El mundo rico descuida la vacunación del mundo pobre para frenar más ómicrons: 2021 termina lejos del objetivo del 40%

Comprobación temperatura en una escuela de Iseyin, Nigeria.
Comprobación temperatura en una escuela de Iseyin, Nigeria.
Xinhua vía Europa Press
Comprobación temperatura en una escuela de Iseyin, Nigeria.

Los países de rentas altas como los de la UE o Estados Unidos terminan el año con amplias coberturas de vacunación contra la Covid -que alcanza casi al 90% de los mayores de 12 años en España- y con la administración de terceras dosis bien enfilada -el 80% de los españoles mayores de 60 años- y de las primeras a los niños de 5 a 11 años. Mientras, los países de rentas medias y bajas sigue luchando contra la Covid prácticamente sin el arma más potente para combatirla. La mayoría de los países de África, no tiene vacunado ni al 20% de su población y algunos ni siquiera al 10%, como Somalia (7,4%), Nigeria (4,6%) o Chad (1,7%). La ONU, la OMS y los países más desarrollados cierran el año sin haber alcanzado el objetivo que se fijaron para vacunar al 40% de la población de los países de renta media y baja y, con ello, fracasan en poner trabas al mayor riesgo que afronta la pandemia, la aparición de nuevas variantes que, como la ómicron, den la vuelta al tablero de un día para otro.

Vacunación en el mundo. En verde oscuro los países con más población protegida frente a la Covid. En verde claro, los que menos.
Vacunación en el mundo. En verde oscuro los países con más población protegida frente a la Covid. En verde claro, los que menos.
Our World in Data.

En octubre pasado, la comunidad internacional se comprometió a vacunar antes de final de año al 40% de la población de los países de ingresos medios y bajos. Se trataba de una vuelta de tuerca más al primer objetivo que se marcó la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales de 2020, para llevar vacunas al 20% de la población de estos países en 2021, al menos para administrarlas en personal sanitario y personas más vulnerables. Meses después, en lo que se interpretó como una declaración de intenciones, se elevó el objetivo al 40% que, terminado el año no se ha cumplido y que pone también en duda que pueda llegarse a la siguiente marca que se plantearon los países ricos, que a mitad de 2022 estuviera vacunada el 70% de la población de los de ingresos medios y bajos.

Según Our World in Data -una publicación online sobre estadísticas patrocinada entre otros por la Universidad de Oxford-, 2021 termina con el 70% de la población de de las mayores economías (en verde oscuro en la imagen inferior) pero solo con el 35% de personas con pauta completa en los de ingresos medios y un limitadísimo 4,1% en los países más pobres.

Vacunación a 29 de diciembre en países de ingresos altos, medios y bajos.
Vacunación a 29 de diciembre en países de ingresos altos, medios y bajos.
Our World in Data.

Los riesgos de mantener a la mayor parte de la población mundial sin vacunas contra la Covid no solo tiene que ver con la salud de sus propios habitantes, sino con que eso permite al virus seguir circulando, mutando y dando lugar a nuevas variantes, como la ómicron, que se detectó en noviembre en Sudáfrica. Y si 2021 ha sido el año de la vacunación contra el coronavirus, también ha sido el año de las advertencias por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de los expertos, también en España, de que la pandemia no se frenará hasta que no frene en todo el mundo.

"Este virus seguirá evolucionando y amenazando nuestros sistemas sanitarios si no mejoramos la respuesta colectiva", volvía a clamar este jueves el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una rueda de prensa de final de 2021, que termina con un "tsunami" de nuevos casos por la variante ómicron, aunque también con la esperanza de que pueda "terminarse con la fase aguda" de la pandemia.

"Mientras que la Ciencia respondió en 2021, la política a menudo ha triunfado sobre la solidaridad", secretario general de la OMS

En su intervención, Ghebreyesus ha repasado los progresos de la ciencia desde que se aisló el virus y se desarrollaron las primeras vacunas y las decisiones políticas en torno a ellas y ha reprochado que "mientras que la Ciencia respondió, la política a menudo ha triunfado sobre la solidaridad" que esta organización lleva reclamando todo el año para que las vacunas lleguen también a los habitantes de los países que no pueden comprarlas directamente a las farmacéuticas o no pueden pagarlas. El caso más patente es el de África, donde la cobertura de vacunación queda muy lejos de los objetivos marcados y reúne los males que aquejan a la vacunación de los países más pobres: no tiene capacidad para producir la vacuna ni para pagarla, en muchos casos las dosis donadas caducan porque sus infraestructuras son insuficientes para ponerlas en un corto espacio de tiempo y muchos países no tienen una estrategia de vacunación que garantiza que primero se vacunan los más vulnerables y no los más poderosos y que ongs como Médicos Sin Fronteras exigen para colaborar en el proceso de vacunación.

Tasas de vacunación en países africanos.
Tasas de vacunación en países africanos.
Our World in Data.

"Las causas son multifactoriales, es un problema complejo", explica la responsable de Relaciones Institucionales de Médicos sin Fronteras España, Raquel González. Destaca como elementos clave "el acaparamiento de vacunas" por parte de los países ricos, "la falta de vacunas y no haber permitido que se generaran más centros de producción" con patentes que retienen las farmacéuticas.

No obstante, 2021 termina con una noticia esperanzadora, que después de los problemas y escasez de producción de vacunas que se registraron en este primer año de vacunación, en estos momentos "se ha conseguido producir el mismo número de vacunas que de población mundial", algo que podría contribuir a igualar el reparto mundial de pinchazos si los países ricos dejan de "acaparar" dosis y dan un "cambio de rumbo" a una estrategia que debe pasar también por tener claro que vacunar a todo el mundo no es solo solidaridad, sino que va en beneficio propio. 

Si las cifras récord de contagios por la variante ómicron con que termina 2021 servirá para cambiar algo es un misterio, aunque González no parece muy optimista. "Ojala que sirviera, pero tener que esperar a una variante más letal para volver a meter el acelerador dice muy poco del sistema. Mucho me temo que el cambio de rumbo de los países de rentas altas en temas de salud pública es difícil que se produzca si no volvemos a tener aquí 1.000 muertos al día", lamenta.

"El cambio de rumbo de los países de rentas altas en temas de salud pública es difícil que se produzca si no volvemos a tener aquí 1.000 muertos al día", Raquel González, Médicos Sin Fronteras

Hasta ver qué ocurre en 2022, estos son los principales factores que hacen que 2021 termine con una vacunación contra la Covid "a dos velocidades", una a la que circulan millones de personas con acceso a los sueros y la otra a la que lo hacen muchos millones más que no lo tienen.

El fracaso de Covax

A finales de 2020, cuando el desarrollo de las vacunas ya permitía ver el día en que empezaran administrarse, la OMS creó Covax, un  instrumento que canalizaría las donaciones financieras de la comunidad internacional para comprar vacunas para los países que las necesitaran. Pero desde entonces ha ido encadenando problemas, empezando por el económico. En principio, se contó con un presupuesto de 2.000 millones para comprar vacunas, después lo rebajó a 1.400 y de momento solo ha contado con 800, para una compra de vacunas que en primavera se topó con el inconveniente de fiarlo todo a un único proveedor. Iban a comprar vacunas al Instituto Serum de la India, que vendería una versión de AstraZeneca. Sin embargo, a partir de mayo India experimentó un gravísimo pico de contagios -relacionados con la entonces nueva variante delta-que hizo que, como otros países en Europa, su Gobierno decidiera suspender las exportaciones de vacunas, lo que dejó sin ellas a los países que dependían de las donaciones de Covax.

Acaparamiento de dosis

Mientras eso ocurría, los países de renta alta "acaparaban" vacunas por cantidades hasta cinco y 10 veces superiores a la población a la que tenían que vacunar. Por ejemplo, la UE compró anticipadamente 1.400 millones de dosis para 2021 y ya en marzo de este año había apalabrado con las farmacéuticas nuevos contratos de compra por 1.800 millones de dosis para los años 2022 y 2023, para sus 500 millones de habitantes.

Mientras que países como Camerún no llegan al 5% de la población vacunada, Estados Unidos o la UE avanzan en la tercera dosis y vacunan ya a los niños a partir de 5 años. En el caso de España, el debate sobre si era mejor priorizar la vacunación en terceros países se mantuvo muy vivo hasta hace unos meses entre los asesores del Gobierno central y comunidades para después desaparecer.

Con las cifras de contagios disparadas y aún en mitad de las vacaciones de Navidad, el próximo martes se decidirá sobre el regreso a las aulas. Demasiado tarde según muchos padres. Los ministros de Sanidad, Educación y Universidades, con los consejeros autonómicos debatirán el día 4 cómo afrontar el segundo semestre escolar.
El Gobierno es claro y apuesta por "garantizar la presencialidad en nuestras aulas a la vuelta de las vacaciones", asegura Carolina Darias, ministra de Sanidad.
La mayoría de Comunidades son partidarias de esa presencialidad. Madrid presenta objeciones. La vuelta al cole el 10 de enero dependerá de la situación epidemiológica y de la vacunación de los menores. La presidenta Isabel Díaz Ayuso estudia dos escenarios "la vuelta con total normalidad y otro de semipresencialidad donde los mayores podrían turnarse en las clases, hacerlo de manera alterna".
Lo que pretende, dice, es "seguir hacia adelante y que las clases no se paren". Hasta ayer, el 21 por ciento de los niños de entre 5 y 11 años ya habían sido inoculados. Según datos de Educación, solo el 1,5 por ciento de las aulas de toda España estaban confinadas el 23 de diciembre, el día que los alumnos comenzaban las vacaciones.
Niños recibiendo la vacuna contra la Covid en España.

Patentes 

El impulso de desarrollo de las vacunas ha contado como nunca antes con fondos públicos, que ascienden a unos 2.000 millones de euros en la UE según calcula Fernando Lamata, que fue director general del Ministerio de Sanidad y uno de los expertos en Salud Pública que más ha clamado en contra de la actitud de laboratorios y países ricos. A pesar de ello, las compañías retienen las patentes de los sueros sin que tenga visos de prosperar la iniciativa auspiciada por India y Sudáfrica y apoyada ya por 104 países en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para que se liberen las patentes durante un tiempo y se comparta la tecnología para que plantas en otras regiones del mundo puedan producirlas.

España se ha mostrado a favor, pero se inhibe en el papel negociador de la UE en la OMC, donde insiste en su lugar en eliminar barreras al comercio y aumentar las donaciones. A pesar de que en un principio el entonces nuevo presidente de EEUU, John Biden, dijo que apoyaría la iniciativa para suspender las patentes, este compromiso sigue sin avanzar. "Siguen mareando la perdiz", dice González.

Donaciones bilaterales y ventas

Junto con los insuficientes fondos que los países ricos donan a Covax, este año han emprendido por su cuenta donaciones bilaterales y reventa de vacunas mediante acuerdos tripartitos entre país emisor, receptor y farmacéutica. En este último caso, aunque los países que venden no ganan dinero porque lo hacen al precio que pagaron por las dosis, la transferencias de vacunas se hacen a países que pueden pagarlo, es decir, de renta media más que de renta baja.

España ha comprometido a trasferir 50 millones de dosis, de las que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, dijo este miércoles que ya se han donado 48. En particular, el Gobierno se dirige a América Latina y a África y ha firmado varios acuerdos reventa de vacunas de AstraZeneca con Paraguay, Argentina u Honduras.

Una mujer recibe una dosis de una vacuna contra la covid-19, en Tegucigalpa (Honduras).
Una mujer recibe una dosis de una vacuna contra la covid-19, en Tegucigalpa (Honduras).
GUSTAVO AMADOR / EFE

Problemas de suministro

Sobre todo en los casos de las donaciones bilaterales o las reventas, otro problema que encuentran los países receptores o compradores es el poco tiempo para ponerlas antes de que caduquen. Las donaciones a través de Covax no pasan por países intermedios, no así las donaciones. Aunque a medida que pasa el tiempo han ido ampliado uno o dos meses, las vacunas contra la Covid tienen un periodo de caducidad de seis meses, que hace que sea mucho más corto, de hasta un mes, cuando llegan al país que las va a poner desde otro distinto y después de hacer un acuerdo de recompra o de donación.

Por este motivo, ocurren cosas como lo que pasó la semana pasada, la quema pública de un millón de dosis caducadas en Nigeria, para destruirlas y para disipar temores en la población de que se estuvieran administrando sueros en mal estado. El acontecimiento iguala tristemente a uno de los países más pobres del mundo con el 'mundo rico', porque en España algunas comunidades también se han visto obligadas a desechar vacunas que les habían caducado. Sin embargo, los motivos son distintos. En un caso, por un suministro complicado, en el otro, por sobrecompra de sueros.

Países receptores

Una vez sobre el terreno, las vacunas siguen encontrando obstáculos para terminar siendo administradas a la población. El primero que se planteó fueron las complicadas condiciones de conservación de las vacunas de Pfizer o Moderna, que tenían que permanecer a decenas de grados bajo cero.

Eso hizo que AstraZeneca fuera la más asequible y precisamente una versión de la que se inoculó en la UE es la que produce el principal suministrador de Covax, el Instituto Serum de la India. Como se sabe después, no son las que más protección confieren y son las que más tiempo requieren para la pauta completa, porque las dos dosis han de separarse tres meses.

Por otra parte, para donar vacunas Covax exige a los países receptores que tengan una estrategia de vacunación, para establecer unas prioridades en la población. Muchos de ellos, sin apenas infraestructuras sanitarias, no consiguen tenerla. El resultado en muchos casos es que, en lugar a sanitarios o personas más vulnerables, las vacunas van a la élite, empezando por los miembros del Gobierno, lo que, además de al instrumento de la OMS, también ahuyenta a las ongs, que también se plantean su papel de vacunadores por el hecho de que las farmacéuticas se eximen de toda responsabilidad sobre efectos secundarios, que descansan en quien administran las vacunas, ya sean gobiernos u organizaciones humanitarias.

Por otra parte, organizaciones como Médicos Sin Fronteras tampoco colaboran en la vacunación de países donde no se asegura que la "vacunación es universal, empezando por los más vulnerables".

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