Salvando el 'Planeta A': Los nuevos movimientos contra el cambio climático

Manifestantes en la manifestación contra el cambio climático del 27 de septiembre de 2019 en Madrid.
Manifestación contra el cambio climático del 27 de septiembre de 2019 en Madrid.
GTRES
Manifestantes en la manifestación contra el cambio climático del 27 de septiembre de 2019 en Madrid.

“No hay planeta B”, gritaban en la cumbre de septiembre los manifestantes que salieron a la calle para pedir propuestas que aborden el calentamiento global. Según expertos de todo el mundo los efectos del cambio climático ya son irreversibles, pero se pueden frenar. Esa esperanza de poder evitar –o por lo menos retrasar– la situación catastrófica a la que nos ha llevado nuestra propia especie, es a lo que se agarran aquellos que han decidido organizarse y unirse con una única demanda: la intervención de los gobiernos con medidas concretas de adaptación y mitigación.

En 2018, año decisivo y punto de inflexión en la trayectoria de los nuevos movimientos ecologistas, se ha visto como en todo el mundo las acciones, los discursos y las protestas se han intensificado e internacionalizado considerablemente ante la urgencia de la situación. A la llamada han respondido millones de personas, entre ellas una gran mayoría de jóvenes y estudiantes que saben que son los que van a sufrir las consecuencias del cambio climático.

El ecologismo como movimiento de lucha en defensa del medio ambiente existe desde hace poco más de 50 años cuando -muy ligado al desarrollo de los sistemas democráticos y al progreso de las libertades civiles-, surgió con el objetivo de concienciar sobre los daños del ser humano al planeta y actuar hacia un futuro sostenible. 

Inicialmente, y durante décadas, este movimiento ha estado liderado fundamentalmente por ONG’s. Con la emergencia climática de los últimos años han surgido nuevos movimientos integrados por personas preocupadas por el cambio climático que se organizan y actúan con una agenda independiente. Internet y las redes sociales han posibilitado que gente de todas partes del mundo se una en una misma causa y pueda comunicarse y coordinarse a través de aplicaciones que les permiten estar en contacto a nivel internacional.

Fridays for Future

Manifestantes de 'Fridays for Future'.
Manifestantes de 'Fridays for Future'.
GTRES / Uwe Zucchi/dpa

La iniciativa de Greta Thunberg, la activista sueca de 16 años, de faltar a clase todos los viernes para protestar en frente del Parlamento de su país, inspiró la creación de un movimiento que acabaría albergando a miles de personas a nivel mundial y la convertiría en uno de los rostros del ecologismo. En España, este movimiento llegó a principios de 2019 con el reclamo de tres chicos de Gerona que, inspirados por Thunberg, decidieron quejarse también frente a las instituciones y expandieron su mensaje por todo el país.

"Los jóvenes tenemos una lectura común del problema: nuestro futuro y el de las nuevas generaciones está siendo hipotecado a costa del beneficio de unos pocos", lamenta Gemma Barricarte, miembro del movimiento en Barcelona. "Si la gente no sale a presionar, no podemos aspirar a que nadie ponga medidas". El. movimiento pide principalmente justicia climática, el cumplimiento " de verdad" del Acuerdo de París y que se escuchen las demandas de los científicos (especialmente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático). "Ya no hablamos de cambio climático, sino de emergencia climática", explica Barricarte, afirmando que gracias a las nuevas acciones disruptivas que rompen con la normalidad de manera masiva, muchos sectores de la población están comprendiendo la magnitud del problema, "aunque por desgracia sigue siendo insuficiente", añade. 

Fridays For Future de Madrid asegura que la diferencia principal entre los movimientos que han existido hasta ahora y los nuevos, es la edad de sus participantes “ahora formados por mucha gente joven que ve amenazado su futuro y que tienen una motivación muy grande que viene del propio miedo”. Cree también que la forma de estructurarse es otro rasgo que les caracteriza, ya que su organización es asamblearia, horizontal y toman las decisiones por consenso, tratando de hacer “un mensaje transversal que sea interiorizado por la población, alejándose de ciertos tópicos, para transmitir un mensaje claro”.

"Tienen una motivación muy grande que viene del propio miedo"

Gemma Barricarte, por su lado, dice que "la construcción de un movimiento de esta magnitud y con esta atención mediática ha sido desbordante. Construirlo ha sido y sigue siendo un reto, es un reto mantenerlo en el tiempo y crecer". La joven asegura también que hay que luchar contra la "falacia" de que "comprando la opción eco en los supermercados y los coches eléctricos vamos a solucionar esto", ya que afirma que eso es lo que quieren vendernos las empresas. "¿Qué sentido tiene comprar pimientos ecológicos y dejar de usar bolsas de plásticos seguimos sin cuestionar por qué es más rentable producirlos a 5.000 kilómetros y traerlos en "megabarcos" con unos impactos ambientales innecesarios?"

Sin embargo, esa diferencia de edad que les caracteriza, también les perjudica. De hecho, una de las principales dificultades a las que se enfrentan es la inexperiencia de los más jóvenes. “Nos hemos lanzado a un movimiento político y hay mucha gente que todavía está en el instituto, no tiene experiencia o posicionamiento político”, confiesan fuentes del movimiento. Sus participantes han tenido que aprender de cero y por sus propios medios, tanto a redactar una nota de prensa, como a organizar y convocar una manifestación. Por lo tanto, hay muchas cosas que están haciendo a su manera, algo que consideran también una ventaja.

Con motivo de la XXV Cumbre del Clima celebrada en Madrid, han convocado una manifestación el 6 de diciembre que irá de Atocha a Nuevos Ministerios en la que se espera que haya gente, no solo de Madrid, sino de todas partes del mundo, con el fin de "recordar a los gobiernos la oportunidad que tienen con el Acuerdo de París para ponerse las pilas".

Extinction Rebellion

Manifestantes de la 'Brigada Roja' de Extinction Rebellion.
Manifestantes de la 'Brigada Roja' de Extinction Rebellion.
XR

"Si no nos rebelamos ahora por la vida, nos vamos a extinguir", reivindica Andreas Vesga, miembro internacional de la organización, destacando el último informe "catastrófico" de la ONU, que alerta de máximos históricos de CO2 en la Tierra. El símbolo del movimiento, de hecho, representa un reloj de arena que advierte que "el tiempo para actuar se acaba".

El movimiento nació en Reino Unido promovido por un grupo de personas que, preocupadas por la indiferencia de la gente, decidieron redactar una carta en la que denunciaran la negligencia de los gobiernos. Según cuenta, la primera acción que realizaron fue bloquear a Greenpeace por su "forma antigua de hacer las cosas, y en ocasiones movida por sus propios intereses". Un método que "hasta ahora no ha funcionado", razón principal por la que creyeron que había llegado el momento de algo nuevo. 

Ahora, están presentes en más de 75 países y tienen tres demandas muy concretas: dar voz a lo que publican los científicos, que se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero para 2025 y establecer asambleas de ciudadanos, "que ya se han usado con éxito en países como Irlanda o Polonia", explica el activista, afirmando que es "como un parlamento, pero mucho más participativo e inclusivo y no depende de intereses partidistas y económicos".

"A través del arte conectamos, creamos empatía y hacemos vibrar los corazones"

El movimiento internacional usa la desobediencia civil no violenta como método de presión y ya se ha visto como han hecho de la caracterización su seña de identidad en las protestas. La primera en surgir e inspirar a las demás fue la 'Brigada Roja', en representación al fuego y la sangre de las especies. Luego, cada país lo adaptó a su manera. En Barcelona salió la 'Brigada Azul', simbolizando el alza del mar, la extinción de las especies marinas, etc. Surgió también la 'Brigada Beige' por la desertificación y, en Alemania la 'Brigada Verde' por los bosques. "Esto es la belleza de Extinction Rebellion, que cada país se adapta y le da su sabor a lo local. A través del arte conectamos, creamos empatía y hacemos vibrar los corazones. Venimos con amor y con cierta furia, no con violencia", confiesa Vesga. 

El activista está convencido de que el surgimiento de estos nuevos movimientos ha contribuido a que los gobiernos empiecen a tomar medidas. "En muchas países, a raíz de las acciones que realizamos, se ha declarado la emergencia climática", dice, afirmando que ahora hay un nivel de concienciación que no existía antes, porque "no es una cuestión económica ni política, es una realidad".

2020 Rebelión por el clima: "Un movimiento de movimientos"

'2020: Rebelión por el clima' es una adaptación a España de una iniciativa europea llamada  'By 2020 We Rise Up', la cual acoge a más de 30 grupos con un denominador común: despertar conciencias ante la urgencia de la situación. "El marco temporal del que alertan los científicos es muy cercano. Se acaba el tiempo, 2020 es el año en el que tienen que empezar a disminuir las emisiones de CO2 a nivel mundial", explica Pablo Chamorro, miembro de la organización.

Este "movimiento de movimientos" tiene su origen en la iniciativa 'Climate Justice Action Network' y nació con la aspiración de generar una serie de oleadas de resistencia por el clima a nivel europeo. En España, esta llamada fue acogida tanto por las organizaciones ecológicas más convencionales, como por los movimientos emergentes que han surgido este año (Fridays for Future y Extinction Rebellion).

"Ha llegado en un momento muy oportuno porque ha permitido hacer una suma de fuerzas con otros que apenas existían hace años", confiesa el activista asegurando que se trata de "un abanico de muchos movimientos que ponen en el centro el levantamiento civil como palanca de cambio para conseguir objetivos". 

Sus acciones se están plasmando en una serie de olas de movilizaciones. La primera se llevó a cabo del 27 de septiembre -con la movilización multitudinaria contra el cambio climático- hasta el 7 de octubre, cuando varios manifestantes ocuparon la zona de Nuevos Ministerios en el centro de Madrid y un centenar acamparon en las puertas del Ministerio para la Transición Ecológica para protestar por la inacción de los gobiernos. La segunda estaba prevista que fuera en enero de 2020, pero el cambio de sede de la COP25 a España por las protestas de Chile han alterado por completo la agenda de todos los movimientos que han tenido que organizarse en muy poco tiempo. "La COP ha sido, sin quererlo, la segunda ola", declara Pablo.

De enero de 2020 a la primavera de ese mismo año tienen organizada la tercera ola, con un objetivo más empresarial y económico. "El IBEX 35 es uno de los mayores emisores de CO2 que hay en España", explica y asegura que por esa misma razón pondrán el foco en las empresas, grandes corporaciones y multinacionales.

Respecto a la Cumbre del Clima, son convocantes -junto con otras organizaciones- de la manifestación que se hará en la capital madrileña y han organizado una "Cumbre Social por el Clima". Se trata de un espacio alternativo a la COP25, liderado por movimientos sociales y organizaciones, "que pretende generar un lugar de contrapoder, de narrativas, tácticas y proyectos totalmente alternativos al oficialismo de la zona azul y verde que habrá en Madrid", cuenta el activista. En esa 'cumbre alternativa', que ha denunciado rotundamente los hechos ocurridos en Chile, se ofrecerán talleres, debates y foros de discusión vinculados a la emergencia climática. 

Hablamos con Fernando Prieto

Fernando Prieto.
Fernando Prieto.
F.P.

Fernando Prieto es cofundador y actual director del Observatorio de Sostenibilidad. Doctor en Ecología, lleva más de 25 años trabajando en medio ambiente y sostenibilidad en diferentes gobiernos y empresas, en temas como evaluación ambiental estratégico, impacto ambiental, energías, aguas, cambio climático, y calidad de aire, haciendo estadísticas para OCDE, EUROSTAT e impartiendo clases en diferentes universidades.

  • Qué diferencia hay entre los movimientos ecologistas más 'tradicionales' (ONG's, etc.) y los que han surgido estos últimos años?
Los grupos ecologistas tradicionales han realizado una labor excepcional durante décadas, pero en muchos casos no son los suficientemente transversales y reciben dinero y subvenciones del estado, de las administraciones y en ocasiones de empresas, por lo que no son tan reivindicativos como debieran. La propia sociedad, en ocasiones, ya no escucha sus planteamientos con las misma atención que hace décadas y las protestas y presentaciones de sus informes son muchas veces rutinarias.

  • ¿Cuál es el perfil de sus integrantes?
El perfil es de profesionales experimentados pero ya en ocasiones con hábitos adquiridos durante décadas lo que hace que sean organizaciones, en muchos casos endogámicas y con falta absoluta de renovación en los perfiles.

  • ¿Qué papel cumplen dentro de la lucha contra el cambio climático? ¿Hasta qué punto crees que están sirviendo sus acciones?​
​Han sido muy relevantes en campaña espectaculares contra el cambio climático especialmente señalando ante las sociedad los principales problemas pero deberían hacer mucho más contra el 'greenwashing' de empresas e instituciones señalando los responsables (empresas petroleras, energéticas, etc.) y sobre todo evaluando políticas para determinar actuaciones sostenibles y sobre todo las insostenibles.

  • ​En los últimos dos años se ha visto cómo han crecido considerablemente, consiguiendo cada vez más visibilidad global, tanto de sus acciones como de la urgente problemática del cambio climático. ¿A qué se debe?
​Se debe a la entrada de otros movimientos como 'Extinction Rebellion' o 'Fridays For Future', que realmente han sido mucho más disruptivos con sus procedimientos a pesar de su juventud. La entrada del arte en las manifestaciones, la reivindicación de la ciencia en las posturas adoptadas, y el intentar involucrar a decenas de miles de personas desde un movimiento transversal, son algunas de las claves de este éxito reciente.

  • ​¿Cuáles son los retos y dificultades de estos movimientos?
​Los principales retos son el llegar a cientos de miles o millones de personas señalando las empresas y gobiernos más contaminantes para realmente producir un movimiento en los políticos y empresas de una forma radical y no adecuada al reto que tiene actualmente la emergencia climática en el mundo y en este país. Deben de dar el paso señalar problemas proponer soluciones basadas en la ciencia.

  • ​¿Será determinante la próxima Cumbre del Clima en Madrid?
​La PRE COP 25 celebrada en Costa Rica avanzó en algunos temas, como soluciones basadas en la naturaleza, la economía azul y las ciudades sostenibles pero no en adoptar un comercio de emisiones mundial, ni en tomar medidas para que los países adopten medidas obligatorias de reducción de emisiones. Por ello la COP 25 que está presidida por la ministra de Chile y donde España es la mera anfitriona, va a ser una reunión de transición para la COP 26, la cumbre climática en Glasgow, donde parece que si se van a tomar nuevos y mejores compromisos climáticos vinculantes. Pero si algo se repetirá muchas veces, será lo de aumentar la ambición climática.
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