación que España necesita como el comer. Pedro Sánchez agotará la legislatura que sus socios de Gobierno y de investidura le complican cada día con más descaro. Pero es que a ninguno le conviene el adelanto electoral. Ni siquiera al PP.

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