Entrevista I Presidente de Melilla: "Argelia tendrá un momento de enfado, pero necesita los ingresos del gas"

Toma de posesión del nuevo gobierno de Melilla. Eduardo de Castro, presidente de la ciudad autónoma (Cs).
Toma de posesión del nuevo gobierno de Melilla. Eduardo de Castro, presidente de la ciudad autónoma (Cs).
EFE/ F.G. Guerrero
Toma de posesión del nuevo gobierno de Melilla. Eduardo de Castro, presidente de la ciudad autónoma (Cs).

El presidente de Melilla, Eduardo de Castro, habla con 20minutos del cambio de postura del Gobierno respecto al Sáhara y valora la distensión con Marruecos.

¿Qué supone el acuerdo con Marruecos para Melilla?

Supone iniciar una nueva etapa con Marruecos basada en el respeto mutuo, en la ausencia de acciones unilaterales y en la firma de una hoja de ruta nueva que dé estabilidad, respete la integridad territorial y desatasque una crisis que se venía arrastrando desde que se cerró, de forma unilateral por parte de Marruecos, la aduana comercial en agosto de 2018. Marruecos vetó las exportaciones melillenses y empiezó una serie de actos con la finalidad de asfixiar a Melilla económicamente.

El Gobierno niega que haya dado un giro a su política respecto al Sáhara Occidental, ¿lo ha habido?

Ha habido un cambio de postura como también lo han hecho Francia o Alemania. Las situaciones cambian. Eso sí, el acuerdo al que se llegue sobre el Sáhara debe pasar sí o sí por las resoluciones de la ONU.

¿Estaba enterado del envío de la carta de Sánchez a Mohamed VI antes de que el Gobierno lo anunciara?

Me llamó el ministro de Exteriores ese mismo día y me dijo que iba a salir la noticia. Yo ya sabía que estaba negociando con Marruecos desde que le nombraron ministro, porque estas decisiones no se toman de un día para otro. Que se abre una nueva vía diplomática lo prueba la vuelta de la embajadora de Marruecos a Madrid y los vuelos desde Canarias con devoluciones de inmigrantes ilegales. Si el acuerdo es bueno o malo lo dirá el tiempo y el hecho de que no haya decisiones unilaterales que pongan en cuestión la integridad territorial. Nosotros somos frontera española y europea.

Hace unas semanas se produjo un gran salto a la valla de Melilla, ¿echó de menos más implicación por parte de la Unión Europea?

Sin duda me hubiera gustado que se implicaran más como pasó en Ceuta. Europa tiene que defender más sus fronteras del sur.

Habla de razones estratégicas. ¿El acuerdo tiene que ver con la necesidad de Europa de abastecerse del gas argelino para dejar de depender de Vladímir Putin?

Todo tiene que ver. Cuando Putin, que es un sátrapa y un dictador, hace la barbarie que está haciendo en Ucrania, yo pensé que a los pocos días íbamos a tener una entrada masiva y así sucedió. Marruecos aprovecha siempre cualquier coyuntura para presionar. Si todo acaba con el nuevo acuerdo, genial. Y yo creo que Argelia tendrá un momento de enfado, pero necesitan los ingresos derivados de su gas.

¿Estaba en peligro la integridad territorial de España?

No tengo constancia de eso.

Parece que ha habido dos tipos de reacciones al acuerdo: una bastante crítica de los partidos desde Madrid y otra más benévola desde las ciudades autónomas, ¿a qué se debe? ¿Al apego al territorio?

Se debe a que nosotros necesitamos que la situación se desatasque y tenemos que estar a favor de todo lo que se haga para que nos llevemos bien con Marruecos.

¿Quizá ese apego sea la explicación a los aplausos que recibió el presidente Sánchez en su visita el pasado miércoles?

Sí. Y es que esto se ve perfectamente cuando ves al presidente de Ceuta, que es del Partido Popular, alabando el acuerdo, al igual que yo. Si el tiempo dice lo contrario, lo criticaremos los primeros.

¿Cómo debe ser la reapertura de las fronteras? ¿Qué coste ha tenido para Melilla tenerlas cerradas?

Como cifra macro, hablamos de 500, 600, 700 millones de euros de pérdidas anuales. Y respecto a la frontera, me gustaría que fuera fluida, pero con control.

¿Se han solucionado los problemas derivados de los saltos del pasado 2 y 3 de marzo?

El día 2 de marzo intentaron entrar 2.500 y entraron 800 subsaharianos. El segundo día entraron 350. Además, fueron entradas violentas, que dejaron heridos a agentes de la Guardia Civil. Eso sí, una vez que entran no se acaba el problema. Cierto es que los subsaharianos que entran no dan problemas porque su objetivo no es Melilla, sino salir de su país para buscarse un futuro mejor. Pero nosotros no podemos soportar tanta presión migratoria porque tenemos 12 kilómetros cuadrados. A eso le unimos el problema de los menores no acompañados. Espero que esto no vuelva a ocurrir y que Marruecos deje de usar la inmigración como arma.

Usted llegó a la Presidencia de Melilla en 2019, lo que acabó con 19 años de poder de Juan José Imbroda, del PP. ¿Qué balance hace?

Este señor estaba pegado al poder y se le quitó. Me ha presentado ocho o nueve querellas y las ha perdido todas. Ha sido complejo porque me he encontrado una estructura de 20 años bajo la que había creado una red con la que controlaba todo, desde la administración hasta los medios de comunicación y su objetivo a batir he sido yo. Me decían que no iba a llegar a final de ese año y llegaré a final de legislatura.

¿Y más allá de final de legislatura? ¿Se volverá a presentar?

Lo veo complicado. Más que nada por aguantar el desgaste como presidente de un tripartito en el que tengo que hacer de equilibrista. Yo tengo mi plaza de funcionario y no tengo ninguna aspiración por vivir de la política. En política hay dos tipos de político: el que viene a servir y el que viene a servirse. Yo soy de los primeros. 

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