Adopciones especiales

Lolo necesita un hogar pero se ha vuelto invisible por ser PPP, mayor y tener un quiste de médula

Lolo, con su nueva silla de ruedas, esperando a su familia definitiva.
Lolo, con su nueva silla de ruedas, esperando a su familia definitiva.
CEDIDA
Lolo, con su nueva silla de ruedas, esperando a su familia definitiva.

Las protectoras de animales de nuestro país albergan alrededor de 170.000 perros de los cuales, la gran mayoría son adultos y senior (concretamente más de la mitad, un 56,8 por ciento y 15.1 por ciento respectivamente), tal y como muestran los datos del último estudio anual sobre abandono y adopción en España de la Fundación Affinity.

Las protectoras de animales siempre recuerdan la importancia de las adopciones de este perfil más adulto de perro, no solo por los beneficios que puede conllevar, si no también ante la responsabilidad que supone hacer lo contrario y adoptar cachorros.

No obstante, en todas las asociaciones y centros de protección animal encontramos perros adultos que parecen volverse invisibles, canes por los que nadie se interesa y que nadie quiere. A veces es solo por la edad, pero entre los motivos también se encuentran las enfermedades, la raza o el físico.

Las razas de perro consideradas potencialmente peligrosas (conocidas como PPP) y su injusta fama, sumado a las licencias que debemos tener y el seguro más caro que el habitual, hace que sean menos las personas interesadas en adoptar a estos peludos. Ocurre lo mismo cuando se trata de canes con alguna enfermedad que requiere de tratamiento, e incluso si tienen algún defecto físico.

La historia de Lolo

¿Y los perros que cuentan con más de un hándicap? Lolo es uno de estos. Se trata de un perrete de 12 años que "además de sufrir el estigma añadido de ser PPP, tiene un quiste en la médula que le va comprimiendo y hace que cada vez tenga menos movilidad en sus patas traseras", relatan desde el centro municipal de protección animal de Fuenlabrada.

"Fue encontrado en un parque por una mujer que lo llevó al Centro Municipal de Protección Animal de Fuenlabrada, donde se ha quedado esperando en una jaula desde entonces", agregan. "Un día empezó a tener problemas de movilidad, sus patas traseras empezaron a fallar y los trabajadores del centro decidieron solicitar revisión veterinaria, determinándose que tenía probablemente un quiste en la columna y que no iría a mejor".

Desde la protectora aseguran que esta fue "de las pocas veces que Lolo estuvo triste". "La incapacidad para moverse y ser independiente estaban rompiendo a Lolo", expresan. "Fue entonces cuando la Asociación CONtuYAYO buscó asesoramiento y financiación para encontrarle una silla de ruedas y llevarle a rehabilitación. Desde entonces, Lolo vuelve a comerse el mundo y a ser como es él: feliz".

Mayte, responsable de la asociación, cuenta que Lolo es especial. "Dulce, cariñoso, muy sociable... Nunca le he visto un mal gesto", asegura. "Se lleva bien con adultos y niños, otros perros y no solo es que tenga buena relación, es que necesita estar con ellos".

"Es un perro diez, pero en el centro animal se está apagando poco a poco", lamentan. "Cuando sus patas empezaron a fallar tuvo que salir del chenil, ya que se hacía heridas al arrastrarse. Le buscaron acomodo provisional en una habitación que sirve de vestuario y allí sigue desde entonces (que a nivel físico le viene mejor, pero a nivel emocional no, porque se siente solo)".

Sus problemas de salud y su edad han vuelto a Lolo invisible y, por eso, desde la Asociación CONtuYAYO están buscando acogida o adopción para él, haciéndose cargo de todos sus gastos. "Solo pedimos a alguien que esté dispuesto a darle el amor que Lolo siempre ha dado a todo el que le rodea, no nos rendimos y Lolo tampoco", concluyen.

Cualquier interesado en, o bien ayudar a la asociación con los gatos de Lolo, o en adoptarle y darle un nuevo hogar, tan solo tiene que contactar con la asociación CONtuYayo a través de sus redes sociales. Y tú, ¿te animas a hacer feliz a Lolo?

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