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Sánchez escribe el enésimo capítulo de su manual de resistencia

Ilustración de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y candidato del PSOE a la reelección.
Ilustración de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y candidato del PSOE a la reelección.
Henar de Pedro
Ilustración de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y candidato del PSOE a la reelección.

A Pedro Sánchez le definía hace semanas un barón del PSOE como alguien casi invencible: "Si te dice que va a entrar en la ventanilla de un coche, estando el coche en el otro lado de la carretera y siendo ese espacio mínimo, termina entrando". Vista con perspectiva, es una buena metáfora de lo logrado este domingo por el presidente del Gobierno, ahora ya en funciones. Ayer no logró superar a Alberto Núñez Feijóo ni en escaños -136 frente a 122- ni en votos -más de ocho millones del PP frente a 7.750.000 del PSOE-, pero en Ferraz la sensación era la de la victoria. "España ha votado a Pedro Sánchez", decía uno de sus más cercanos colaboradores.

Cuestión de expectativas. Porque la frase que resonaba en Ferraz, sede de los socialistas, cuando el presidente comunicó el adelanto electoral el 29 de mayo era: "Es ganar o morir". El batacazo en las autonómicas y municipales fue grande, en términos de poder institucional: los socialistas perdieron seis de las nueve autonomías que controlaban.

Por eso, ante la no derrota del presidente -que puede volver a serlo si consigue que Junts se abstenga o vote a favor- la palabra elegida fue la de "victoria". Otra más de Sánchez, que acumula situaciones difíciles de las que ha logrado salir. Ya intentó ser presidente cuando obtuvo 90 diputados en 2016. Ese resultado electoral puso en peligro su silla al frente del PSOE, que alcanzó en 2014, pero antes de eso el secretario general de los socialistas firmó el ‘pacto del abrazo’ con Albert Rivera (Ciudadanos) y que no prosperó en el Congreso. Al volver a las urnas, los españoles le castigaron. Si Rajoy pasó de 123 a 137 escaños, él lo hizo de 90 a 85.

Rivera entonces viró y pactó con el expresidente popular, pero seguía siendo insuficiente. Los focos se giraron a Sánchez, que hizo suyo el "no es no". Un ‘no’ que se volvió en su contra y que terminó siendo lo que le dijo a él la mitad de su Ejecutiva Federal para forzar su dimisión.

El presidente, entonces ya sin escaño, volvió a ganar las primarias en 2017. Y, una vez reconquistado el liderazgo del PSOE, le costó poco tiempo llegar a la Moncloa. Lo hizo con una moción de censura. Aquel gobierno duró poco. En 2019, ganó las elecciones hasta en dos ocasiones y terminó formando una coalición con Unidas Podemos. El bagaje es el de más de 200 leyes aprobadas con votos de formaciones que hasta hace años eran impensables -incluso para el propio Sánchez-, como ERC -partido del que eran miembros algunos de los líderes del 'procés' que Sánchez indultó- o EH Bildu. Les necesitará de nuevo ahora, aunque sumando a la ecuación a Junts.

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