Mamás en Acción lucha contra la soledad no deseada de niños ingresados: "Es una figura que hacía mucha falta, pero no existía"

  • En diez años, esta asociación se ha extendido a 35 hospitales de todo el país con una red de 3.000 voluntarias.
  • Su fundadora, Majo Gimeno, relata a '20minutos' su experiencia: "Recibes mucho más de lo que das".
Imagen de un bebé ingresado acompañado por una voluntaria de Mamás en Acción.
Imagen de un bebé ingresado acompañado por una voluntaria de Mamás en Acción.
CEDIDA
Imagen de un bebé ingresado acompañado por una voluntaria de Mamás en Acción.

Todo empezó en el Hospital La Fe de Valencia, cuando "una madre normal" se quedó "descompuesta" y se topó con la cruda realidad: a título personal no podía hacer compañía a un niño con el que se había topado en una habitación, que no llegaba ni a los dos años, y estaba solo ingresado. Para ello, tendría que crear una asociación. Lejos de amedrentarse, Majo Gimeno se juntó con otras cuatro mujeres, todas madres recientes, y fundó Mamás en Acción, la primera asociación en España que trabaja para acabar con la soledad no deseada de niños y niñas ingresados en hospitales

De eso han pasado ya diez años y ahora cuentan con una red de más de 3.000 voluntarias (el 4% son hombres) que destinan parte de su tiempo a pequeños sin familia luchando por su vida en una cama de unos de los 36 hospitales con los que colaboran por todo el país. Desde que arrancaron en diciembre de 2013 contabilizan ya más de 70.000 horas de acompañamiento a un millar de menores a los que han sostenido de la mano, para los que han preparado juegos, a los que han contado cuentos o, simplemente, arropado en brazos. Porque también hay bebés solos con derrames cerebrales a causa de zarandeos. "No somos un recurso de desahogo para padres agotados, solo acompañamos cuando no tienen padre o madre, y hacemos lo que ellos harían", dice a 20minutos Gimeno, de 45 años, madre biológica de dos nenes, y que antes se dedicaba al marketing y emprendimiento en la fundación de una entidad bancaria.

Gimeno expone que acompañan a tres perfiles de niños: los que sufren maltrato en su casa; los que tienen progenitores pero estos tienen que elegir entre cuidar de su hijo enfermo o ir a trabajar para alimentar al resto de hermanos (situaciones muy precarias con riesgo de pérdida de la tutela); y niños tutelados. 

Sobre el primer caso, el de los niños maltratados, este "corazón con patas" -como se llaman entre las voluntarias- recuerda que según el Ministerio del Interior se registran unas 30.000 denuncias al año por maltrato doméstico de menores, sin embargo, según datos de Oxfam, solo el 10% de los casos llegan a la comisaría. Además, el 89% de las víctimas de maltrato infantil pasa por el hospital. "Estos datos son terribles y Mamás en Acción lo ve más de lo que nos gustaría. Estos niños existen y, a veces, son bebés con derrame cerebral por el síndrome del zarandeo; a veces, de siete y ocho años con palizas tremendas; a veces, niñas abusadas por sus padres en casa... Aquí vemos de todo: también bebés con sobredosis o con síndrome de abstinencia porque los padres consumen". 

En estos casos, relata Gimeno, sí hay una familia, pero el juez normalmente pide que no sean acompañados por familiares que puedan intentar manipular a los pequeños con la intención de proteger a la persona maltratadora, por lo que la figura de las voluntarias es "clave". El hospital las solicita. "Es una figura que hacía mucha falta, pero no existía. Creo que eso es parte del éxito, entre comillas, de Mamás en Acción", afirma.

Imagen de una voluntaria de Mamás de Acción con un bebé ingresado en brazos.
Imagen de una voluntaria de Mamás de Acción con un bebé ingresado en brazos.
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Gimeno anota que es posible que a un progenitor se le retire la guarda de un hijo pero no de otro. Desde Mamás en Acción defienden que "hay que proteger a todos los niños". Para Gimeno, la Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia en España "protege al adulto irresponsable y no al niño vulnerable". Esta opinión se forma tras horas y horas de acompañamiento a "un montón de adolescentes tutelados con depresiones profundas e intentos de suicidio porque, cuando cumplen los 18 años, se ven abocados al abismo", dice. "Para ellos, hacerse mayores es una condena porque empiezan la cuenta atrás para que les tiren a la calle y te preguntan '¿qué voy a hacer, de qué voy a vivir, adónde voy a ir, si a mí no me han querido nunca? Si me he hecho mayor y nunca he tenido una familia. Nunca me han acogido, no lo van a hacer ahora'. Te lo dicen así", lamenta.

La directora de Mamás en Acción insta a "mirar de frente a un grave problema: miles de niños a los que vamos a tirar a la calle cuando se hagan mayores", al tiempo que niega que no haya familias dispuestas a acoger a estos niños solos. "Cuando llenes las ciudades de carteles de 'Acoge a Carlos' [nombre ficticio], y nadie levante la mano, entonces me creeré el argumento de la Administración de que no hay familias. Se tardan hasta 18 meses para iniciar los trámites. Eso no es que no haya familias, es que no hay recursos", critica. Esta es la "lucha en la sombra" de la asociación, que asegura que realiza un seguimiento con los gobiernos autonómicos para preguntarles por las familias dispuestas a acoger que les derivan cada mes.

Para ellos, hacerse mayores es una condena porque empiezan la cuenta atrás para que les tiren a la calle", relata Majo Gimeno

Los turnos de acompañamiento se realizan de forma ininterrumpida y según el tiempo del que disponga cada voluntario, si bien por las noches son de 22.00 a 8.00 horas del tirón. A veces es cuestión de semanas, otras veces, de meses. Y, en muchas ocasiones, las personas que se han hecho cargo del acompañamiento, quieren acoger a los pequeños cuando reciben el alta. "Tú vas al hospital no porque no tengas nada que hacer, sino porque si tú no vas, él está solo. Y el acogimiento es lo mismo", relata Gimeno, que se crió con dos hermanos de acogida.

En 2020, Gimeno realizó una encuesta interna entre las voluntarias y los resultados mostraron que "de mil voluntarios en Valencia, casi el 20% habían acogido o estaban en proceso". De ahí surgió el programa Ni un niño sin familia, que busca impulsar el acogimiento para que, en el futuro, asociaciones como Mamás en Acción no hagan falta. Eso sería "una maravilla", describe su fundadora, que en 2022 recibió la Medalla de Oro de la Ciudad de Valencia por su labor de manos del entonces alcalde Joan Ribó.

El Servicio de Pediatría en el Hospital La Fe fue pionero en España en integrar en sus cuidados el acompañamiento voluntaria de menores que por diversos motivos estaban ingresados solos. El doctor Emilio Monteagudo, jefe de Pediatría en el centro, asegura a este periódico que la carencia afectiva prolongada en el tiempo conduce a un deterioro psicológico y orgánico "muy grave", tal y como han descrito varios autores, que demostraron "la posibilidad de un retorno a la normalidad tras ofrecer cuidados de una familia de acogida a niños previamente institucionalizados". Monteagudo afirma que, además de las terapias médicas y farmacológicas, "para tener los mejores resultados, es indispensable el trato amable y cariñoso del personal sanitario. Cuando el niño se siente comprendido y animado con palabras amables y expresiones cariñosas, experimenta que se suavizan sus dolores y ansiedad. Quizás también se activan sus mecanismos de defensa y los mecanismos que normalizan la regulación de nuestra fisiología".

Lo más duro del acompañamiento voluntario, cuenta Gimeno, son las despedidas. "Aunque el alta sea feliz y lo mejor que puede pasar, cada despedida es un adiós para siempre para Mamás en Acción, adiós a un niño al que has querido, porque no puedes dar amor sin crear un vínculo. A veces, es incluso más duro, porque el niño se va al cielo". Por contra, lo más reconfortante son "cada uno de los acompañamientos en los que sabes que no han estado solos y has contribuido a mejorar en su recuperación". Entre las voluntarias y los voluntarios, que los hay de todas las edades y empiezan a acompañar tras pasar un proceso de selección en el que se incluye un test psicológico, se requieren documentos jurídicos y se realiza una formación, reina una sensación común: "Recibes mucho más de lo que das. Llegas al hospital con tus problemas y cuando sales, todas tus preocupaciones han desaparecido. Aprendes a relativizar y a aterrizar en la realidad de tu vida".

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