Finaliza este año 2021 marcado por el éxito de la campaña de vacunación, el inicio de la recuperación económica del país según la mayoría de los indicadores nacionales e internacionales, y por la aparición de una nueva variante del coronavirus que nos recuerda que es necesario seguir manteniendo la prudencia en el contacto social, y reforzar la atención primaria de nuestra sanidad pública, para superar los estragos ocasionados por la Covid-19.

El Gobierno de España se ha enfrentado al mayor reto histórico de los últimos 100 años y ha sabido responder con una receta opuesta a anteriores crisis, basadas en recortes en derechos sociales. De hecho, en las últimas semanas hemos recibido buenas noticias con la aprobación por una muy amplia mayoría de los Presupuestos Generales del Estado. Unas cuentas que nos convertirán en un país más fuerte y equilibrado, al llevarnos por la senda de la recuperación justa que defiende el Gobierno de Pedro Sánchez.

Estos son los segundos Presupuestos Generales del Estado que se aprueban de manera consecutiva, hecho que no ocurría desde 2014. Y ello adquiere mayor relevancia porque estos Presupuestos permiten afrontar con garantías la subida del Salario Mínimo Interprofesional, la cobertura para ERTES, el gasto social, el Ingreso Mínimo Vital, que se ha convertido en un pilar de nuestro Estado del Bienestar, las transferencias para Comunidades Autónomas por más de 126.000 millones de euros o los recursos para hacer efectivas las medidas de renovación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

"El Gobierno de España se ha enfrentado al mayor reto histórico de los últimos 100 años y ha sabido responder"

Estas previsiones cuentan además con el respaldo de la llegada de las primeras cantidades de los fondos europeos a nuestro país. España cumple sus compromisos con la Unión Europea, y prueba de ello es que las instituciones comunitarias confían en los planes de recuperación que se han presentado en Bruselas, y ya empiezan a liberar los recursos económicos conseguidos por el Gobierno español tras arduas y complejas negociaciones.

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Y Europa confía en España, entre otras cuestiones, porque nuestro país ha sido capaz de presentar una reforma laboral que cuenta con el consenso y el apoyo de todos los agentes sociales principales. Un ejercicio de sentido de Estado que demuestra que el diálogo es la mejor manera de solventar las discrepancias dentro de nuestro marco constitucional, y que ofrece una imagen al exterior de España como lo que es: un país serio, seguro y fiable.

Como dice Pedro Sánchez, “España crece y para hacerlo aún más, necesita acuerdos”. Y para alcanzar más acuerdos todos y todas debemos arrimar el hombro, sobre todo ahora que hay que tomar decisiones muy trascendentales, dejando de lado intereses personales, y pensando siempre en el bien de toda la sociedad, ampliando el espacio de los más vulnerables.

Para asentar lo conseguido en los últimos meses, debemos ser fuertes en la vacunación, repetir el éxito de este año y cumplir los objetivos del calendario de la tercera dosis para la población general. La ciencia, la unidad institucional y la prudencia de la ciudadanía son los tres pilares fundamentales para superar esta crisis de manera definitiva en próximas fechas.

Por desgracia la oposición política de derechas, de la mano de su corte mediática, sigue poniendo palos en las ruedas en la consolidación del crecimiento en España. No les basta con que se haya superado la cifra de más de 20 millones de ocupados, ni tampoco que los últimos datos oficiales de crecimiento económico hayan sido mejores de lo esperado. Para quienes promueven la división, el enfrentamiento y la discrepancia en la defensa de su particular visión de España, la consigna es clara: “cuanto peor, mejor”, por eso es una mala noticia para ellos el desarrollo de estas últimas semanas.

"Pablo Casado pretende arribar a la presidencia del Gobierno subido a lomos del caballo de la ultraderecha, a la que pretende superar en malos modos"

Especialmente preocupante resulta la actitud del presidente del Partido Popular, Pablo Casado, que pretende arribar a la presidencia del Gobierno subido a lomos del caballo de la ultraderecha, a la que pretende superar en malos modos y propuestas políticas aberrantes, al mismo tiempo que sufre por las intestinas luchas internas que mantiene con la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Pablo Casado es un pretendido líder de la oposición a tiempo parcial, porque tiene su agenda demasiado ocupada en el caos interno de su organización, y España necesita a políticos que ejerzan su trabajo a tiempo completo, defendiendo sus ideas sí, pero con sentido de Estado, ese del que carece el popular cuando utiliza las instancias europeas para tratar de menospreciar el trabajo del Gobierno, o cuando se dedica a minusvalorar a Nadia Calviño pocas horas antes de que fuera nombrada presidenta del comité responsable de las políticas del Fondo Monetario Internacional.

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Como bien indica el presidente del Gobierno, crisis hay muchas, pero para salir de ellas solo hay dos caminos: el del avance o del retroceso. Este Gobierno está consiguiendo lo que ningún otro ha logrado con tanta claridad: poner las bases para superar con éxito esta grave crisis sanitaria, con todas sus consecuencias económicas y sociales, evitando un tremendo desastre general y poniendo de relieve que solo desde una política socialdemócrata responsable y sensata se defienden de verdad los intereses colectivos.

En ese sentido, es justo destacar que este año también ha sido el del resurgimiento de la socialdemocracia en Europa, que muchos agoreros como Pablo Casado daban por muerta, y de la que España es un auténtico referente continental.

Dijo el expresidente de Estados Unidos Barack Obama que “cuando los tiempos se ponen difíciles, no nos damos por vencidos. Nos levantamos”, por eso hoy tenemos la oportunidad de conseguir que en las páginas de los libros de historia del futuro recordemos estos meses pasados como los de la apertura de la puerta de la esperanza gracias a una salida progresista de la crisis. Como dice el presidente del Gobierno, “la pandemia no ha sido un freno, sino un acelerador de un gran proceso de modernización que está viviendo España”.

A lo largo de estos duros meses estamos demostrando que la fuerza auténtica de nuestro país no procede de las élites financieras, ni de otros sectores económicos, sino del poder duradero de nuestros ideales: la democracia, la libertad, la igualdad y la esperanza. A aquellos que pretenden derrumbar la sociedad que entre todos y todas hemos construido el mensaje es claro: nunca nos venceréis.