Manuel Antonio Fernández, neuropediatra: "El TDAH es muy frecuente en el autismo, la discapacidad intelectual y los trastornos del lenguaje"

  • El 13 de julio es el Día Internacional del TDAH, trastorno que afecta a un 7% de la población. 
Niño autismo jugando
El autismo es una de las comorbilidades más frecuentes en el TDAH
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Niño autismo jugando

Se calcula que alrededor del 7% de la población tiene TDAH, un trastorno del neurodesarrollo que puede repercutir de manera muy negativa en la vida de los pacientes, tanto en la infancia como en la vida adulta. Se trata, además, de un trastorno muy estigmatizado que a menudo de asocia con niños disruptivos o vagos, cuando en realidad lo que provoca es mucho sufrimiento a los pacientes y su entorno, pues puede llegar de manera significativa afecta al aprendizaje, las relaciones interpersonales y la regulación emocional.

Este trastorno puede, por un lado, dependiendo de la intensidad de los síntomas, provocar discapacidad por sí solo, pero es más común todavía cuando se produce como una comorbilidad junto a otros trastornos, como autismo o TOC, como nos explica Manuel Antonio Fernández, neuropediatra especializado en TDAH y miembro de la Sociedad Española de Neurología pediátrica (SENEP).

El TDAH como fuente de discapacidad

El TDAH, como explica el Dr. Manuel Antonio Fernández, "es un trastorno del desarrollo neurológico, de origen multifactorial (genético, bajo peso al nacer, tabaco y alcohol, durante el embarazo, prematuridad…) que produce en el cerebro una serie de alteraciones, tanto en la estructura del cerebro como a nivel funcional". A nivel funcional, los síntomas más visibles se deben a que el TDAH altera los mecanismos que regulan los procesos de autocontrol (atención, movimientos, impulsos, emociones…), y todo esto se traduce en el día a día de las personas con TDAH en forma de "problemas en el aprendizaje y el rendimiento académico, en las relaciones interpersonales, en el comportamiento y en la regulación emocional".

Cuando estos síntomas son muy graves y repercuten en la vida diaria de la persona, el TDAH por sí solo, sí podría provocar una discapacidad, "cuando hablamos de discapacidad -explica Fernández-, a lo que nos referimos es a las dificultades que tiene una persona, derivadas de un problema determinado, para hacer su vida normal. Y en el TDAH, hay casos en los que el nivel de intensidad de los síntomas es tan grande que provoca discapacidad. Otras, en cambio, si la sintomatología es leve, se interviene pronto y se controlan, etc. no sería causa de discapacidad por sí sola, porque al final, discapacidad es sinónimo de disfunción".

Hay casos en los que la intensidad de los síntomas es tan grande que el TDAH provoca discapacidad por sí solo

En todo caso, la discapacidad que provoca el TDAH sería psíquica, pero no intelectual, porque la inteligencia no tiene por qué estar afectada. De hecho, como explica Manuel Antonio Fernández, muchos niños con TDAH son diagnosticados con discapacidad intelectual o cognitiva, aunque sea leve, cuando en realidad no la tienen, "hay una tendencia a interpretar mal una de las cosas que más acusan al TDAH, que es que, como tienen problemas de aprendizaje, se confunde con la falta de inteligencia".

Esto ocurre porque los tests de inteligencia no están adaptados para las personas con TDAH, "no miden como tal la capacidad intelectual, sino el desempeño, y si tienes déficit de atención, vas a tener más fallos, vas a ir más lento… por eso estos tests, en el caso de los niños con TDAH suelen dar unos resultados que están por debajo de la realidad. El rendimiento depende de la inteligencia, pero también del esfuerzo y el autocontrol, que es en lo que falla en el TDAH. Si esto no lo tienes en cuenta en las escuelas, cualquier tipo de falta de rendimiento lo asocias a un problema de inteligencia o de esfuerzo", asegura.

Más discapacidad cuando va asociado a otros trastornos

Aunque el TDAH puede provocar discapacidad por sí mismo, lo más común es que la discapacidad en ese trastorno vaya de la mano de otros que sí provocan más discapacidad por sí solas, generalmente de otros trastornos del desarrollo, "los trastornos del desarrollo, tal y como están catalogados en el DSM 5 son ocho: TDAH, TEA (trastorno del espectro autista), TEL (trastornos del lenguaje), trastornos del movimiento (como los tics), el TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), trastornos de la conducta alimentaria, los trastornos del aprendizaje (dislexia, disgrafía y discalculia) y las alteraciones del cociente intelectual, ya sea altas capacidades o discapacidad intelectual". Estos trastornos, sobre todo si comparten el mismo origen, es común que acaben solapándose y entremezclándose.

Las personas con TDAH se quejan de que tienen un cansancio tremendo, la sensación que todo les cuesta mucho más que los demás

En el TDAH, en concreto, hasta un 67% de los niños presentan al menos otro trastorno psiquiátrico o del neurodesarrollo. Y a la inversa también ocurre, es decir, que el TDAH es una comorbilidad frecuente en otros trastornos, "especialmente en el autismo, la discapacidad intelectual y los trastornos del lenguaje, trastornos, todos ellos, con más discapacidad asociada que el TDAH y que, si van de la mano, provocan aún más discapacidad". En caso del TEA, por ejemplo, hay estudios que elevan hasta entre el 30 y el 50% -más de tres veces más que la población general- las personas que tienen TDAH como comorbilidad asociada, o si TDAH en sí, sí algunos rasgos, como la falta de atención. 

El TDAH también una comorbilidad frecuente en la epilepsia (alrededor de un 30%), en el TOC, en los tics y en el síndrome de Tourette, todos ellos potenciales causantes de discapacidad. También con otros, como trastornos de conducta, del sueño, la enuresis, e incluso en enfermedades de la vida adulta que, a priori, tienen poco que ver, como la fibromialgia y la fatiga crónica, "las personas con TDAH, también en la vida adulta, se quejan en muchos casos de que tienen un cansancio tremendo, la sensación que todo les cuesta mucho más que los demás", asegura Manuel Antonio Fernández.

Cómo se abordan estas comorbilidades

Manuel Antonio Fernández cree que, sobre todo, aunque parezca algo obvio, el TDAH, tanto como aparece solo como asociado a otros trastornos o enfermedades, hay que tratarlo, "un TDAH sin repercusión clínica no existe, porque para que se considere TDAH tiene que haber una repercusión en la vida del niño, ya sea en el colegio, en la familia, en las relaciones sociales… Y si hay una repercusión en su vida, algo debes hacer. En algunos casos será necesario el tratamiento farmacológico, y en los casos más leves puede bastar con terapia o suplementos nutricionales que favorecen los procesos cognitivos, como Omega 3, nootrópicos, como la taurina, la carnitina, el triptófano, el magnesio… pero siempre tenemos que hacer algo". 

De no ser así, el TDAH, aunque evolucione en cuanto a síntomas, "porque como el resto de trastornos del neurodesarrollo es un proceso evolutivo, continuarán en la vida adulta con las mismas repercusiones negativas. Si no se hace nada, no mejora, no se cura solo". El Dr. Fernández da algunas claves sobre cómo tratar el TDAH, "si tenemos niños de menos de seis años y sus síntomas son leves, podemos hacer solo terapia y ver cómo evoluciona en los 3-6 meses siguientes, pero si sus síntomas con graves: si es agresivo o tiene problemas en sus relaciones sociales… el tratamiento farmacológico debería ser la elección, junto con lo demás", explica.

En algunos perfiles, con suplementos, apoyo, terapia… puede ser suficiente, pero el tratamiento que mejor resultado da es el farmacológico

Para las personas mayores de seis años, lo habitual es que se recomiende directamente el tratamiento farmacológico, "es verdad que hay algunos perfiles, que con suplementos, apoyo, terapia… puede ser suficiente, pero hoy en día, el tratamiento que mejor resultado da es el farmacológico, porque se administra para mejorar el funcionamiento de los circuitos cerebrales, y con este tratamiento, el resto de tratamientos, funcionan mejor", explica.

Esto ocurre también cuando el TDAH se da en otros trastornos, "no es lo mismo tener un TEA con hiperactividad, que un niño con TDAH con problemas de comunicación social, pero, en cualquier caso, se recomienda tratarlo". El motivo, el mismo que cuando el TDAH se da solo: mejorar los circuitos cerebrales y, de paso, especialmente en los casos de autismo, mejorar algunos de los síntomas del TEA, "yo siempre cuento mi experiencia con dos hermanos: uno con TDAH sólo y otro con Asperger y TDAH. El que tenía TDAH y Asperger se trató con terapia y medicación y mejoró muchísimo en sus síntomas, no sólo del TDAH, sino también del Asperger, porque había sido capaz, gracias a la medicación, de desarrollar los circuitos necesarios para mejorar otras funciones", cuenta.

El TDAH es el peor valorado de los problemas del neurodesarrollo. No se toma en serio, se les estigmatiza y se les etiqueta

La medicación, como ayuda a mejorar los circuitos cerebrales y la plasticidad cerebral, también ayuda a que las terapias complementarias sean más efectivas, "hay una prueba, la magnetoencefalografía, que mide la complejidad de la estructura y las conexiones cerebrales. Lo normal es que esa complejidad vaya aumentando con la edad, pero cuando comparas eso a nivel evolutivo con un chico con TDAH, ves que esa complejidad va disminuyendo con la edad, porque como los circuitos cerebrales no funcionan bien, se pierden si no intervienes adecuadamente y de forma precoz. El tratamiento del TDAH ha demostrado que mejora los procesos de plasticidad cerebral, y hace que tu cerebro vaya generando nuevos circuitos de los que funcionan correctamente. En algunos casos, incluso, podemos llegar a decir que el TDAH desaparece", explica.

Luchando por el reconocimiento de la discapacidad

A pesar de la prevalencia y del impacto que tiene el TDAH en la vida, tanto de las personas que este trastorno como de su entorno, Manuel Antonio Fernández cree que no le da la importancia que debería, "si un TDAH no se aborda, las consecuencias a largo plazo son peores. Hay estudios que dicen que el 40% de los presos de las cárceles españolas cumplen criterios de TDAH de adultos de tipo hiperactivo-impulsivo. Si se hubieran detectado y tratado a tiempo, muchas de esas personas no habrían acabado en la cárcel. El coste social es muy grande y es algo que sólo se ve a largo plazo", advierte.

Entre las trabas que se encuentran las personas con TDAH, la incomprensión, que no es tomado en serio, "el TDAH es el peor valorado de los problemas del neurodesarrollo. Es muy frecuente, y a pesar de eso, no se toma en serio, y a los niños se les estigmatiza y se les etiqueta, sobre todo en las escuelas, de niño molesto", se queja.

Esta falta de concienciación lleva, por ejemplo, a que no se ponga a su disposición recursos que les facilitarían mucha la vida a los pacientes, como un mayor acceso al reconocimiento de la discapacidad o recursos educativos, becas… "hay mucha falta de concienciación, y esto lleva a que haya poca ayuda de la administración a la hora de poner apoyos, o de conceder un certificado de discapacidad. Hay niños con una sintomatología más grave que un TEA leve, por ejemplo, y los recursos y el reconocimiento que se pone sobre ellos son mucho menores", dice tajante. 

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