Seguir la hecatombe de una peste a través de un polen: así usan los fósiles para analizar las pandemias del pasado

  • Investigadores usan el fósil del polen para comprender el impacto de otras pandemias históricas.
  • Aplicado a la peste negra, la conclusión es que tuvo en realidad un efecto desigual.
El triunfo de la muerte, de Bruegel.
El triunfo de la muerte, de Bruegel.
WIKIPEDIA/Museo del Prado
El triunfo de la muerte, de Bruegel.

El 10 de marzo de 2020, hace ahora dos años, en España cundía el miedo al desabastecimiento. La Covid-19 avanzaba imparable y dejaba a su paso una cantidad creciente de positivos y un rosario de actividades suspendidas. La población arrasaba los supermercados ante el miedo al desabastecimiento.

Para bien y para mal, la del coronavirus ha sido una pandemia vivida en directo. Hemos tenido toda (mucha) la información y casi al instante. Pero la ciencia para alumbrar verdades necesita hacer muchas preguntas y eso significa tiempo. En cualquier caso, se trata de una hazaña asombrosa que hayamos sido capaces de crear vacuna contra la Covid en un tiempo récord.

Investigadores españoles del CSIC han participado en este estudio internacional

Hemos vivido y sufrido el impacto de la pandemia, y al tiempo los científicos ya estaban analizando el proceso. Pero la ciencia no sólo ha podido dar respuesta a la crisis sanitaria del presente sino que es capaz de comprender el impacto de las pasadas pandemias, por ejemplo, "leyendo" el polen.

Nos vamos hasta el siglo XIV. La peste negra asoló Europa, Asia Occidental y el Norte de África entre 1347 y 1352. ¿Cómo podemos conocer el verdadero impacto que tuvo? Analizando el polen, el fósil de aquel polen. Un estudio liderado por el Instituto Max Planck, en el que han participado investigadores españoles del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha demostrado que la mortalidad de la peste negra no fue tan homogénea como han reflejado hasta ahora los libros de historia.

La peste no fue tan grave en la Península Ibérica

La investigación ha confirmado las altas tasas de mortalidad de la peste negra en Escandinavia, Francia, el suroeste de Alemania, Grecia y el centro de Italia. Mientras, muchas regiones de Europa central y oriental y partes de Europa occidental, incluidas Irlanda y la Península Ibérica, muestran evidencia de continuidad o crecimiento agrícola ininterrumpido.

Con el polen fósil han reconstruido la historia de la vegetación y de las actividades económicas relacionadas con la agricultura y la ganadería

El trabajo, publicado en Nature Ecology and Evolution, extrae estas conclusiones del análisis de polen y esporas fosilizados. De este modo los científicos son capaces de reconstruir de manera muy fidedigna la historia de la vegetación y del desarrollo de las actividades económicas relacionadas con la agricultura y la ganadería. En concreto, el polen permite reconstruir la señal que indica cómo interaccionan los humanos con el entorno, explica en una nota de prensa el Instituto de Historia (IH), del CSIC.

"No existe un modelo único de pandemia que se pueda aplicar a cualquier lugar en cualquier momento sin importar el contexto", dice Adam Izdebski, del Instituto Max Planck. Las pandemias son fenómenos complejos que tienen historias regionales y locales: "Hemos visto esto con la Covid-19, ahora lo hemos demostrado para la peste negra", recuerda.

Según la actividad humana desarrollada en una zona, cambia la cantidad de algunas especies y la presencia o ausencia de otras, y, por tanto, del polen que desprenden y que queda almacenado en los suelos. “Gracias a estas reconstrucciones, podemos saber cómo era la relación de nuestros antepasados con el paisaje que habitaban, si se dedicaban a la agricultura y a la ganadería o si estas dinámicas cambiaban por alguna razón”, detalla Reyes Luelmo, investigadora en el grupo de arqueología medioambiental del IH.

"No existe un solo modelo de pandemia que se pueda aplicar a cualquier lugar y momento sin importar el contexto"

Y de la mano de ese polen con historia sabemos ahora que la peste negra tuvo un impacto muy desigual. "Hemos descubierto que la considerada peor pandemia de la historia tuvo un impacto devastador en algunas regiones, como Escandinavia o Francia, mientras que en otras, como en Irlanda o la Península Ibérica, el impacto fue mucho más discreto", cuenta Luelmo.

La utilidad de la paleoecología

Hasta ahora los historiadores han venido estimando que hasta la mitad de la población europea murió por la peste negra. Pero este estudio objeta que esa conclusión se basaba en datos cuantitativos, "que normalmente solo reflejan la realidad de las grandes urbes, donde las condiciones sanitarias y sociales ayudaban a la expansión de las enfermedades. La investigación a la que nos referimos aporta la información desde las zonas rurales, donde residía el 75% de la población en época medieval.

Una abeja recolecta el polen de una flor.
Una abeja recolecta el polen de una flor.
EFE

La peste negra fue una enfermedad que tuvo un gran impacto en la población, así que implicó cambios en la forma en la que las comunidades podían relacionarse con el medio. "Supuestamente, una epidemia con tal caída demográfica habría provocado por entonces que los bosques se recuperaran ante un menor impacto humano sobre ellos y, en paralelo, que tanto la agricultura como la ganadería sufrieran una notable deceleración o incluso cese absoluto", señala José Antonio López, otro de los investigadores del IH.

Así que el retroceso de las actividades agropecuarias habría provocado un avance de los bosques, que desprenderían mayor cantidad de polen. Este se depositó en los suelos y quedó fosilizado. Y eso es lo que estudia la paleoecología. El estudio del polen fósil, es una herramienta muy versátil que puede aportar información fiable. Según Luelmo, "llega allí donde a veces los documentos históricos no alcanzan".

Las mayores pandemias de la historia

Pandemias en la historia humana ha habido muchas, pero tal vez éstas que siguen hayan sido las más importantes:

  • La plaga de Atenas, 430 a. C. La fiebre tifoidea mató a la cuarta parte de la población durante la guerra del Peloponeso.
  • La peste antonina, 165-180. Posiblemente fue la viruela la que acabó en Roma con la vida de hasta cinco millones de personas.
  • El tifus en la toma de Granada, en 1489. Los cristianos perdieron 3.000 efectivos por bajas de guerra y 20.000 por esta enfermedad epidémica.
  • Los guanches, en el siglo XVI. Las enfermedades Europa mataron a gran parte de la población nativa de las Islas Canarias, los guanches.
  • El sarampión en México, en la década de 1600. Mató a dos millones más de nativos mexicanos.
  • El cólera (varias pandemias). La tercera (1852-1860) mató en Rusia a más de un millón de muertos.
  • La gripe rusa, 1889-1890. Su mortalidad fue de sólo el 1%, pero como se expandió por Europa y América, se cree que causó la muerte de un millón de personas.
  • La gripe española (1918-1919). Considerada una de las pandemias más devastadoras de la historia, solo un año acabó con la vida de entre 20 y 40 millones de personas.
  • La gripe asiática de 1957. Se originó en China y mató a más de 1 millón de personas en todo el mundo.
  • La gripe de Hong Kong de 1968. Causó cerca de un millón de muertes a nivel global, la mitad en Hong Kong.
  • El VIH/SIDA, desde 1981. Sus víctimas se estiman entre los 20 y 25 millones.
  • El ébola, desde 1976. Su mayor brote en el África subsahariana, el de 2014-2016, provocó más de 11.000 muertes.
  • La pandemia de Covid-19...
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