Poco ha durado el intento de entendimiento entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Los dos principales puentes tendidos, el económico y la negociación para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), están ahora "casi rotos" y reina un "clima enrarecido". El horizonte tampoco es del todo alentador, pues las elecciones que celebrará Andalucía el próximo 19 de junio no ayudan a que los grandes partidos, pese a que así se lo reclama la ciudadanía, lleguen a acuerdos de Estado en las próximas semanas, repletas de votaciones clave para el Gobierno, cuya relación con sus socios parlamentarios no pasa por su mejor momento.

Aun así, ni la debilidad parlamentaria ni los retos de país -con, por ejemplo, una inflación disparada- han provocado que desde un lado o del otro no hagan más que culparse mutuamente. El principal resumen que hacen desde las filas socialistas es que "este PP no se diferencia tanto del de Pablo Casado", con quien Sánchez apenas mantuvo relación durante los tres años que lideró a los populares. Desde el PP, en cambio, justifican la ruptura de las comunicaciones con dos hechos que han relacionado al Ejecutivo con Bildu: el voto favorable de los abertzales para sacar adelante el plan de choque del Gobierno contra las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania y la entrada de estos en la Comisión de Gastos Reservados tras explotar el caso Pegasus.

Así las cosas, un whatsapp el 25 de abril fue el último contacto entre Sánchez y Feijóo. Se trataba de un mensaje del líder del PP al presidente del Gobierno en el que el primero le comunicaba que Esteban González Pons y Juan Bravo serían los interlocutores con el Gobierno. Pons capitanearía la mesa de negociación con el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, para la renovación del CGPJ. Bravo, los asuntos económicos con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

Pons y Bolaños, sin embargo, llevan un mes parados. Fuentes conocedoras de las comunicaciones también fechan sobre el 26 de abril el último contacto entre ambos. Entonces, tras presentar el decreto de fiscalización de la Casa Real, Bolaños afirmó que habían hablado. Pero ahí se quedaron los contactos estrechos que se anunciaron. 

En Génova consideran que la renovación del CGPJ, un proceso en el que los 89 diputados del PP son clave, es lo único que empuja a Sánchez a intentar pactar. Desde el PSOE son más duros debido a la interinidad en la que está inmerso el órgano de gobierno de los jueces, que debería renovarse cada cinco años según el mandato constitucional pero que ya lleva más de tres cursos con sus 21 miembros en funciones, lo que hace latente la amenaza del colapso de la Justicia. "Con el CGPJ nos han puesto 1.000 excusas, esta puede ser la 1.001", exponen fuentes socialistas.

Respecto a Bravo y Montero, hubo un intercambio de cartas con el que el Gobierno intentó que el PP salvara el decreto de choque contra la guerra. También se frustró. Vistas las dudas con Bildu y ERC, el Gobierno activó en las 48 horas previas a la votación un 'plan b'. Aceptaron tramitarlo como proyecto de ley para que los demás grupos pudieran introducir sus enmiendas. El PP, por su parte, mandó una carta con sus propuestas económicas al Ejecutivo, pero el Gobierno no se comprometió a llevar a cabo ninguna escudándose en que no sabían de cuánto presupuesto precisarían. Y finalmente, Bildu salvó al Gobierno.

Feijóo confirma el primer careo con Sánchez en el Senado el 7 de junio y se presenta como la "antítesis del 'sanchismo'"

El duelo en el Senado

Con todo, Sánchez y Feijóo vivirán pronto una fecha clave en la Cámara Alta. Unos días antes de que enfrenten su primer duelo en las urnas -aunque no es directo, pues la cita es en Andalucía-, ambos se verán las caras por primera vez en el Senado. Lo harán dos meses después de su primer encuentro en Moncloa. Aquella reunión de tres horas, que se desarrolló de manera cordial, ha sido la única nota positiva en un vínculo que se ha ido erosionando paulatinamente.

"Somos la antítesis del sanchismo", proclamó este miércoles Feijóo tras tomar posesión de su acta como senador autonómico. En una comparecencia ante periodistas, confirmó que Sánchez acudirá al Senado el 7 de junio y que será él quien confronte. Quién sabe si aprovechará para recordarle otro hito clave en el declive de la relación: cuando Sánchez llamó "mangantes" a los populares. Fue hace una semana. En un intento de tender puentes con ERC, el presidente atacó al PP recordando casos de corrupción como Kitchen o Gürtel. “Hoy los mangantes no están en el Gobierno, como sí ocurría con el PP”, dijo. El líder del PP compareció con urgencia desde Santiago, agraviado especialmente por el término "mangantes", y definió a Sánchez como "una caricatura de presidente del Gobierno".

El PP salva la Ley de Seguridad Nacional del Gobierno y ERC lo aprovecha para volver a su tono más duro y tacharla de "represiva"

Una relación "casi rota" que no siempre lo está

Preguntadas sobre la relación con el Grupo Popular en el Congreso, fuentes del PSOE señalan que tampoco ha habido cambio respecto a la era Casado. "Si pueden dañar las leyes que impulsa el Gobierno aunque lleven ayudas a empresas o la bajada del IVA, lo hacen", resumen. Eso sí, esta mala relación no es óbice para que, en las últimas tres semanas, ambos partidos se hayan aliado en cuestiones clave. 

Destaca la Ley de Seguridad Nacional, cuya tramitación apoyó el Partido Popular hace dos semanas pese al veto que querían imponerle los independentistas de ERC y JxCAT. Esa votación se produjo días después de que el PP sumara sus votos a los del PSOE para que la proposición de abrir una comisión de investigación sobre el supuesto espionaje a políticos independentistas no saliera adelante. 

La suma de PP y PSOE también se ha producido esta semana, cuando -junto a Vox- han rechazado la apertura de otra comisión de investigación sobre las "cloacas del Estado", una propuesta registrada por Unidas Podemos y los independentistas.