Sánchez inaugura en Rabat una nueva "etapa histórica" entre España y Marruecos sin el apoyo de la oposición ni de sus socios

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey de Marruecos, Mohamed VI.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey de Marruecos, Mohamed VI.
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey de Marruecos, Mohamed VI.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey de Marruecos, Mohamed VI.
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitará este jueves Marruecos en un viaje que marcará las relaciones entre Madrid y Rabat en los próximos años. El mandatario español se reunirá con el rey Mohamed VI, con quien pretende inaugurar una "etapa histórica" entre ambos países tras las tensiones que han protagonizado España y Marruecos en los últimos tiempos, caracterizados por diferentes saltos a las vallas de Ceuta y Melilla y causados por la acogida de Brahim Ghali -líder del Frente Polisario y considerado enemigo por el reino alauí- y por la reticencia del Ejecutivo a considerar como la "más viable" la propuesta marroquí de "autonomía" para el Sáhara Occidental, un extremo que ha terminado produciéndose y que le ha costado a Sánchez las críticas de la oposición y de su socio de coalición, Unidas Podemos.

Sánchez ha sido invitado en pleno Ramadán. El encuentro con el monarca marroquí será en el desayuno tradicional tras la puesta de sol, denominado 'iftar', cuando los musulmanes rompen el ayuno. El gesto, por tanto, se considera de máxima cortesía. Tanto, que las últimas autoridades españolas invitadas a tal evento fueron los reyes, Felipe VI y Letizia. 

Durante el Ramadán, los musulmanes practicantes se abstienen de comer y beber durante el día. Por tanto, la comida nocturna tiene un especial significado en el Islam, pues con ella se rompe ese ayuno. No es necesario ser musulmán para participar en el 'iftar'.

La importancia del gesto fue resaltada el martes por la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, que fue quien confirmó la noticia un día después de que los medios marroquíes comenzasen a hacerse eco de que ocurriría este jueves. "Invitar a alguien externo a un evento así es un signo de amistad muy fuerte por parte del rey Mohamed VI", señaló. A su lado, en la sala de prensa del Consejo de Ministros, estaba el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que acompañará al presidente en el viaje.

En principio, Albares iba a ser el protagonista de un viaje de avanzadilla el pasado 1 de abril. Así lo comunicó él mismo en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. No obstante, finalmente canceló el viaje al solicitar el rey Mohamed VI que acudiera Sánchez. 

En dicha comisión, Albares también avanzó que la "nueva hoja de ruta" con Marruecos supondría además la reapertura de las fronteras entre el país norteafricano y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, así como el retorno de la Operación Paso del Estrecho, un operativo que se pone en marcha cada año desde 1986 en el que el Ministerio del Interior prepara la llegada a España de miles de trabajadores emigrantes del norte de África que durante los periodos vacacionales viajan desde sus lugares de residencia en Europa hasta sus ciudades de origen en el Magreb.

Un año de desavenencias

Esos avances, entre los que se considera que también estará más vigilancia en las fronteras que comparten Marruecos y España, llegan tras más de un año de desavenencias entre ambos países y que comenzaron en 2021 después de que el líder del Frente Polisario y principal opositor de los intereses marroquíes fuese atendido en un hospital de Logroño y de que unas 8.000 personas, muchas de ellas menores, cruzasen la frontera con Ceuta en apenas 48 horas.

Meses antes, el expresidente de Estados Unidos Donald Trump había aceptado la oferta marroquí en la que proponía una especie de "autonomía" para el Sáhara Occidental, un territorio sobre el que España sigue siendo administrador de iure. Hasta ahora, España se había mostrado neutral, pero finalmente Sánchez ha acabado aceptando el plan marroquí, que supone enterrar de facto cualquier expectativa de independencia para la antigua provincia española, pues implicaría convertirse en una región autónoma, pero con competencias limitadas en materia administrativa y económica y quedando bajo los designios de Rabat en cuestiones de soberanía o defensa.

No obstante, Sánchez se ha quedado solo en su decisión, ya que ninguna fuerza política española le ha apoyado y ninguna se ha contenido a la hora de criticarla, pese a que el presidente pidió que entendiesen la "complejidad" del asunto. El PP señaló que, con el acuerdo con Marruecos, ha provocado "una crisis con Argelia", principal suministrador de gas. Vox tachó al presidente de "autócrata". 

Y Unidas Podemos, pese a que no romperá la coalición, comparó el Sáhara con Ucrania. "En Ucrania, un autócrata ha invadido a un país más pequeño, está violando los derechos humanos de su población, y todo Occidente está de acuerdo en que no son legítimas las reclamaciones territoriales de Rusia; en el Sáhara tenemos un régimen autocrático que ha invadido a un país más pequeño, que está violando los derechos humanos y que reclama soberanía sobre la totalidad del territorio ocupado", reprendió el portavoz morado, Pablo Echenique.

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