La conciencia social sobre la violencia de género se desploma por la pandemia: solo el 0,5% lo ve un problema urgente

Manifestación en Madrid por el Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo de 2022.
Manifestación en Madrid por el Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo de 2022.
EFE/Luca Piergiovanni
Manifestación en Madrid por el Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo de 2022.

En tres años, desde que irrumpió la pandemia en nuestro país, la percepción de la población española de que la violencia de género es uno de los problemas más graves ha caído en picado. Si en 2019, una media del 6,7% consideraba que este tipo de violencia machista era uno de los asuntos más urgentes a abordar; el porcentaje se desplomó en 2021 hasta apenas un 0,5%. 

La crisis sanitaria, económica y social que golpeó a España con la llegada del coronavirus relegó a un segundo plano otros asuntos, pues la preocupación de la sociedad se focalizó en el temor y la incertidumbre que se extendió de forma generalizada. No obstante, si bien las viejas preocupaciones han ido retomando la fuerza que perdieron con el virus, no ha sucedido lo mismo con la violencia machista. 

"Hemos cambiado las prioridades, pero han tenido un impacto en la violencia de género que no han tenido en otro tipo de problemas. Esto quiere decir que todavía estamos ante el impacto de la pandemia en lo que respecta a la violencia de género. Este bajo nivel de conciencia social debe estimularnos y comprometernos en hacer más", aseveró este lunes Miguel Lorente, principal autor de un estudio sobre el impacto de la pandemia en la violencia de género, en el que se desgrana esta conclusión y se ofrece una radiografía de la situación en los últimos años. 

Lorente presentó en el Ministerio de Igualdad, junto a la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, los principales resultados de una investigación que ha analizado tres periodos temporales: los cinco años previos a la pandemia (2015-2019), el año anterior (2019), y la evolución de la crisis sanitaria desde su inicio. La principal conclusión es clara: disminuyeron los homicidios, pero se potenciaron los instrumentos que usan los maltratadores con las mujeres víctimas, como el aislamiento y el control.

El estudio sale a la luz justo dos años después de que se decretara el estado de alarma en España, el 14 de marzo de 2020, y a raíz de lo cual se dejó entrever la otra "pandemia silenciosa" que se cebó con las mujeres. "Con el confinamiento tomamos conciencia de lo que significaba estar limitados, desde el punto de vista de la movilidad. Pudimos reflexionar sobre lo que significa el confinamiento social al que históricamente han estado sometidas las mujeres", destacó Lorente. 

Menos asesinadas... pero no menos violencia

En el informe se señala un descenso considerable del número de mujeres asesinadas por violencia de género, "pero no un descenso de la violencia". Concretamente, en 2020 se registraron 47 homicidios, lo que supone una disminución del 22,8% respecto a la media anual de homicidios de toda la serie histórica, y un descenso del 14,5% respecto a las 55 mujeres asesinadas en 2019. 

Si se reduce el foco únicamente al año de la pandemia, se observa también un gran cambio entre el primer trimestre (antes del confinamiento) y el resto del año. La tendencia a principios de año era ascendente (hubo 19 asesinadas en los tres primeros meses), pero la dirección cambió su pauta y empezó a descender durante el segundo trimestre, cuando se produjeron cuatro homicidios (un descenso del 72,6% respecto al año anterior).

Esa disminución de los asesinatos en 2020, en un contexto de tres años de continuo aumento de la violencia de género (de 2015 a 2019), "refleja la relación directa que ha tenido la pandemia y la restricción total de la movilidad en dicho resultado", indica el documento. Una situación que, según concluye, responde a varios factores que se influyen entre ellos en una especie de efecto dominó. 

En primer lugar, al aumento del control y aislamiento de las mujeres víctimas, junto al incremento de la violencia. Esa reclusión, además, disminuyó las oportunidades de las mujeres víctimas para salir de la violencia a través de la separación y la denuncia. Por ende, se redujo también la posibilidad de recibir atención profesional y asistencia. ¿El resultado? Una percepción de "impunidad" por parte de los agresores, explica el estudio. 

"Aunque haya menor número de mujeres asesinadas, la sociedad no ha cambiado y no ha dejado de ser machista. Seguimos siendo una sociedad patriarcal, pero tenemos la oportunidad de cambiar sin que el precio sea un incremento de la violencia hacia las mujeres", declaró Lorente.

Los homicidios volvieron a subir con el fin de las restricciones

Otra tendencia que demuestra el efecto de la pandemia en la violencia de género es que, justo cuando empezaron a relajarse las restricciones y a recuperarse poco a poco algo de normalidad, se rompió el control a las víctimas, pero se produjo el incremento de homicidios más alto de toda la serie histórica con las ocho mujeres que fueron asesinadas en el mes de agosto. Estos datos, según la investigación, se reflejan en un aumento de las denuncias del 23,9% respecto al segundo trimestre, y en un descenso del paro femenino en julio del 1,7%. 

"La situación de agosto es compatible con la disminución de las limitaciones generadas por las circunstancias de la pandemia, y con el aumento del riesgo derivado de la percepción de la pérdida de control, que pudo influir en la respuesta violenta ante la modificación de las circunstancias", indica el estudio. 

La violencia "más invisible": se dispararon las llamadas al 016

Las consecuencias de ese aislamiento durante los meses más duros, las violencias que no desembocan en asesinato pero que siguen siendo violencias, se reflejan también en los datos sobre las llamadas de auxilio de las víctimas. Y es que en el segundo trimestre de 2020, se observó un incremento del 48,5% de las llamadas al 016 respecto al mismo periodo de 2019, unido además a un descenso del número de denuncias en el segundo trimestre del 2020 (del 10,3%). "Las mujeres estaban atrapadas con el agresor y su violencia", recordó Lorente. 

Sin embargo, si se comparan las denuncias interpuestas en 2020 respecto a las del periodo 2015-2019, se observa un ligero aumento (de un 1,4%), explicado por el bajo número denuncias en 2015 y 2016. Este incremento, según destaca el estudio, muestra una mayor confianza de las víctimas en el sistema. 

Más concretamente, en abril y junio de 2020 se registraron 25.667 llamadas pertinentes al 016, lo que demuestra que la violencia de género nunca dejó de existir, sino que se expresó de manera "más invisible" a través de la llamada violencia de control. La violencia de género es un problema estructural que se readapta a las nuevas circunstancias", aseveró Lorente, concluyendo que "no es nada nuevo, sino una forma nueva de expresarse".

"Si alguien niega la violencia de género significa que existe"

Respecto a la entrada de Vox en el futuro gobierno de Castilla y León, Miguel Lorente, profesor de medicina legal en la Universidad de Granada, médico forense y también exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género, calificó de "grave irresponsabilidad" que se hable de poner en marcha una ley de violencia intrafamiliar en contraposición con la de violencia machista. 

"Trabajar desde esta línea supone un error, pero sobre todo genera desconfianza", lamentó, advirtiendo del agravio que ello puede suponer en la propia confianza de las víctimas a la hora de acceder a los recursos de prevención y protección. 

"Si una comunidad con sus servicios viene liderada por una realidad que niega la violencia que tú como mujer, y tus hijos e hijas, están sufriendo, con qué confianza puedes acudir a los recursos", se ha preguntado Lorente. "¿Con qué confianza puede ir uno a un hospital que niega el coronavirus? Probablemente con ninguna", insistió, recalcando que "el hecho de que nieguen la violencia de género significa que existe".

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