¿Cuántas veces se puede reutilizar una botella de plástico sin que sea tóxica?

Una botella de plástico necesita 80 litros de agua para poder crearse. Cabe recordar que normalmente alberga un litro y medio, por lo que hay una gran disparidad.
Agua embotellada.
Pixabay/Hans
Una botella de plástico necesita 80 litros de agua para poder crearse. Cabe recordar que normalmente alberga un litro y medio, por lo que hay una gran disparidad.

¿Reutilizar o no las botellas de plástico? El debate está servido. Y la respuesta no es sencilla, porque llevar a cabo un consumo sostenible es una urgencia en estos tiempos en los que el planeta parece estar dándonos un ultimátum, pero la falta de información veraz, o más bien, la sobre información nos tiene a todos algo confundidos sobre cuáles son las mejores prácticas para no perjudicar nuestra salud y la del planeta.

Empecemos por el principio. Los peligros de reutilizar las botellas de agua, sobre los que tanto se ha debatido, se resumen en dos: la presencia de componentes químicos en el plástico y las bacterias que pueden generarse en las botellas.

¿Los microplásticos pueden pasar al líquido?

Sobre la migración de sustancias químicas de las botellas al agua potable todavía hay mucho que estudiar, sin embargo, existen algunas investigaciones, como la de Universidad de Copenhague -en la que se estudió la migración química al agua potable almacenada 24 horas en botellas nuevas, usadas y lavadas en el lavavajillas- que demuestran la presencia de microplásticos en el agua.

También en un estudio realizado por la Universidad Central del Ecuador se demostró que, "la migración de microplásticos aumenta con el tiempo de exposición, la luz UV y el incremento de temperatura". Además, los investigadores creen que este traspaso de microplásticos al agua es aún mayor con la fricción mecánica, que se produce, por ejemplo, cuando abrimos y cerramos las botellas. 

¿Qué dicen las autoridades sanitarias?

Sin embargo, al menos en Europa, las autoridades aseguran que no existe un peligro real para la salud, y, para garantizar que las botellas no transmiten estos componentes, se regula y controla su uso a través Reglamento (UE) 10/2011.

Sobre el Bisfenol A también se ha hablado bastante. Este componente, utilizado durante mucho tiempo para elaborar botellas de plástico y latas de bebidas y alimentos de metal, fue retirado de los recipientes y prohibido su uso en España en la Ley de Residuos. No obstante, no es así en otros países de la Unión Europea y diferentes organismos reclaman una normativa común. 

"Las otras sustancias químicas, como los ftalatos, formaldehido, acetaldehido y antimonio, aunque sí pueden estar presentes en las botellas de agua, su cantidad está muy por debajo del límite que se considera seguro, por lo que, si sometemos a las botellas a condiciones inadecuadas de conservación (temperaturas elevadas, excesivo tiempo de almacenamiento, luz solar…), las cantidades de estos compuestos podrían incrementarse”, advierte Mª Carmen López, profesora titular del Área de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU Cardenal Herrera, en Valencia. Por lo que se recomienda no exponerlas a la luz solar o a altas temperaturas.

Las bacterias, el verdadero peligro de las botellas reutilizadas

En lo que sí parecen coincidir los expertos es en que las botellas de plástico reutilizadas pueden ser el escenario perfecto para la proliferación de bacterias.

La humedad, el calor, y la debilitación del plástico son los tres factores que facilitan el desarrollo de las bacterias que pueden acumularse en las microgrietas de las paredes del recipiente -que se producen con el desgaste- si no mantenemos la temperatura y la higiene adecuada. Porque, a menudo, proceden de nuestra boca y manos.

Además, si en estas botellas ponemos algún otro líquido más proteico, como la leche o incluso un caldo, el crecimiento bacteriano será mayor, porque tendrán más alimento.

Conclusión: lavar bien la botella y limitar sus usos

La solución es sencilla. Lavar bien la botella con jabón y evitar hacerlo en el lavavajillas para evitar la contaminación cruzada y el exceso de humedad. Y no reutilizarla más de dos o tres veces -y nunca cuando contengan grietas-, porque cuánto más se repita el proceso, más probabilidades hay de que las bacterias se desarrollen. Otra alternativa son los envases fabricados con materiales reciclados seguros.

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