Entrevista | Pepe Cerdá: "Los que hacían los carteles de cine en la Gran Vía eran pintores maravillosos"

El pintor Pepe Cerdá expone en Casa de Vacas
El pintor Pepe Cerdá expone en Casa de Vacas
Jorge París
El pintor Pepe Cerdá expone en Casa de Vacas

Nos encontramos con el pintor Pepe Cerdá (Buñales. Huesca, 1961) en el Centro Cultural Casa de Vacas, donde aguarda sonriente y siempre cercano para hablar sobre pintura, sobre su vida y la vida, con motivo de la exposición que nos ha acercado sus últimos óleos al parque del Retiro.

La selección de cuadros abarca algunos paisajes magníficos de gran formato, que se lucen especialmente en la sala principal abierta al parque, junto a otros de tamaño medio que comparten espacio, así como algunos más reducidos pero no de menor valor. Sin embargo, el lugar principal de la sala, con una vivificante luz natural que penetra desde el techo, lo ha reservado a seis grandes retratos de comerciantes y trabajadores. Vinculados a éstos, una serie dedicada a un grupo de sanitarios en la más dura época de la pandemia, sobre la que comenzamos a hablar porque la salud es lo primero.

El pintor Pepe Cerdá junto a sus retratos de trabajadores
El pintor Pepe Cerdá junto a sus retratos de trabajadores
Jorge París

"Yo estoy en contacto con un montón de pintores figurativos de medio mundo -confiesa Cerdá-, en especial con unos ingleses que lanzaron en plena pandemia el reto de retratar gratis al primer sanitario que mandase su foto. Lo puse en mi blog y recibí una primera foto. Pintar así tiene una enorme dificultad, porque la foto no la has hecho tú. Hice el primer retrato, luego el segundo, y cuando llevaba 14 o 15 me di cuenta de que el único que los estaba pintando era yo -dice riendo- pero eso valdría para exponer en el Museo Goya (Zaragoza)". Así fue como surgieron los emotivos retratos que vemos ahora en Casa de Vacas.

"Un retrato es de las cosas más difíciles que se pueden hacer en pintura"
Pepe Cerdá, 'Retrato de Elena' (2020)
Pepe Cerdá, 'Retrato de Elena' (2020)
Columna Villarroya

A esa serie de profesionales de la Sanidad se unen retratos de comerciantes del pequeño pueblo donde vive Pepe Cerdá, Villamayor, en Zaragoza. "Durante la pandemia, estaba todo cerrado salvo la panadería. El panadero a las dos de la mañana sacaba unas cervezas y nos íbamos a por nuestros panes. Y el pescadero también llegaba... En fin, la sociedad se organiza. Yo me fijo mucho en otros pintores y me di cuenta que los únicos que han pintado al trabajador orgulloso de serlo, aunque sea estalinista, son los rusos, porque los occidentales cuando pintan al trabajador, lo pintan como perdonándole la vida, como una cosa exótica, pero el que pinta al trabajador como el verdadero emperador, es el ruso. Entonces me dije, vamos a reivindicar el mundo del trabajo".

Retrato de Carlos, el panadero de Villamayor (2020), de Pepe Cerdá.
Retrato de Carlos, el panadero de Villamayor (2020), de Pepe Cerdá.
Columna Villarroya

"Un retrato es de las cosas más difíciles que se pueden hacer en pintura. La vanguardia entiende que lo del retrato es una cosa de técnica, ¡toma, y lo de Paco de Lucía, lo de José Tomás o lo de Rafa Nadal, pero gana tú el Roland Garros, gilipollas!". En una época se despreció a los pintores de retratos, "se entendía que los hacía la gente que no sabía, para venderlos y ganarse la vida. No, no, retratar como Dios manda es una cosa muy complicada".

Pepe Cerdá. 'Emiliano Zapata', (2000)
Pepe Cerdá. 'Emiliano Zapata', (2000)
Columna Villarroya

Le recuerdo su serie de retratos pintados en 2000, Los últimos modernos, partiendo de fotografías de algunos personajes históricos, y me cuenta cuál era su intención: "Yo había decidido hacer figuración a partir de fotografías que no existían para el mundo de la cultura moderna y empecé a retratar a los que habían empeñado su vida por llevar hasta el último extremo la modernidad: José Antonio, Durruti, Zapata… Era en realidad una crítica a lo moderno. Lo moderno no es mejor, ni bueno por definición. Por llenar de contenido la palabra moderno, o nuevo, ¿cuántos millones de muertos llevamos?".

"Los seres humanos nacen con la capacidad de admirar la pintura, pero no toda la pintura"

Pepe Cerdá sostiene que la pintura es el hecho fundacional del ser humano, lo que le constituye como tal. "La capacidad de admirar la pintura es precognitiva, como afirman Lévi-Strauss y Gombrich. Los humanos nacen con la capacidad de admirar la pintura, pero una determinada pintura, no toda la pintura. Cuando vemos las nubes, buscamos formas. El pensamiento simbólico nos hace humanos, interpreta la realidad y la puede traducir a signo. Eso es lo primero que se hace en las cuevas, luego mucho después a sonido y mucho después esos sonidos a palabras. Pero hasta que se escribe la primera palabra, están pintados los bisontes allí hace diez mil años". 

Remontándonos a las primeras inquietudes por el dibujo y la pintura, nos cuenta que su primer maestro es "José Luis Moro, el dibujante de la familia Telerín y la calabaza Ruperta del Un, dos, tres. ¡El que una línea se convierta en una cosa, es tan alucinante! Yo empiezo con los tebeos y luego paso a los ilustradores. De ahí a la pintura de verdad, a los grandes: Velázquez, Goya…". Cerdá se siente parte de una cadena en la que solo es un eslabón, pero detrás hay muchos “desde aquel que hizo el bisonte, hasta Giotto, luego Leonardo, Rafael… y todo es una consecuencia lógica. Cuando yo empiezo a pintar ya tengo a Sorolla ahí detrás".

'Nocturno' (2020) de Pepe Cerdá se expone en Casa de Vacas
'Nocturno' (2020) de Pepe Cerdá se expone en Casa de Vacas
Columna Villarroya

Reivindica algunos artistas de los que nadie parece acordarse, pero son parte de la historia de Madrid: "¡El que pintaba los carteles del cine Callao, González, era un genio! Esos talleres tenían que pintar cada semana. Allí había mucho conocimiento. Andy Warhol hacía eso pero peor. La cara de Marilyn… pues estos lo hacían en la Gran Vía, pero de 12 metros de alto. Y es que cada día el autobús quedaba en blanco, se pintaba por la noche y salía al día siguiente, es decir todo lo que se hace ahora en una pantalla o en un plotter, se hacía a mano. En una ciudad como Madrid habría 500 pintores capaces de rotularte algo, de dibujarte algo en un autobús, y todo ese mundo no ha existido, porque existía solo el grupo El Paso. Los de los tebeos tampoco: Ibáñez no era dibujante, al parecer. No hay ninguno de los que pintaban los cines de la Gran Vía que haya pasado a la historia, cuando en realidad eran pintores maravillosos".

Durante sus primeros años en Madrid, Cerdá fue "el primer becario aragonés en la Casa de Velázquez. Llegué en el 88, y allí me alojo ahora cuando vuelvo a Madrid. Es como la casa de España en Roma. Ya venía a Madrid con frecuencia porque pintaba aparatos de feria en el polígono Cobo Calleja. Ganaba mucho dinero, 200 mil pesetas de aquella época".

"El París al que yo llegué era mucho más duro que el que conoció Picasso"

Tras permanecer un par de años en Madrid, decide trasladarse a la ciudad en la que todo pintor sueña vivir una temporada: París. "No me vino a recibir el alcalde, precisamente. Primero estuve en el Colegio de España. Crees que hablas francés... y no hablas francés. La competencia era brutal, un poco como la película Gangsters de Nueva York. El París al que yo llegué era mucho más duro que el que conoció Picasso. El Bateau-Lavoir, donde él se alojó un tiempo, lo podía alquilar por el equivalente a 50 euros al mes de ahora. Lo que ha pasado con las ciudades es inaudito. El drama era cuando llegaba el verano, y de junio a septiembre tenías que pagar el alquiler y nadie iba a comprar nada. París es una ciudad muy, muy hostil y hasta Picasso se fue de allí a la Costa azul".

Un retrato de Pepe Cerdá amenaza al urinario de Duchamp (foto: Stieglitz, 1917)
Un retrato de Cerdá (2020) amenaza al Urinario de Duchamp (foto:Stieglitz, 1917)
Adolfo Ortega
"Si Duchamp hubiera sabido pintar como yo, habría hecho lo que yo hago"

La conversación avanza en una terraza del Retiro, bajo el escándalo de las cotorras que han colonizado el parque, y acabamos hablando del Urinario de Duchamp y ciertas concesiones obligadas en su juventud: "Me tuvo que gustar Marcel Duchamp porque si no, era un indocumentado y no ganaba premios, ni me seleccionaban para nada. Todo tenía que partir de Marcel Duchamp. Sé perfectamente quién es Duchamp y le admiro, otra cosa es que solo se pueda poner urinarios a partir de entonces. Si Duchamp supiera pintar como yo, estaría haciendo esto” afirma refiriéndose a sus cuadros.

En 1997 abandona definitivamente la capital francesa y se instala en Villamayor (Zaragoza), donde tiene su residencia y estudio desde entonces. Sus años en Francia le han permitido conocer muy bien a nuestros vecinos, a los que dedica algunos comentarios con sorna aragonesa: "La modernidad es una cosa que la ha diseñado un francés y si no no existe. Los franceses inventan la Sociología, la Antropología … Todo tiene que medirlo un francés y todo lo moderno es francés. Diderot y D’Alembert con su Enciclopedia nos meten su religión, que es la Razón. Además como ellos son las que la escriben, es la Verdad, y nosotros como mucho podemos aprendernos de memoria lo que dicen ellos".

"El verdadero poder en democracia no lo ejercen los políticos sino los asesores, los Iván Redondo"

En el terreno de la 'incorrección artística', Cerdá se mueve sin prejuicios y nos deja perlas cultivadas, como cuando le llamo la atención sobre el hecho de que en cualquier exposición colectiva de la nueva generación no se ve ni un cuadro. Hay instalaciones de todo tipo, pero cuadros no. "Sin embargo, yo conozco a una veintena de pintores jóvenes maravillosos que no exponen en los sitios donde vas tú, porque no les dejan. El verdadero poder en democracia no lo ejercen los políticos, sino los especialistas que les asesoran, los 'ivanesredondos' (sic)". Estos días se nos viene a la mente algún otro asesor que navega en el mar oscuro de la política. 

"Hay un modo de acceder a asesor de cualquier entidad y se necesitan unos requisitos que pasan por haber estudiado Estética en tal Universidad, o pertenecer a un determinado departamento, etc. Hay toda una literatura supuestamente científica que te dice lo que está bien y lo que está mal, y con eso se hacen las bienales de Venecia, las Documenta de Kassel, y luego hay unos sitios enormes donde se exponen esas cosas como la Tate Gallery. Pero eso se está dando la vuelta -advierte esperanzado- aunque hay tanto montado alrededor, que hasta que la lava se enfríe… Sin embargo, en Londres hay un movimiento maravilloso de pintura figurativa, en determinados canales no todavía hegemónicos, pero los ingleses son menos deudores de esta corriente no figurativa".

'Camino de montaña' (2008) de Pepe Cerdá
'Camino de montaña' (2008) de Pepe Cerdá
Columna Villarroya

Sobre la continuidad de estas tendencias, aventura: "Esa generación no vive de esto, y hay toda una red de sitios para que puedas estar yendo de beca en beca por toda Europa, hasta que cumples los cuarenta y cinco. Pero no existe un verdadero mercado, ¿a cuántas casas vas donde hayan comprado esas obras? ¡Porque lo primero es que no caben! Yo lo entiendo, pero lo que no puede ser es que eso acabe con un retrato pintado al óleo. Los que me niegan a mí la existencia son ellos. Los agresivos son ellos. A nosotros no nos importa porque no tenemos el poder, lo tienen ellos. El que reestructura el Museo Reina Sofía no soy yo".

En cualquier caso, el presente le parece esperanzador porque "nunca se ha visto la pintura tan bien como ahora. Las reproducciones de los libros que yo tenía hace treinta años, y eran carísimos, se parecían aproximadamente a los originales. Los libros de Skira igual valían 20.000 pesetas y cualquier parecido del color con la realidad era mera coincidencia. Ahora el móvil nos da una información puntera y me permite relacionarme con pintores de todo el mundo. Pintores chinos con los que compartimos trucos… Esto de las redes es de ida y vuelta".

'Atracción de feria', (2021) de Pepe Cerdá
'Atracción de feria', (2021) de Pepe Cerdá
Adolfo Ortega

All hilo de esta pintura que refleja los colores de un tiovivo en la noche, no quiero acabar la entrevista sin hablar de su padre, que también fue artista e influyó radicalmente en su trayectoria. "La atracción de feria es un homenaje a mi padre. Yo empecé a pintar aparatos de feria de crío y me enteré que era artista cuando ya llevaba pintados miles de metros cuadrados. Pintar era una cosa muy importante para mí, porque era lo que se hacía en casa. Mi padre nació en el 24 y vivió la Barcelona de la guerra. Él seguramente vio matar, y cuando has vivido eso…. Mi vecino de enfrente en París, que había estado en Mauthausen cuatro años, conservaba en casa la ametralladora y la pistola Luger que le arrancó al alemán cuando salió de allí, con munición, porque a él no le volvían a joder. Después de toda una vida, te dicen 'no, ya no va a pasar nada'... Sí, pero yo la ametralladora me la guardo". 

Cerdá regresa a su padre tras la digresión: "Era un hombre muy inteligente que me dio los útiles para ganarme la vida desde muy pronto, y sabiendo que le iba a traicionar, porque te tienes que ir. Hay que ‘matar al padre’, no te vas a quedar allí. Él funcionaba siempre como francotirador, salió adelante cuando el dinero de la República pasó a valer cero o cuando la legislación cambió y se quedó sin piso. Se dedicó a la farándula, se arruinó alguna vez, pero bueno… sobrevivimos. Él me enseñó que las cosas no son desde luego como parecen, pero mucho menos como nos dice el Estado que son".

Pepe Cerdá frente a su 'Chopera' (2020)
Pepe Cerdá frente a su 'Chopera' (2020)
Jorge París

Para finalizar la conversación, Cerdá nos regala dos frases que atribuye a un amigo y le resultan muy elocuentes: "La primera es 'Hay que ver lo que exagera la realidad'’. Por eso no hay nada mejor que ser pintor realista, porque la realidad es inabarcable. La segunda es 'El tiempo que lleva llegar a ser el que se es'. Hay mucha gente que se muere sin ser el que es, porque se ha metido en un banco o en otro sitio, y lo normal es que te mueras sin haber sido quien eres". ¿Tú has llegado a ser quien eres, Pepe?, le pregunto. "Por lo menos lo imposto. A partir de una edad, lo normal es que seamos solo nuestra máscara, y que nuestras contradicciones nos adornen, pero yo he convertido esa máscara en el que creo que soñé ser".

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