Entrevista

Susana Carmona, neurocientífica: "La ciencia respalda lo que intuíamos, que la maternidad nos transforma para siempre"

usana Carmona es psicóloga y doctora en neurociencia, lídera el equipo de investigación Neuromaternal en el Hospital Gregorio Marañón.
Susana Carmona es psicóloga y doctora en neurociencia, trabaja, junto a su equipo de investigación Neuromaternal, en el Hospital Gregorio Marañón.
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usana Carmona es psicóloga y doctora en neurociencia, lídera el equipo de investigación Neuromaternal en el Hospital Gregorio Marañón.

Susana Carmona es una de las mejores neurocientíficas de España; junto a su equipo de NeuroMaternal publicaron en febrero, en la prestigiosa revista Nature Neuroscience, la primera investigación, a nivel mundial, sobre los cambios que ocurren en el cerebro de las mujeres durante el embarazo, parto y posparto. Han descubierto, por ejemplo, que el cerebro de la madre experimenta un cambio madurativo, al igual que ocurre con nuestro cerebro en la etapa adolescente, que en el embarazo se genera una poda neuronal que nos optimiza y nos hace más eficientes o que el tipo de parto que tengamos modifica de diferentes maneras nuestro cerebro.

Sorprende que esta sea la primera la primera investigación. A Susana no tanto, ella es muy consciente del contexto en el que la biomedicina y la neurociencia se han desarrollado hasta ahora: "Ha habido un sesgo de género brutal en estas disciplinas, no solo porque no se han destinado recursos a investigar qué ocurre en nuestro cerebro durante el embarazo, tampoco es que tengamos muchos datos sobre la menopausia o la menstruación, ni en nada que tenga que ver con la mujer en exclusiva. Y no solo es esto, como dato curioso, fíjate en la magnitud del sesgo: hasta hace muy pocos años no se introducían especies hembras en los estudios biomédicos con animales, en los que se investigaban cuestiones tan importantes como la sintomatología de ciertas enfermedades, o la eficacia y los efectos de los medicamentos…”

¿No será una cuestión de que, hasta ahora, no ha habido muchas mujeres científicas? Susana puntualiza: “No es que no hubiera mujeres científicas, el problema es que no había mujeres científicas que pudieran tomar decisiones, es decir, que ocuparan puestos de poder para determinar a qué destinar los recursos de investigación (concretamente el periodo perinatal es bastante largo y, por tanto, más costoso). Ha habido, y todavía existe, una distribución de género muy desigual en los roles directivos de este mundo profesional”.

Susana, además de neurocientífica, es artista: “Me gusta mucho pintar y he hecho alguna exposición de mis obras…”. Pero, por desgracia, es en la ciencia donde más se ha plasmado aquello de trabajar por amor al arte; comenzó estos estudios en el año 2008, sin recursos, sin medios, con muchas dificultades y limitaciones, pero con unas ganas tremendas de descubrir al mundo que esta revolución tan profunda, que habitaba ya en el sentir de todas las madres, era muy real, que si tantos órganos cambiaban en el embarazo… ¿Cómo no  iba a cambiar el cerebro? La maternidad nos transforma para toda la vida y su ciencia ahora nos permite comprendernos, aceptarnos mejor.

Sus descubrimientos han marcado un antes y un después en todo lo que concierne a la psicología perinatal, una especialización incipiente pero necesaria para abordar precisamente el gran impacto de todos estos cambios cerebrales y hormonales ejercen sobre la salud mental de la mujer y su familia, durante todo el proceso de concepción, embarazo, parto y puerperio.

En pocos días Susana publica su primer libro: Neuromaternal, en un intento exitoso por clarificar e interpretar, con el rigor que se debe, todos sus hallazgos científicos: "Los resultados de mis investigaciones corrieron como la pólvora en medios de comunicación de todo el mundo y muchos datos se han desvirtuado. Lo que más me ha sorprendido de todo mi proceso científico es ver cómo cada uno se lleva la ciencia a su terreno; todo se politiza, cada dato se puede corromper a través de una determinada ideología. Yo solo hago ciencia y divulgo".

Cabe preguntarse de qué manera se hace hueco la polémica. Susana explica que "se despierta, por ejemplo, cuando nombramos al ‘instinto maternal’ y se interpreta como sinónimo del deseo exclusivo de ser madre, de que es nuestra única meta biológica, o de que si das a luz ya sabes todo lo que tienes que hacer con tu bebé, y que, además, de todo ello dependerá tu valía como mujer. Por favor, el instinto maternal es mucho más complejo que eso, me da igual, llámalo como quieras, instinto, impulso... A veces los científicos, necesitamos poner nombres, en un intento de simplificar y comprender un proceso tan complejo como este, que es, ni más ni menos, que la esencia de la supervivencia de muchas de las especies que habitan nuestro planeta, entre ellas la humana". 

La neurocientífica continúa: "Desde la perspectiva neurocientífica, lo que sabemos es que, en mamíferos placentarios, los factores biológicos del embarazo y el parto modifican el cerebro de las madres de tal manera que la cría se convierte en el estímulo más relevante y esto facilita el inicio de la conducta maternal. Nuestros estudios demuestran que en nuestra especie eso también sucede: el embarazo modifica de forma profunda el cerebro de la madre y estos cambios facilitan el vínculo con el bebé. Cuando hablamos de instintos no nos referimos a comportamientos compartidos, sino a una motivación compartida, salvaguardar el bienestar del bebé, que se puede manifestar de diferentes formas, en función de la situación de cada madre y del contexto socio-cultural e histórico en el que le ha tocado vivir". 

Hay más asuntos que generan controversia: "Algunos entienden que insinúo que como la mamá es la que cambia, la mamá es la única que puede y debe cuidar del bebé (perpetuando ese rol de género) y en ningún momento aseguro tal cosa. Lo que tengo muy claro, viendo los resultados, es que el embarazo se convierte en uno de los momentos más trascendentales de la vida de una mujer, el organismo se transforma sobremanera a causa de atravesar ese evento fisiológico extremo que marcará cuerpo y mente para siempre".

Más allá de malentendidos o interpretaciones erróneas, Neuromaternal es un libro revelador, porque existe mucha literatura orientada al bebé y su desarrollo, pero en este caso está enfocado en la madre, con alguna pincelada en el padre: "Yo lo escribí pensando en cómo le hablaría a una mamá que quiere saber qué está pasando en su cerebro. Poner nombre a las cosas ayuda, esto permite, por un lado, aliviar el desconcierto que en ocasiones presentan las gestantes, y por otro, anticipar los cambios de conducta que acarrea la maternidad. Que si entras en una cafetería con tu niña de dos años y lo primero que piensas es: ¡Ay! Los enchufes a su alcance, los picos de las mesas, los escalones… Y demás peligros, no implica necesariamente que tengas un trastorno, no hay nada mal contigo, no exageras; tu cerebro está alerta, se ha hiperdesarrollado en este sentido para asegurar la supervivencia de tu cría, tu bebé es un estímulo tan relevante para ti, que la mayor parte de tu atención, energía, afecto y recursos mentales, están centrados en él”.

Tan cierto y tan difícil, la maternidad siempre supone un reto: “Yo siempre digo que la maternidad es lo mejor y lo peor; porque es tan intensa que no es que haya bueno o malo, llega hasta los extremos. Todas las opciones y definiciones que se te puedan ocurrir. La maternidad será tu límite y tu motor, difícil y gratificante, cansancio y energía, será todo”.

La maternidad es tan intensa que no es que haya bueno o malo, llega hasta los extremos

Sabemos mucho sobre la maternidad, pero aún prevalecen numerosas incógnitas, como reconoce Susana: “Tengo muy claro con este libro que, de toda mi carrera científica, mis hallazgos sobre la maternidad son los más marcados, coherentes y consistentes que he encontrado jamás. Aún así, esto es ciencia y hay que ponerla a prueba continuamente, en ello estamos, replicando todo esto con diferentes condiciones: qué ocurrirá en el organismo según el tipo de parto o cómo cambiaría el cerebro en un proceso de adopción… Nos encontramos aún con muchos interrogantes. Hoy sabemos que los cambios cerebrales facilitan la conducta maternal, pero no la determinan. Debemos ser conscientes de que la técnicas que utilizamos tienen limitación; que no detectemos algo no necesariamente implica que no exista. Y puede que nosotras no detectemos algo, que sí que exista…”

En su libro, no obstante, no solo encontraremos ciencia: “¡Claro que no! También es un libro con vivencias muy personales, incluso te diría que con demasiadas intimidades, pero siempre dejo muy claro qué es ciencia y cuáles han sido mis experiencias y mis sensaciones como madre. Cuento datos muy curiosos y que a mí siempre me han resultado fascinantes, haciendo hincapié en el órgano placentario, que desechamos en la basura como si nada, pero que tiene una vida y unas funciones asombrosas, y también el desafío inmunológico que supone gestar un ser diferente a ti, dentro de tu cuerpo y que tu organismo no solo tolera, sino que pone a su disposición todos los recursos de forma prioritaria. Es impresionante".

También le dedica un capítulo a la matrescencia, un concepto maravilloso que te hace entender que la maternidad (como en la adolescencia) no hay vuelta atrás:  "Al igual que una mujer no puede volver a ser niña, una madre jamás será la de antes y que ese evento tan importante para ti te hace replantearte hasta tu sistema de valores, el cambio se propaga en cada detalle de tu vida, desde tus relaciones, gustos, aficiones, hasta tu voto político o tu concepto del feminismo y la desigualdad tras tener una hija".

Precisamente, el proyecto NatalMente, que también comparte los hallazgos de sus investigaciones, surge por la idea de que, tras miles de años, nuestros cuerpos no han cambiado, pero nuestras mentes sí. Es decir, se le ha dado mucha importancia a cuidar y preparar al cuerpo para parir, cuando el trabajo más importante es el psicológico. 

La neurocientífica defiende que "cuerpo y mente importan, la nutrición es importante, el sueño también y además todo lo físico vuelve a impactar en nuestro bienestar emocional", si bien es cierto que "se ha obviado tanto la salud mental de la mujer durante todo este periodo, se ha invisibilizado tanto toda nuestra psicología: la prevención del estrés, la ansiedad, la soledad, nuestros miedos, nuestra euforia o nuestra tristeza… que sí, que me parece que ahora hay que destacarla más. El embarazo se ha considerado un proceso fisiológico mecanizado, todo lo demás se ha abandonado. Y en general, nunca se la ha dado a la maternidad toda la importancia que se merece".

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