La cromoterapia es una técnica que utiliza los colores como herramientas para promover la curación y el bienestar. Se basa en la creencia de que cada color tiene propiedades terapéuticas y que pueden influir en nuestro estado físico, emocional y mental. Es una práctica que se ha utilizado durante siglos en diferentes culturas, y en la actualidad se sigue utilizando como una terapia complementaria. La cromoterapia, colorterapia o psicología del color en decoración de interiores ha adquirido cada vez más popularidad al aportar grandes beneficios de salud.
Y si algo es importante en nuestra vida es el descanso. El sueño es una función vital para nuestra salud, que muchas veces se ve afectado por factores externos como el estrés y el ruido o por trastornos de sueño como el insomnio.
La luz y los colores juegan un papel muy importante en la regulación de nuestro reloj biológico, el llamado ritmo circadiano, que nos indica cuándo estar despiertos y cuándo es el momento de dormir.
Por ello, es importante que aportemos en nuestro dormitorio un entorno adecuado que facilite la relajación y ayude a que nuestro cuerpo y nuestra mente descansen bien.
Los colores más adecuados para dormir mejor: el azul, el amarillo y el verde
Hay varios estudios sobre los efectos de la iluminación y la temperatura del color sobre nuestra actividad fisiológica, y todos parecen llegar a la misma conclusión: La luz de baja temperatura de color contribuye a disminuir la actividad del sistema nervioso central y, por lo tanto, es útil en el dormitorio.
Según uno de estos estudios publicado en Travelodge, una cadena hotelera, los mejores colores para dormir bien son el azul, el amarillo y el verde.
El azul aporta calma y serenidad. Se ha demostrado que este color ayuda a reducir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que promueve la relajación y un sueño más profundo. Además, ayuda a la producción de melatonina, la hormona del sueño.
El amarillo, especialmente en tonalidades cremas y yema, también tiene un efecto relajante y promueve el sueño reparador. Es importante, sin embargo, evitar los tonos fuertes de amarillo, que ejercen el efecto contrario y pueden provocar una sobreestimulación, algo que debemos evitar si hablamos del dormitorio.
El verde es otro tono relajante por excelencia. Tal vez porque lo asociamos a la naturaleza y el aire limpio, se ha demostrado que reduce el estrés y la ansiedad y que también tiene beneficios a la hora de despertarnos, ya que es un color que inspira optimismo.
Evita los rojos, morados y marrones oscuros
Así como hay colores que nos relajan, hay otros que resultan mentalmente estimulantes y ayudan a mantenernos despiertos, por lo que su elección resulta más adecuada para otras estancias del hogar.
El rojo, en todas sus tonalidades, es demasiado enérgico y puede interferir con nuestro ciclo de vigilia-descanso. También se asocia con un peor despertar y puede provocar dolores de cabeza o estimular la aparición de pesadillas.
El morado es otro color excitante que los expertos recomiendan para despachos o zonas de juego, pero no para lugares destinados al descanso. En el estudio recogido por la cadena hotelera Travelodge, el morado interrumpe la desconexión entre el día y la noche, aumenta la presión arterial y dificulta la relajación.
Finalmente, y pese a lo extendido que está decorar nuestros dormitorios de maderas oscuras como la de wengué, de roble o la de caoba, el marrón está desaconsejado en la psicología del color porque transmite soledad y aislamiento, lo que impacta en el proceso biológico para relajarnos y sentirnos en un entorno seguro y reconfortante.
Es importante que tengamos en cuenta que la percepción del color y de sus efectos pueden variar entre las personas, por lo que es posible que lo que funcione para algunos no lo haga con otros.
No obstante, si realizas una rutina de hábitos saludables antes de acostarte pero aún así te cuesta conciliar el sueño, prueba a darle unas pinceladas de color a tu dormitorio con los consejos de este artículo.
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