Transición energética en los hogares: ¿una oportunidad limpia y rentable para todos los bolsillos?

Vivienda en rehabilitación para evitar la pérdida de energía y hacer más eficiente el consumo
Vivienda en rehabilitación para evitar la pérdida de energía y hacer más eficiente el consumo
Joe Cool
Vivienda en rehabilitación para evitar la pérdida de energía y hacer más eficiente el consumo

El precio de la luz bate día tras día el máximo alcanzado horas antes. Los récords efímeros se agolpan en plena temporada de calor, sin perspectivas a corto plazo de una tregua en la tarifa eléctrica para los hogares. El reto del cambio climático se convierte también en un desafío económico y financiero para los gobiernos y ciudadanos.

El informe del panel climático de la Organización de Naciones Unidas, publicado esta semana, habla de “código rojo para la humanidad”. Su equipo de expertos fía el futuro del planeta a un frente común de gobiernos, empresas y la sociedad, cuyas medidas e inversiones harán posible la transición sostenible de la economía.

Un primer gran paso se puede tomar de puertas hacia dentro. Las familias suponen el 30% de la energía consumida en España, incluido el gasto energético de los hogares, de acuerdo con cálculos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Sin embargo, los ciudadanos tienen al alcance de la mano una batería de opciones sostenibles de ahorro e inversión, empezando por sus propias viviendas.

Controlar el gasto energético

Cada vez más aparatos del hogar dependen de la electricidad. Por ello, cualquier descuido favorece que las facturas de los proveedores escalen por las nubes. Mapfre, entidad presente en Finect, aconseja en primer lugar hacer una valoración del gasto diario. Esta permite a las familias ahorrar dinero y, de paso, convertir el hogar en un espacio más eficiente y sostenible.

Los medidores de consumo eléctrico son otra técnica de control de gasto cada vez más presente en las viviendas: ofrecen información sobre qué electrodomésticos consumen más y cuáles, al contrario, son más eficientes. Desde Mapfre recomiendan revisar la potencia contratada y ajustarla al gasto energético habitual. Por ello, conviene escoger el plan que mejor se ajuste al número de personas que viven en el domicilio y a las horas en que más energía y aparatos haya conectados a la corriente.

Los electrodomésticos con mejor valoración en su etiqueta de eficiencia energética y las bombillas de bajo consumo son pequeños gestos que, a la larga, crean una bolsa de ahorro que después se podrá invertir. A través de Finect se pueden consultar ideas para organizar esos ahorros y sacarles provecho, con ayuda de asesores financieros. También se pueden encontrar productos sostenibles que invierten con criterios respetuosos con el medio ambiente.

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Rehabilitación en los hogares

Hay quien opta por dar un paso más y realizar gestos medioambientales más grandes. Los profesionales del sector inmobiliario apuntan que una vivienda reformada puede revalorizar su precio de mercado entre un 10% y un 15%. La plataforma del sector de reformas Habitissimo va más allá: estima que una reforma integral del inmueble puede costar unos 38.000 euros. A cambio, revaloriza la vivienda un 60%, sin duda un beneficio a largo plazo.

La rehabilitación energética de las viviendas es una de las vías de ahorro a largo plazo, sobre todo en un entorno como el actual de altos precios. Esta solución permite ahorrar más de 25 euros en la factura mensual, según datos de Propamsa, empresa de construcción perteneciente a Grupo Molins.

Cada usuario en el sector residencial ha pagado de media 543,38 euros por electricidad entre enero y julio, indica Propamsa. Un sistema de aislamiento térmico exterior, llamado SATE, ayuda a reducir la factura al menos el 30% (alrededor de 163 euros del importe que las familias abonaron por la luz en los siete primeros meses de este año). El porcentaje de ahorro puede subir hasta el 90% en las viviendas pasivas.

Los aislamientos térmicos evitan las fugas de calor en invierno y regulan mejor la temperatura en verano, explican desde el sector de la rehabilitación. Así, podemos mantener cerrada la llave del termostato -y del dinero- gracias a que en el interior de las casas se alcanzan temperaturas adecuadas. Además de reducir la factura de la luz, estos sistemas evitan condensaciones y humedades -con el consiguiente ahorro de reparaciones o gasto en deshumidificadores- y rebajan por lo menos un tercio las emisiones contaminantes de la vivienda.

Invertir en sostenibilidad

Las empresas del sector de las energías renovables viven un nuevo empuje gracias a la crisis del coronavirus. Los fondos de recuperación económica postpandemia, que entregarán muchos gobiernos, descargarán una lluvia de financiación para las empresas relacionadas con la economía limpia. Sectores como el de rehabilitación de vivienda y edificios, o los automóviles eléctricos recibirán importantes partidas presupuestarias.

Un dinero que permitirá financiarse a precios bajos y que gana atractivo para el inversor. Las dudas sobre la rentabilidad que ofrecen los activos sostenibles se han ido disipando con el paso de los años. Fidelity International señala que la inversión ASG (aquella que emplea parámetros medioambientales, sostenibles y de buena gobernanza) es más rentable.

Según esta gestora, las empresas en la parte alta de una escala de calificaciones ASG superan en rendimientos a las que tienen calificaciones más bajas en ese parámetro. De hecho, un estudio que realizó este año demuestra la relación entre las características de sostenibilidad de una empresa y el crecimiento histórico del dividendo que esta reparte. A través de Finect pueden consultarse y contratarse fondos de inversión sostenibles y de otras temáticas.

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