100 días con Sumar: Sánchez dará 'oxígeno' a Díaz para no perder la mayoría

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a un pleno en el Congreso.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a un pleno en el Congreso.
Eduardo Parra / Europa Press
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a un pleno en el Congreso.

Las elecciones gallegas del pasado domingo certificaron varias cosas a la izquierda gallega. Además de la dificultad de desalojar al PP de la Xunta -la propia portavoz del PSOE, Esther Peña, reconoció la "resiliencia" de los populares en una autonomía en la que han encadenado cinco mayoría absolutas-, también probó que el BNG no llega sin el PSOE... ni los socialistas podrán llegar sin los nacionalistas gallegos. Pero la lectura se extiende a nivel nacional, pues Pedro Sánchez es consciente de que la nueva política -la de diferentes partidos en los bloques ideológicos- no es una moda pasajera. Es por ello por lo que el presidente del Gobierno prevé dar oxígeno a Sumar y a su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que no logró conseguir representación en las gallegas y que tiene frente a sí un escenario incierto para consolidar su marca.

El presidente está "contento" con el actual Gobierno. Lo trasladan así fuentes de primer nivel, que descartan cambios a corto plazo. Es un escenario que no se planteó, pese a que el propio Sánchez lo ha realizado en otras ocasiones. En la memoria colectiva está la gran crisis de gobierno que realizó en el verano del año 2021, justo después de que Isabel Díaz Ayuso se confirmase como presidenta de la Comunidad de Madrid y rozase la mayoría absoluta. 

El jefe del Ejecutivo promocionó a Nadia Calviño, que ahora preside el Banco Europeo de Inversiones (BEI), y a Félix Bolaños, que actualmente es ministro de Justicia y Presidencia, y cesó a Carmen Calvo, entonces vicepresidenta primera, así como a Iván Redondo, su jefe de Gabinete. También a José Luis Ábalos, que quedó como diputado raso. A él se dirigen los focos por el caso de presuntas comisiones ilegales cobradas por Koldo García, su mano derecha, un caso que podría complicar la imagen pública del Gobierno al estallar esta misma semana.

Rechazados los cambios en sus ministros, fuentes gubernamentales también señalan el buen funcionamiento del Ejecutivo una vez que es Sumar y no Unidas Podemos el socio de coalición. Porque las fuentes consultadas insisten que la formación de Díaz es más cómoda que los morados. Cabe recordar que estos últimos, pese a haberse incluido en la coalición de formaciones de izquierdas que albergó el paraguas de Sumar, decidieron romper con la vicepresidenta segunda e irse al grupo mixto del Congreso de los Diputados.

Así las cosas, Sánchez pretende darle su espacio a Sumar. Entienden en Moncloa que las dos fuerzas políticas han de diferenciarse y justifican con ese argumento los últimos choques en la coalición. Si bien los de Díaz no pidieron el cese del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras la última polémica por la muerte de dos guardias civiles en Barbate a manos de narcotraficantes, sí han marcado distancias con, por ejemplo, con la decisión del Consejo de Ministros de aprobar una línea de avales del ICO para facilitar que jóvenes menores de 35 años puedan acceder a la compra de vivienda. Sumar aseguró que provocará justo lo que intenta evitar: que los precios sigan subiendo.

Asimismo, los de la vicepresidenta elevaron el tono contra su socio de Gobierno en cuestiones tan sensibles como la modificación de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para convencer a Junts de que apruebe la amnistía, y llegó a pedir que se reúna de una vez la comisión de seguimiento de la coalición, un órgano estrenado la legislatura pasada y que sirve para tratar desencuentros en el seno del Ejecutivo antes de que escalen y se conviertan en problemas serios.

En privado, dirigentes de la formación que lidera Díaz son mucho menos diplomáticos. Una fuente de la dirección de Sumar admite que la relación con el PSOE viene tocada desde que, el mes pasado, el Congreso tumbara —con los votos de PP, Vox, UPN y Podemos— el decreto de reforma del subsidio para desempleados sin prestación elaborado por el Ministerio de Trabajo. Ese mismo día, la Cámara Baja convalidó los otros dos decretos -impulsados por el PSOE- que se sometían a votación tras una negociación in extremis entre los socialistas y Junts. Y en Sumar hay quien considera que los socialistas no se emplearon tan a fondo en conseguir los apoyos para el texto promovido por Díaz.

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