La ejecutiva de Podemos ya tiene un primer culpable para explicar las causas del batacazo electoral del pasado domingo: la división interna. Esa es la conclusión que ha sacado el Consejo de Coordinación morado tras reunirse este viernes, cinco días después de los malos resultados que provocaron una importante bajada de Unidas Podemos en el País Vasco y su desaparición en el Parlamento de Galicia.

Hasta este viernes, los principales dirigentes de Podemos habían mantenido un silencio casi absoluto en lo relativo a los resultados del domingo pasado. Las únicas reacciones fueron las del secretario general, Pablo Iglesias, y las de la portavoz orgánica, Isabel Serra. El primero reconoció en Twitter la "derrota sin paliativos" y planteó la necesidad de hacer "autocrítica", y la segunda planteó que la caída electoral era una "realidad compleja" que no tenía una "causa concreta", sino varias.

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De ahí que la reunión de la ejecutiva de este viernes fuera clave para conocer qué primer análisis bosqueja Podemos, especialmente después de que IU, la otra pata de Unidas Podemos, alertase hace unos días de que el espacio viene "mermando desde 2016", pidiera "fortaleza organizativa" e "implantación territorial" y avisara de que la coalición necesita "mucho más que una buena gestión gubernamental" para recuperarse.

Y, en este sentido, Podemos coincide parcialmente con IU en su primer diagnóstico sobre el batacazo electoral: son las divisiones internas las que lo explican porque, aseguran fuentes del partido, han impedido construir organización en el territorio. "Se ha debatido sobre la debilidad organizativa en los territorios debido a las peleas internas de la etapa anterior", explican estas fuentes, que aseguran que hay que "poner en marcha cuanto antes" una extensión territorial que permita a Podemos tener presencia especialmente fuera de las grandes ciudades, su gran carencia.

No obstante, la cúpula de Podemos encarga el futuro con optimismo, ya que considera que esas peleas internas son cosa del pasado y que la elección de los nuevos órganos en la asamblea de Vistalegre III (que se realizó durante el confinamiento a través de internet), así como la renovación de todas las direcciones territoriales terminada hace unas semanas, inaugura una nueva etapa de estabilidad tras la salida de los críticos errejonistas y anticapitalistas. "Estamos a tiempo de recuperarnos sobre los resultados actuales", sostienen fuentes del partido morado.

Una asignatura pendiente desde hace años

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Pese a que la falta de implantación territorial no impidió la fulgurante irrupción de Podemos en 2014 y los buenos resultados que mantuvo hasta 2015, lo cierto es que es un problema que el partido arrastra desde hace años y que el propio Iglesias ha reconocido en varias ocasiones. De hecho, tras el batacazo en las elecciones autonómicas y municipales de 2019, el líder morado aseguró que "hace falta una organización capaz de hacer campaña, más cuadros preparados para gobernar y más implantación territorial".

Pese a esto, de la ejecutiva de hoy no salió ninguna medida concreta para reforzar la escasa presencia en el territorio de Podemos. Según fuentes del partido, buena parte de la reunión se dedicó a analizar la crisis que está experimentando la monarquía a raíz de los escándalos que afectan al rey Juan Carlos I, un asunto en el que Unidas Podemos está haciendo mucho hincapié en las últimas semanas por su perfil republicano pero también porque le ayuda a distinguirse del PSOE.

Los principales dirigentes de Podemos achacan los "numerosos escándalos de corrupción" no solo al rey Juan Carlos, sino a toda la monarquía, cuya "utilidad" aseguran que queda cuestionada por esos mismos problemas. Podemos considera que es necesario "llevar a cabo aportaciones en clave propositiva, abriendo espacio al debate para avanzar hacia una democracia más fuerte".