¿Cuáles son los aspectos que más le atraen del teatro de Lorca?Me gusta recordar, en primer lugar, que Lorca no llegó a alcanzar su madurez literaria porque fue asesinado con tan sólo 38 años. Sin embargo, es una referencia de la literatura dramática universal. Trató una gran variedad de temas: se metió en el surrealismo, en la abstracción, en el teatro realista, la tragedia y la comedia. Creó personajes como Yerma, Bernarda o Doña Rosita, que forman parte de nuestro acervo. Fue una referencia como autor dramático, poeta, músico, dibujante, pero también como gestor, es decir, como promotor de proyectos culturales e iniciativas colectivas. Su manera de vivir la vida y el arte es un ejemplo.

¿Qué temas tratados por Lorca en La casa de Bernarda Alba le parecen más relevantes y vinculados con el mundo actual?El tema central es el del cuerpo de la mujer y su relación con la sexualidad o la economía; el cuerpo como mercancía para negociar matrimonios, como fuerza de trabajo; el cuerpo oprimido, retenido y protegido. Es una cárcel refugio esa casa. Luego hay subtemas importantes como el rumor: cómo vas vestida, cómo miras, cómo te maquillas, por qué te has asomado, con quién has hablado… El qué dirán lo vivimos ahora en las Redes sociales y afecta especialmente a las mujeres, a veces con intenciones agresivas. Conocemos casos de artistas o cantantes que han tenido que quitarse de en medio. El rumor es una herramienta de control despótico.

¿Cuánto hay de tradición y cuánto de vanguardia en este texto?Lorca hizo un texto totalmente vanguardista porque intentó crear personajes que hablaran de la realidad que estaba viviendo en ese momento, de manera despojada y usando figuras poéticas super sintéticas. No hay un intento de aprovechar lo ya conseguido, sino un riesgo por parte de Lorca que es el que seguimos valorando. Si no, sería imposible que en 2024 estuviera tan vivo.

Desde aquel ambiente opresivo de 1936 hasta la actualidad, ¿la mujer occidental no ha dado el mayor salto de la historia?Sí, pero todavía vivimos en una sociedad en la que sus cuerpos están amenazados por la violencia machista. Eso está cada día en las conversaciones y las noticias, e inevitablemente condiciona todo y no se puede negar.

¿Bernarda no practica una especie de mutilación a sus hijas?Cierto, es como una castración psicológica que Bernarda ejerce en representación del patriarcado. Probablemente ella habría sufrido de joven la misma violencia que ella ejerce sobre sus hijas. Es el caso de la víctima que se solidariza con el verdugo para sobrevivir. Bernarda es otra manera de sobrevivir.

Lorca describe el espacio de la Casa como una ‘Habitación blanquísima’, que contrasta con los vestidos negros.
El blanco tiene un poder de significado muy fuerte, porque ella se llama Alba. Hay un deseo de pureza tan grande que se convierte en obsesivo y es algo ya neurótico. Esa blancura tiene que ver también con la virginidad de Adela, con el vestido de novia....

Repasando las constantes que aparecen en sus obras, los recuerdos de la infancia y también los olvidos, como conformadores de nuestra personalidad, se advierten en creaciones como En la Luna (2011) 
Para mí siempre ha sido importante el trabajo con la memoria. Muchas veces el trauma produce olvido y el trabajo artístico sirve para rellenar esas lagunas. En mi caso, los traumas sociales coinciden con los personales. En el norte nos tocó una Transición especialmente dura y violenta que afectó a toda la sociedad. En la Luna es una ficción que completa olvidos de hechos y también emocionales. Es un triángulo que forman el recuerdo, lo que me pasa ahora y el invento o la ficción.

¿Consiguió rellenar esos huecos de su propia vida?Nunca sabré si son recomposiciones, recuerdos o invenciones. En muchas de mis obras se produce un diálogo con la gente que viene a verlas y eso sirve para aclarar hechos difusos de la biografía familiar, de una ciudad o de mi propia vida. Provocar esas conversaciones ya es interesante, aunque suelen reflejar diferentes versiones.

Una ruptura sentimental le indujo a escribir La respiración (2017). ¿El autor introduce estos problemas en sus creaciones como una especie de terapia o de exorcismo?Bueno, yo soy muy defensor de que las terapias las hagan los terapeutas (ríe), pero es cierto que el trabajo artístico tiene algo de terapia. De todos modos, la misión fundamental es crear significado, dar forma a lo que ha sucedido a través de historias, música, poemas, arte… La misión del arte es permitir mirar la realidad de otra manera y ampliar la consciencia.

La Calma mágica (2014) surge tras el fallecimiento de su padre. ¿Qué desata en el plano creativo esa pérdida?Esta obra nació con la voluntad de llenar un vacío y de seguir hablando con él. Con ese deseo construyes una historia y finalmente el protagonista acaba ‘hablando’ con su padre fallecido en una conversación telefónica. No era el objetivo al componer la historia, quizás por pudor, pero finalmente apareció durante la escritura. Hasta ese momento no había ‘hablado’ con mi padre y eso me permitió seguir haciéndolo después. Además, a la gente que iba a ver la obra les conectaba con la posibilidad de ‘hablar’ con los muertos. Es una de las misiones del teatro: resucitar a los muertos y hablar con ellos. Está en las tragedias, en los héroes… El actor encarna a alguien que ha desaparecido.

En El bar que se tragó a todos los españoles (2021) ahonda en su biografía familiar hasta llegar a la juventud de su padre, que abandonó el sacerdocio e inició una nueva vida. ¿Cómo surge la idea de reflejar esa peripecia vital?Esta obra surgió porque dedicando tiempo al recuerdo y viendo fotos de mi padre, pensé que su vida había sido épica y tendría que contarla. Un chaval que a los 12 años entró al seminario, se hizo cura y con 33 años decide salirse, en una sociedad que no lo veía nada bien. Que tuvo que vivir de incógnito. Entonces fui a casa y pregunté a mi madre y a mi tía. "¿No hay fotos de papá vestido de cura?". "No, no -me dijeron-, él dijo que se rompieran todas". Me pegué 15 días insistiendo: "¿pero de verdad no hay ni una foto?", hasta que al final mi tía me dijo "¡venga, toma, aquí las tienes, que eres más pesado…!". Entonces sacó un estuche lleno de fotos de mi padre vestido de cura. Esas fotos fueron el desencadenante de que me decidiera a contar esa historia, que es la búsqueda de una identidad nueva, a través de un personaje inventado. Hay mucho de ficción, aunque la única historia real es la que más parece mentira (ríe): la de un matrimonio de Texas que quiso adoptar a mi padre porque se parecía a un hijo que perdieron. En ese rancho de Orange estuvo mi padre. 

¿Nuestros ancestros eran mucho más osados que cualquiera de nosotros?Mi padre tomó un ferry desde San Sebastián hasta Plymouth, y ahí embarcó en el Queen Elisabeth con destino Nueva York. Yo creo que no tenían nada que perder y de ahí parte la osadía; del deseo de libertad, de cambio, de buscar una vida nueva. Desde los 12 años su vida había estado completamente dirigida por otros. Es algo que no nos puede entrar en la cabeza. Ahora estamos promoviendo la elección libre, la decisión propia, pero a ellos nadie les preguntaba. 

¿Sería capaz Alfredo Sanzol de dar un paso así de radical?En mi caso, como en el de muchos que nos dedicamos al arte, también tomé una decisión arriesgada. Yo empecé a estudiar Derecho, así que el cambio está ya hecho (ríe).

Su última obra, Fundamentalmente fantasías para la resistencia (2023) plantea modos alternativos de enfrentarse a una adversidad terrible como una guerra.En este caso, me inspiró la reacción que tuvo un grupo teatral ucraniano, que siguió haciendo teatro a pesar de los bombardeos. Esto es real. Ellos se llaman Pro English Theater. Les descubrí por las noticias que llegaban de Kiev y me impactó tanto que me despertó el argumento. Entramos en contacto con ellos e incluso estuvieron en Madrid haciendo una Carta Blanca. También recuerdo un artículo sobre la obra que hizo una estudiante lituana en su blog. Con ello se cumplió el objetivo de que la función pudieran verla los directamente afectados por el conflicto.

También hay una reflexión sobre el hecho creativo en esa obra. ¿El autor puede llegar a creerse un semidiós?Hay una reflexión sobre la construcción de la ficción y un cuestionamiento sobre los límites en cuanto al uso de la violencia. Se habla mucho de los límites del humor, pero curiosamente no tanto del modo en que se frivolizan las expresiones de violencia en la ficción. Están aceptadas al 100%, cuando precisamente la violencia es lo que más dolor causa a las personas.

¿Qué es lo más apasionante de dirigir una entidad como el CDN?Es una actividad que te da la oportunidad de conocer una institución a fondo. Generas proyectos desde el inicio con artistas, escritores o directores, y aprendes muchísimo del trabajo de los equipos artísticos y del resto de departamentos: gerencia, producción, prensa, técnica… Todos forman parte del hecho teatral. Por otra parte, ves cómo ese trabajo vertebra una sociedad y se convierte en punto de referencia, a través de maneras muy diferentes. Me siento muy agradecido e intento crear una atmósfera en la institución que sea generadora y fértil.