La falta de tiendas tradicionales, servicios básicos y transporte público lastran la vida de los vecinos del centro

En la Plaza del Pan, en la Alfalfa, la mayoría de los comercios tradicionales han sido sustituidos por otros de comida rápida
En la Plaza del Pan, en la Alfalfa, la mayoría de los comercios tradicionales han sido sustituidos por otros de comida rápida
Beatriz Rodriguez
En la Plaza del Pan, en la Alfalfa, la mayoría de los comercios tradicionales han sido sustituidos por otros de comida rápida

Pasadas las elecciones municipales, los sevillanos esperan como agua de mayo que el nuevo alcalde, José Luis Sanz, resuelva los problemas de la ciudad. Los vecinos del centro, que han protagonizado gran parte de la campaña electoral, confían en que el regidor popular cumpla sus promesas en este distrito, castigado por la masificación turística, la falta de comercios tradicionales y de transporte público, la escasez de servicios básicos y la casi inexistencia de zonas verdes o de esparcimiento.

Son los principales reclamos de los vecinos de este distrito, conformado por doce barrios, cada uno con sus particularidad, pero la mayoría coincide en las mismas dificultades, como ha podido comprobar este medio, que ha hablado con diferentes asociaciones de vecinos y comerciantes del distrito.

Para situar en contexto, de los 693.000 habitantes de Sevilla capital, 57.000 personas viven en el centro, 3.500 vecinos menos que hace diez años, según los últimos datos del Servicio de Estadística del Ayuntamiento. Una población caracterizada por una mayoría de ancianos y un descenso de la natalidad. De hecho, en algunos colegios de la zona han quedado plazas vacantes para el próximo curso. Un problema que, unido a la caída de los nacimientos, viene dado por la escasez de pisos a precios asequibles, debido en gran medida al boom de los apartamentos turísticos.

"Piso se que vende, se convierte en alojamiento para turista", aseguran los vecinos. Solo en el barrio de Santa Cruz, los pisos turísticos suponen ya el 60% de las viviendas. El pasado 30 de mayo, tan solo dos días después de ganar los comicios, Sanz puso el foco en este problema y aseguró que "el Ayuntamiento de Sevilla no va a solicitar más licencias de apartamentos turísticos".

"El Ayuntamiento de Sevilla no va a solicitar más licencias de apartamentos turísticos"

Ya el anterior gobierno socialista abordó el problema con la aprobación en 2022 de la regulación de las viviendas turísticas, con el objetivo de propiciar una "convivencia armónica entre residentes y turistas". Pero aún queda dar un paso más, que el Ayuntamiento y la Junta, que también tiene competencias en esta materia, encuentren la fórmula legal que regule y determine las zonas saturadas de este tipo de alojamientos y se limiten las licencias. Cabe recordar también que el pasado 14 de junio el consejero de Turismo de la Junta, Arturo Bernal, defendió en el Parlamento autonómico el borrador de decreto de viviendas de uso turístico, que modificará a su vez al vigente de 2016 y adelantó que el futuro decreto va a "habilitar a los ayuntamientos" para que éstos tengan "la capacidad para limitar o potenciar las viviendas de uso turístico". 

El ruido: el gran problema de los vecinos de Santa Cruz

A pesar de ser el barrio más afectado por la saturación de viviendas turísticas, desde la asociación de vecinos Amigos del Barrio Santa Cruz, su presidenta, María José del Rey, ha explicado a 20minutos que "no estamos en contra del turismo, es bueno para la ciudad, pero sí de reordenarlo y poner ya un tope", ya que genera una serie de perjuicios para los vecinos. Por un lado, la pérdida de identidad al descender de manera considerable el número de residentes, ya que son ellos los que mantienen viva la seña de identidad del barrio.

Turistas visitando el barrio Santa Cruz donde la mayoría de las tiendas son de souvenir
Turistas visitando el barrio Santa Cruz donde la mayoría de las tiendas son de souvenir
Rocío M. Trujillo

"Un turista no viene a ver bares y tiendas de souvenir", explica Del Rey. Viene a conocer la forma de vida, sus típicas casas y los patios florecidos en primavera. Poco queda ya de sus comercios. "Tan solo una farmacia, un desavío y una panadería", continúa la representante vecinal. La mayoría de los locales los ocupan tiendas de recuerdos, bares y restaurantes. Tampoco hay supermercados en el barrio, se queja, y para encontrarlos hay que desplazarse a otras zonas del casco histórico.

Los residentes del Casco Antiguo anhelan también el regreso del microbús de Tussam C5. Este autobús circular dejó de estar en activo en el año 2019, lastrando aún mas la vida de los sevillanos de este distrito, para quienes era esencial ya que les conectaba de manera directa con los ambulatorios del centro. El anterior alcalde anunció que lo iba a recuperar, pero, pasadas las elecciones, la propuesta no ha arrancado aún. Ahora será José Luis Sanz el que decida cuándo y cómo echa a andar el autobús.

Para Del Rey es esencial que "mantenga el mismo itinerario y que pare en los ambulatorios". Además apuesta por "el aumento de la frecuencia de paso" y propone que sea utilizado también por los visitantes.

Al ser una de la zonas turísticas por excelencia de la ciudad, por su riqueza monumental (alberga la Catedral y el Alcázar, entre otros enclaves) y sus estrechas callejuelas, los vecinos sufren otro problema colateral: el ruido. Jaleo derivado de las visitas guiadas que utilizan megáfonos y se paran en la puerta de la casas; de los numerosos veladores; de las fiestas en las azoteas; de personas cantando, etc. 

Así como del constante traqueteo de las carretillas de carga y descarga, para lo que esta asociación de vecinos ha solicitado al Ayuntamiento que se les sustituyan las ruedas por otras de goma. Del mismo modo, los hosteleros del barrio Santa Cruz han pedido que a los contenedores de basura de los establecimiento se les cambien las ruedas por unas neumáticas.

Imagen de un vehículo de la limpieza en el centro de Sevilla
Imagen de un vehículo de la limpieza en el centro de Sevilla
Beatriz Rodriguez

Los vecinos reclaman más limpieza y seguridad

Además, desde la asociación de vecinos también piden un aumento de la limpieza, especialmente de los grafitis, más seguridad por el aumento de la delincuencia y menos veladores, que entorpecen el paso y, en algunas ocasiones, colocan las mesas en las puertas de las casas. Así como un aumento de la vigilancia de los patinetes y otros vehículos de dos ruedas que "circulan a mayor velocidad de la permitida", apostilla la presidenta da la asociación, que destaca que están trabajando con el Ayuntamiento para intentar solucionar estos problemas y en algunos aspectos "lo estamos notando".

Para abordar todos estos asuntos, Del Rey destaca la mesa de gobernanza turística, puesta en marcha por el Ayuntamiento hace más de un año y en la que participan todos los actores implicados. Está todo regulado, pero "el incumplimiento de las ordenanzas es el resumen de todo nuestro malestar". Para ello, hace falta "más Policía y más inspectores", ya que esto "se arregla multando". La policía turística tiene que atender a todo el Casco Antiguo y hacen las veces de la antigua policía de barrio. "Siempre que llamamos nos atienden", señala Del Rey, que admite que "los que vivimos en un barrio turístico vamos a tener siempre incomodidades", pero "si el Ayuntamiento tiene voluntad política de solucionar el problema siempre será más leve", concluye.

Tienda de ultramarinos, Casa Lucas, en el centro de Sevilla, fundada en 1922
Tienda de ultramarinos, Casa Lucas, en el centro de Sevilla, fundada en 1922
Beatriz Rodriguez

En San Lorenzo escasean las tiendas de barrio

Como aquel personaje de la película Gran Torino, que se aferra a un pasado que añora, los vecinos que aún viven en San Lorenzo no cesan en su lucha por recuperar el bienestar de un tiempo atrás. Como extraña Ana Sosbilla, presidenta de la asociación de vecinos de este barrio, que representa a más de 800 residentes y que forma parte de la quinta generación de una familia que ha vivido siempre en la misma calle.

Sosbilla aún recuerda "las quincallas, antiguas mercerías, que han desaparecido; el zapatero, que te conocía de toda la vida y que metía el zapato en horma y cambiaba las tapas, se ha trasladado a las grandes superficies". Y lamenta: "Aquí no hay ferreterías y para comprar una bombilla hay que ir al Arenal o a la Alfalfa; las pequeñas carnicerías, pescaderías y fruterías de barrio se han ido la mayoría".

"Nos quieren echar"

No son los únicos cambios que ha experimentado el barrio en detrimento de sus vecinos. "La plaza de abastos más cercana es la de la calle Feria, donde gran parte de los puestos se han reconvertido en bares y cervecerías", un negocio más rentable y adaptado al estilo de vida del nuevo y mayoritario consumidor. Lo mismo ocurre con "algunos supermercados, que han sustituido espacios de productos frescos por comida preparada" con la consiguiente subida de precios.

Una panorama poco alentador para atraer a nuevas familias y para que permanezcan los que ya viven aquí. "Nos quieren echar", asevera Sosbilla. La propaganda de empresas interesadas en adquirir las viviendas de la zona inunda cada mañana las aceras y portales. "Están interesados en convertir nuestras casas en pisos turísticos".

 "Un político me llegó a decir que por qué no nos íbamos a vivir a otras zonas de Sevilla"

"Muchos de los hijos del barrio se han marchado, pero los mayores no nos queremos ir, nos desubicaríamos", asevera la presidenta vecinal del barrio. "Quieren cambiarnos", lo que considera un agravio para las personas que "ya tenemos una edad". Sin mencionar siglas ni nombres, "un político me llegó a decir que por qué no nos íbamos a vivir a otras zonas de Sevilla, más ajardinadas y con menos contaminación". Fue su respuesta a una de las demandas más importantes que reclaman las asociaciones de vecinos de San Lorenzo, Casa de la Moneda y Santa Cruz, un micro-bus que pueda circular por sus calles estrechas. Se refiere al C-5 mencionado anteriormente.

Cabe decir que es precisamente ese entramado de calles irregulares uno de los mayores encantos y reclamos de la ciudad. Pero, según Sosbilla, al Ayuntamiento no le es rentable este medio de transporte, porque tiene capacidad para pocos pasajeros, pero el "Casco Antiguo es muy grande". De hecho, es el más grande de España.

Actualmente, sostiene Sosbilla, una persona que vive en San Lorenzo no cuenta con un medio de transporte público y económico para ir a la Catedral, a Correos o al centro de salud, a no ser que sea circunvalando todo el centro. Hoy, "la alternativa para desplazarse hasta uno de ellos es coger un taxi o ir andando, que una persona mayor puede tardar tres cuartos de hora".

También se queja de la "escasez de aparcamientos públicos cercanos" y del 'Plan Respira', que el anterior Gobierno socialista quería poner en marcha en este nuevo mandato a fin de impulsar la movilidad sostenible y reducir emisiones contaminantes, pero que limita el uso de determinados vehículos al centro. Un plan que el alcalde electo anunció durante la campaña electoral que no se implantaría hasta no haber soluciones de transporte alternativas.

Ana Sosbilla reclama también un centro de día para las personas mayores, mayor presencia policial en las calles y, para terminar, otro asunto monumental: la Torre de Don Fabrique. Aspira a que esta torre de estilo románico y gótico, situada en el patio del convento de Santa Clara, "se abra al público y se recuperen los terrenos aledaños para hacer jardines vallados, donde los niños del barrio de San Lorenzo puedan jugar y que crezcan al compás de las campanas del convento" y aprendan la historia de este Bien de Interés Cultural. Una idea, asegura, por la que ya "varios políticos se han interesado recientemente", y que espera no quede en papel mojado.

La "tienda pequeña" abocada a desaparecer

La presidenta de la asociación de vecinos, Plaza de Armas, Lola Dávila, representa a 2.200 personas aproximadamente que viven dentro del área que cubre desde Alfosno XII, San Laureano y acerado izquierdo de Reyes Católicos hasta la calle Gravina.

Destaca el gran problema de la movilidad, reivindica el microbús C5 y una solución de transporte público al Ayuntamiento para unir este barrio con La Encarnación. El traslado de las paradas de autobús de La Magdalena a Marqués de Parada es una gran distancia para las personas mayores. Su lucha está enraizada también en el mantenimiento del comercio de siempre. "Está desapareciendo la pequeña tienda del pan y la leche" y, al igual que su homóloga en San Lorenzo, echa en falta las mercerías. Hay que ir a la calle Francos o al Corte Inglés. Los propios mercados de abastos se están adaptando al turista, pero "el turista se tiene que adaptar también a nuestra forma de vida", apostilla.

"El alcalde nos prometió que iba a volver el C5"

En la zona norte del centro, esperan también con impaciencia el regreso del microbús C5 para mejorar la movilidad de los vecinos. A ellos se lo prometió el alcalde saliente antes de las elecciones, pero aún no ha llegado, asegura el presidente de la asociación Areneros de San Gil, Antonio Alonso Aguilar, que representa a cerca de 300 socios del barrio.

Con respecto al comercio, su presidente cuenta que en este barrio sí tienen algunos servicios básicos, pero escasean las tiendas de comestibles. Precisamente este vecino ha sufrido en primera línea los vaivenes del comercio tradicional. "Nuestra familia tenía una tienda [de desavío] en el barrio", donde podías comprar de todo lo básico hasta última hora, como el pan o el paquete de azúcar. Pero "echó el cierre hace siete años al no poder competir con las grandes superficies" ni con las franquicias de supermercados que ofrecían un servicio similar.

“Un piso de dos habitaciones, un cuarto de baño, cocina y comedor puede oscilar entre los 900 y 1.000 euros”

Aquí sí "se mantienen los bares de toda la vida, que sirven con la cerveza una tapa de cacahuetes" y que son un reclamo para visitantes locales y foráneos. Los alojamientos turísticos también han proliferado en este barrio y, ante la escasez de pisos de larga duración, han subido los precios. Asegura que “un piso de dos habitaciones, un cuarto de baño, cocina y comedor, puede oscilar entre los 900 y 1.000 euros” al mes.

Los comerciantes opinan sobre la rotación de locales

La asociación de comerciantes Al Centro confirma el fenómeno: local que se cierra, se abre con una franquicia de "comida rápida, hostelería, heladerías o souvenir". La Plaza Jesus de la Pasión, conocida más popularmente como la Plaza del Pan, situada a espaldas de la Iglesia del Salvador, ha sido testigo directo de esta pérdida de identidad propia. Poco queda ya de su uso original. La plaza debe su nombre a que ya en siglo XVII se vendía aquí el pan que llegaba recién hecho de Mairena y Alcalá de Guadaíra. También contaba con establecimientos de fruta e incluso albergó una pescadería. Con el paso de los años, las pequeñas tiendas de productos artesanales se fueron haciendo hueco y "hoy todo es hostelería y comida rápida". Lo mismo ocurre en muchas zonas del centro histórico.

"Hoy todo es hostelería y comida rápida"

Desde esta asociación consideran que para revertir esta situación, la solución requiere, por un lado, "mejorar la accesibilidad con una mejora del transporte público y aumento de los parkings", para "facilitar a las personas que viven en otras zonas de Sevilla" llegar al centro, posibilitándoles realizar aquí sus compras, como ya sucede en otras zonas comerciales de la ciudad.

Del mismo modo, "activar las ayudas e incentivos al pequeño comercio", así como "favorecer a los establecimientos emblemáticos", ya que el reconocimiento otorgado por el Ayuntamiento, aunque ha sido "positivo", es "insuficiente", ya que "por si solo no repercute beneficios" y tendría que venir acompañado de otras campañas de promoción y bonificación para que se produzca la recuperación económica tan necesaria para su supervivencia.

Aprocom ve con normalidad la rotación del comercio

Por otro lado, desde la Confederación Provincial de Comercio, Servicios y Autónomos de Sevilla, consideran que la rotación de comercios en el centro entra dentro de la normalidad y siempre ha existido. Apuestan por continuar con las ayudas e incentivos puestas en marcha por el Ayuntamiento para apoyar el comercio tradicional y de proximidad, como la campaña del Bono Consumo, que tuvo su primera experiencia piloto en noviembre de 2022 y por el que se facilitaron bonos con un descuento de 20 euros cada uno para compras mínimas de 50 euros; y el plan de protección de establecimientos emblemáticos, para que no desaparezcan comercios históricos de la ciudad, como ya se hace en la hostelería.

Si bien es cierto que en el centro, hoy en día, se puede encontrar de todo, los servicios de barrio están cada vez más mermados. Es una estampa cotidiana encontrar locales cerrados y escasean las tiendas de electricidad, ferretería, papelería o reparación de calzado. Se adaptan más al turista o al visitante de otros barrios que, aunque en su zona sí cuentan con estos pequeños negocios, no tiene tantas tiendas de complementos o zapatos, ni los emblemáticos mantones, sombrererías o cererías. 

Una cuestión pareja al descenso de la población del centro y aumento de los turistas, que también se estima necesario para el aumento del consumo y la supervivencia de estos negocios que sufrieron un gran menoscabo debido al confinamiento durante la pandemia.

"La actividad se ha recuperado llegando a los niveles anteriores a la pandemia"

Para el presidente de Aprocom, Tomás González, este resurgir del turismo es muy positivo y "la actividad se ha recuperado llegando a los niveles anteriores a la pandemia", y considera que "la rotación de locales está dentro de la normalidad dentro del sector y ocurre en todo el mundo", y obedece a "la ley de oferta y demanda y a lo que las partes contractuales acuerdan".

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