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El humor en las personas con autismo: "Es un auténtico desafío, pero pueden llegar a comprender y utilizarlo en su vida cotidiana"

  • Las personas con TEA tienen dificultades para comprender bromas, ironías o dobles intenciones.
  • "Ese humor genuino consustancial a su forma de ser puede ser un posible facilitador en sus interacciones sociales"
Dos hermanos riéndose
Dos hermanos riéndose
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Dos hermanos riéndose

El sentido del humor juega un papel fundamental en las relaciones sociales; las bromas, las ironías o los dobles sentidos forman parte de las interacciones de nuestro día a día. Sin embargo, las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) son muy literales y tienen dificultades para comprender el sentido figurado de las palabras, por lo que manifiestan problemas para entender este tipo de figuras de expresión. No obstante, todo dependerá de cada caso, ya que cada persona con autismo es diferente. "Es muy diferente cómo procesan, entienden y ponen en marcha aspectos relacionados con el humor las personas con el antes denominado síndrome de Asperger de aquellas con una discapacidad intelectual", explica José Luis Cabarcos, psicólogo educativo y neuropsicólogo clínico de AUCAVI.

Un peculiar sentido del humor

En general, puede pensarse que las personas con TEA carecen de sentido del humor. Sin embargo, aclara el neuropsicólogo, esto no es así. "El sentido del humor puede resultar un auténtico desafío para estas personas, dado que tienen importantes dificultades para comunicarse y relacionarse con los demás. Pero, si entendemos el sentido del humor en un sentido amplio, como una capacidad para experimentar o provocar en otros la risa y producir un estado de ánimo positivo, claramente lo tienen", asegura.

Las personas con TEA tienen lo que denominaríamos "humor expresado", un tipo de humor que se manifiesta de forma diferente en cada persona en función del nivel de desarrollo en diferentes capacidades: "Depende de su capacidad intelectual, para comprender o expresar emociones, de sus habilidades de comunicación y lenguaje, de su imaginación, imitación o de su autoconciencia, que está relacionada con la habilidad para reírse de uno mismo".

"Pese a que normalmente se representa a las personas con TEA con una aparente frialdad emocional, esto no es real, ya que manifiestan, comprenden y utilizan el sentido del humor en su vida cotidiana y, además, con diferentes funciones: para su autoestimulación placentera, para socializar y comunicarse con el resto de personas, para su disfrute individual o para afrontar o gestionar recuerdos dolorosos o traumáticos", explica el psicólogo, quien subraya que el humor cumple una función esencial en estas personas: "Les ayuda a mejorar el estado de ánimo y a reducir la ansiedad".

Dificultades con el humor comprendido

Donde las personas con TEA encuentran mayores dificultades es en el "humor comprendido". "A veces tienen dificultades para diferenciar el comportamiento que observan en las otras personas de la intención que está detrás; también para anticipar el resultado de una broma o para pasar de lo literal a lo no literal, porque tienen dificultades de flexibilidad mental y a veces les cuesta procesar e integrar en un contexto todo lo que implica una situación de interacción social: los gestos de la persona, su expresión facial, el lenguaje que está utilizando… Además, la velocidad con la que procesan la información puede ser más lenta y las situaciones cotidianas van muy rápidas".

Pueden percibir una broma como algo serio, literal y, en ocasiones, amenazante, cuando en realidad no lo es

Tal y como explica Cabarcos, "en contra de lo que siempre se ha dicho, las personas con TEA tienen empatía afectiva y esto es importante para el humor. Ellos pueden conectar con las emociones positivas de otro, como la alegría". En cambio, tienen menor empatía cognitiva, "que tiene que ver con entender las intenciones de los demás, los dobles sentidos, pero esto puede estar presenten en mayor o menor grado, dependiendo de la persona". Por otro lado, hay que tener en cuenta una peculiaridad del sentido de humor de las personas con TEA: "A veces les hace mucha gracia elementos del entorno que son absolutamente irrelevantes para nosotros, y eso también hay que entenderlo.

Confusión y frustración ante bromas, ironías o chistes

De esta forma, las personas con TEA, a la hora de reaccionar ante una broma de otra persona, pueden presentar problemas para diferenciar el comportamiento de la intención que está detrás: "Pueden percibirlo como algo serio, literal y, en ocasiones, amenazante, cuando en realidad no lo es". Esto puede generarles confusión e incluso frustración, sobre todo en aquellos casos en los que son conscientes de sus dificultades, explica el psicólogo. "Las situaciones de la vida diaria están cargadas de lenguaje no literal y de usos indirectos del habla donde prima el doble sentido o existe una carga simbólica y esta carga puede ser muy pesada para estas personas", asegura.

Cabarcos pone ejemplos de estas situaciones: "Frases hechas como el ‘habla por los codos’, ‘estar hecho polvo’ o el ‘está loco por ella’ o ironías del tipo ‘hace un día estupendo’, cuando en realidad llueve, que utilizamos en nuestro lenguaje cotidiano, puede ser muy complejo para ellos por su literalidad".

Por otro lado, muchas personas con TEA también presentan dificultades a la hora de expresar el sentido del humor, sobre todo cuando tienen que hacerlo en un ámbito natural, de forma espontánea: "A muchos de ellos les cuesta pasar de entornos controlados a situaciones espontáneas porque son muy dinámicas, muy cambiantes, y la persona tiene que procesar un montón de estímulos con mucha rapidez. Sus dificultades de velocidad de procesamiento, unidas a esa dificultad de comprensión social, a veces hacen que eso sea muy complejo para ellos".

Entender para poder ayudar es absolutamente fundamental y no se tiene que quedar en el profesional, sino extenderse a las personas del entorno

Más vulnerables a las bromas mal intencionadas

Las dificultades de las personas con TEA para procesar situaciones donde entra en juego el humor pueden suponer una barrera para sus interacciones sociales: "Hay personas con autismo que van a ser más conscientes de esta dificultad en sus relaciones sociales y otras que no tanto. Como clínicos y educativos tenemos que valorar todos estos aspectos para ver cuándo necesitan o no apoyo".

Además, apunta Cabarcos, estas dificultades les hacen más vulnerables a las bromas mal intencionadas del resto de personas, a la burla o a sufrir bullying, lo que "puede aumentar sus niveles de ansiedad y generar experiencias emocionales negativas". Estas situaciones, mantiene el neuropsicólogo, a menudo nacen "por desconocimiento, por eso es necesario explicar cuáles son las necesidades de estas personas, cómo piensan y sienten. En definitiva, entender para poder ayudar es absolutamente fundamental y no se tiene que quedar en el profesional, sino no haríamos nada, sino extenderse a las personas que están en el entorno y que conviven con ellas".

Según el psicólogo, será fundamental, por un lado, dar herramientas al entorno y, por otro, a la persona con TEA para que sea capaz de identificar, en la medida de sus posibilidades, cuándo se están burlando de ella o enseñarle a prevenir esas situaciones, aprendiendo, por ejemplo, aspectos como a quién se le puede gastar o no una broma en función de la confianza que tenga con esa persona.

Un aspecto que pueden mejorar con apoyos

El sentido del humor es una habilidad adaptativa que ayuda a mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas. Por tanto, cuando estas dificultades producen una interferencia significativa en la vida de las personas con TEA, es decir, cuando la hacen sufrir y limitan su participación social, es necesario una intervención tanto desde la parte clínica como desde la educativa. 

Ese humor genuino, esa manera de explicar las cosas que es consustancial a su forma de ser, puede ser un posible facilitador en las interacciones sociales

Existen múltiples formas de intervención, tal y como explica Cabarcos, como son las ayudas visuales o las historias sociales: "Troceamos la situación real en imágenes combinadas con texto para poder explicar, repetir, analizar e identificar el sentido de lo que queremos que entiendan". Esto se puede trabajar también con guiones, roll playing o a través de vídeo modelado: "Escenificamos o representamos una broma, la grabamos y lo comentamos con la persona en vídeo".

Otra estrategia para mejorar la gestión del humor son los grupos de habilidades sociales: "Para personas que tienen un buen desarrollo del lenguaje, se puede trabajar en grupo. El sentido del humor se va desarrollando a lo largo de la vida y necesita oportunidades para ponerlo en práctica. Una de las dificultades que tienen estas personas cuando entran en la adolescencia es que no tienen amigos, por eso estos grupos cumplen una función tan importante". Asimismo, el psicólogo subraya la importancia de la anticipación de la información en personas con TEA a la hora de trabajar con ellas.

Por otro lado, por parte del entorno, el psicólogo aconseja "no dar por sentado que lo que decimos va a ser entendido, sino adaptar esa explicación al nivel de comprensión de la persona" y practicar con ella estas situaciones, adaptándolas. Con los apoyos específicos, pueden llegar a mejorar la comprensión de bromas o ironías, "sobre todo cuando aprenden y ven que la reacción de los demás es positiva y agradable", explica el psicólogo.

Entender para ayudar

Cabarcos insiste en que las personas con autismo tienen sentido del humor y éste puede ser especialmente valorado por su entorno en sus interacciones sociales: "Ese humor genuino, esa manera de explicar las cosas que es consustancial a su forma de ser, puede ser un posible facilitador en sus interacciones sociales". Su peculiar humor, subraya el psicólogo, "puede ser entendido en un sentido positivo, ya que no tienen dobles intenciones y eso debe ser puesto en valor".

Pero para llegar a ese punto, el psicólogo insiste en la importancia de individualizar cada caso y de conocer para llegar a entender: "Hay que entender cómo procesan la información y qué intereses tienen para estar en condiciones de ayudar. También saber que el respeto va en dos direcciones: a ellos les pueden parecer irrelevantes, peculiares y extrañas las cosas que a nosotros nos divierten, y a nosotros al revés, por eso debemos hacer el esfuerzo por acercarnos a su sentido del humor, ya que sin eso no vamos a mejorar la inclusión de la que tantas veces hablamos".

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