Para qué sirve la culpa y por qué es tan frecuente sentirla en la maternidad

Una mala salud periodontal puede desembocar en depresión
La intrincada emoción de la culpa en la maternidad
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Una mala salud periodontal puede desembocar en depresión

En el vasto espectro emocional humano, la culpa emerge como una de las emociones más complejas y, a la vez, fundamental para el desarrollo y mantenimiento de nuestra estructura social y personal. Al igual que el resto de emociones, la culpa tiene raíz evolutiva, un sentido social y biológico. Se trata de una respuesta ante la percepción de haber cometido un error o transgredido un valor moral o social.

La culpa sirve como un mecanismo regulador de las relaciones, promueve la cohesión, la cooperación y el respeto por las normas comunitarias. Al experimentar esta emoción nos vemos motivados para reparar un fallo cometido, restableciendo así el equilibrio y la armonía dentro del entorno social.

Pero, ¿qué pasa cuando es el sistema y el entorno los que son erráticos en su valor, juicio y exigencia? Aquí la culpa pierde su carácter regulador y deja de tener un sentido saludable y adaptativo.

Con la maternidad se genera una notable distorsión de la función de culpa, ya que la crianza es un imán para esta emoción, sobre todo en las mujeres. Nuestras decisiones están orientadas por la presión, cuestionadas por las opiniones de los demás, negadas por la experiencia de otros o invalidadas por el sistema.

Si no das el pecho, si decides un parto respetado, si quieres o no epidural, si eliges purés o sólidos para alimentar al bebé, si me incorporo al trabajo pronto o tarde, si decido no volver y dedicarme a criar, si viajo demasiado, si no salgo con mis amigas o salgo demasiado... El sin fin de presiones no tienen límite. 

En la maternidad cada decisión puede ser motivo de autoevaluación y autocastigo emocional. Porque está muy bien decir 'que nos resbale todo' pero no ocurre, no lo podemos evitar, porque para todo ser humano viviente es importante la validación de los demás, y si respecta a nuestra identidad y capacidad como madres aún más peso tiene esta opinión del entorno, porque es algo muy importante para nosotras, seguramente lo más importante de nuestra vida. ¿Cómo no nos va a importar?

En muchos casos, la culpa en la maternidad se vuelve devastadora, destructiva y dolorosa.

Lo más sano para nosotras es identificar esa 'mala conciencia' y valorar de dónde viene. ¿Nos estamos equivocando o es que el sistema laboral me exige demasiado? ¿La crítica viene de fuera o es autoimpuesta? ¿Es que quieres encajar en el imaginario social de 'buena madre' pero sientes que no llegas? ¿Este deseo proviene quizás de tu propia educación, de tus referentes? 

Tenemos que tomar la conciencia adecuada de esa culpa, expresarla verbalmente y analizar por qué aparece, qué nos quiere decir y qué queremos hacer con esa sensación. Quizás, aprender. A ser más compasivas con nosotras mismas y con otras madres, a empatizar, a entender que hay millones de modelos de maternidad, tantas como mujeres y bebés hay.

Que no hay un modo correcto de actuar.

Si eres madre y quieres conocer más formas de autorregulación emocional saludable, sígueme en @alicia.natalmente

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