La inminente remodelación del Gobierno valenciano que anunciará este fin de semana el presidente Ximo Puig ha obligado a aplazar un día una de las principales inauguraciones de esta legislatura: la puesta en marcha de la nueva línea 10 de Metrovalencia, que unirá la céntrica calle Alicante con el barrio de Nazaret. Fuentes de la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad han informado que el primer viaje institucional se realizará sobre las 10.30 horas del próximo martes 17 de mayo por la mañana, un día después de la fecha inicialmente prevista, y después se abrirá el trazado al público.

Precisamente, el titular de este departamento (y también presidente del consejo de administración de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana), Arcadi España, es uno de los nombres que más suenan para cambiar de cartera o incluso ampliar sus competencias. España fue jefe de gabinete de Puig como secretario general del PSPV y la pasada legislatura dirigió el gabinete de Presidencia de la Generalitat, por lo que se le considera la mano derecha del jefe del Consell y candidato a convertirse en el hombre fuerte de la rama socialista del Ejecutivo en la nueva etapa que se iniciará el lunes.

La coincidencia de la toma de posesión e intercambio de carteras de los nuevos consellers prevista para el lunes con la activación de la L10 ha llevado a la Conselleria a aplazar al martes la puesta en marcha de la nueva línea de metro y tranvía.

20MINUTOS

El recorrido de la nueva línea, que combina tramos subterráneos y en superficie, irá desde la calle Alicante, junto a la plaza de Toros, hasta el barrio marinero de Nazaret, cuyos residentes llevaban años reclamando la reactivación de las obras, paradas en 2011 por la anterior crisis económica. Además, dará servicio a otros barrios como Ruzafa, Monteolivete, Quatre Carreres, y también a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, al Oceanogràfic y a la Ciudad de la Justicia de València.

Tendrá un recorrido de cinco kilómetros y ocho estaciones y paradas (tres subterráneas y cinco en superficie) que prevé realizar en 16 minutos de un extremo a otro con prioridad semafórica, como adelantó 20minutos.

La L10 es todo un símbolo de cómo la crisis económica que estalló en 2008 afectó al desarrollo de las infraestructuras y de la movilidad. En concreto, en la ciudad de València, la Generalitat del PP tuvo que detener en 2011 las obras de la entonces llamada T-2, en la que había invertido 200 millones de euros desde que comenzaron en 2007. En 2018, el presidente Ximo Puig anunció la reactivación de unas obras que, hasta entonces, solo habían servido para que algunos jóvenes navegaran por sus túneles inundados tras episodios de lluvias o realizaran fiestas de Nochevieja en estaciones fantasma. De hecho, en 2015, la Conselleria tuvo que retirar tramos de vía en superficie por la amenaza que su deterioro suponía para el tráfico rodado.

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En cuanto a su coste, a los 200 millones de euros invertidos hace una década hay que sumar los 50 millones que ha costado su finalización y que han sido cofinanciados al 50% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) de la Comunitat Valenciana 2014-2020. A ello hay que añadir los 20 millones de euros del cañón peatonal que conectará la estación de Alacant (L10) con Xàtiva (L3, L5 y L9). El otro túnel peatonal con Bailén (L7), que se abrirá junto con la L10 este martes, está incluido en el presupuesto inicial.