Sánchez presiona a la UE para que tome medidas mientras la luz, la gasolina y los alimentos suben sin tregua en España

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes de participar en el Consejo Europeo de la UE.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes de participar en el Consejo Europeo.
EP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes de participar en el Consejo Europeo de la UE.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes de participar en el Consejo Europeo.
ATLAS

La llegada del invierno está formando la tormenta perfecta en España. Por un lado, las temperaturas bajan, los hogares encienden las calefacciones y se preparan para los gastos de Navidades. Por otro, las tarifas del gas y la luz están desbocadas, y los precios de los alimentos, juguetes e incluso materiales de construcción están al alza. Una espiral energética diabólica que el Gobierno trata de conjurar por todos los medios, sin que de momento se vislumbre mucho éxito.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha fiado todas sus esperanzas al decreto para rebajar el recibo de la luz, aprobado en septiembre y convalidado por el Congreso la semana pasada, que entre otras medidas incluye una bajada del IVA del 21% al 10% que estará vigente hasta fin de año, y una rebaja a las ganancias de las eléctricas. En repetidas ocasiones, ante el embate de la oposición reclamando más medidas, ha reiterado que ese decreto es suficiente y que, a final de año, el usuario acabará pagando lo mismo que en 2018.  

La explicación de Moncloa es que una cosa es que aumenten los precios mayoristas de la electricidad y otra cosa es que se reflejen en el recibo del consumidor final. Una parte del recibo son impuestos y costes fijos (por ejemplo, lo que se paga por la energía contratada) y la otra es el consumo real, donde sí se refleja la subida en los costes mayoristas.

Sin embargo, varias asociaciones de consumidores ya han denunciado el constante aumento del recibo, y ya hay grandes empresas como la acería Sidenor con un calendario de parones de aquí a fin de año en una medida extraordinaria para tratar de consumir menos luz.

Esperanzas en Bruselas

Empero, la estrategia del Gobierno sigue siendo no ahondar en las medidas domésticas (que ya han puesto en pie de guerra a las eléctricas) sino apelar a la intervención de Bruselas. Sánchez ha propuesto cambiar el sistema de subastas de la electricidad a nivel europeo para evitar los récords que se están registrando. 

Pero, a tenor de lo dicho este jueves por el presidente de Gobierno español, no parece que Bruselas vaya a salir pronto al rescate de los consumidores. 

El problema energético es uno de los temas que los líderes europeos analizan en el Consejo Europeo de Otoño que arrancó este jueves. Pero el mismo Sánchez ha desvelado que cualquier posible medida concreta no se tomará hasta diciembre como muy pronto.

"Nos gustaría ir más rápido, pero en Bruselas los pasos se dan a un ritmo menos intenso del que desearíamos"

"Nos gustaría ir más rápido, pero en Bruselas los pasos se dan a un ritmo menos intenso del que desearíamos", subrayó.

Fiesta de aumentos

Pero mientras la Comisión se lo piensa, en España la energía sigue desbocada. El precio mayorista de la electricidad cumplirá este viernes el noveno día consecutivo por encima de los 200 euros por megavatio hora, aunque durante esta semana ha registrado leves bajadas.

Las eléctricas ya han avisado de que tendrán que subir sus precios, comenzando por los grandes consumidores, con los que usualmente tienen pactadas tarifas especiales. Desde hace tres semanas, estos clientes han estado recibiendo cartas avisando de la medida, aunque este jueves Iberdrola ha lanzado otro órdago al Gobierno: No les subirá los precios siempre y cuando el Ejecutivo desista de sus "tributos lesivos", en referencia a las medidas para contener la subida de la luz. 

Esos grandes clientes no son otra cosa que la industria, que irremediablemente repercutirá esas subidas en los precios de los productos. Este miércoles las alarmas saltaron cuando el presidente de la Asociación de Empresas de Gran Consumo (Aecoc), Ignacio González, advirtió que si bien estas Navidades no habrá desabastecimiento, sí puede haber una subida de precios vinculada al aumento de costes por el encarecimiento de materias primas, transporte marítimo y energía.

"Es una factura muy difícil de absorber", dijo el también consejero delegado de Pescanova. "Las empresas hacen esfuerzos para no traspasar esa subida a los consumidores, pero ya el dato de inflación de septiembre te dice que ese coste extra se está trasladando al consumidor".

Sin embargo, ya este jueves, en la clausura del congreso que la Aecoc ha celebrado en Barcelona, ha matizado que el sector está haciendo un gran esfuerzo para evitar la subida de precios en Navidad. 

El del juguete, otro sector protagonista de las Navidades, también espera aplicar aumentos en muñecas, juegos de mesa, figuras de acción y otros clásicos para rebajar el impacto de un aumento del 40% en sus costes.

"El coste variable del sector del juguete ha subido entre un 20 y un 40% por el incremento de las materias primas, por la subida de hasta un 500% del precio del transporte marítimo y por el fuerte encarecimiento de la factura eléctrica", explicó la semana pasada a 20minutos José Antonio Pastor, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ).

A la fiesta de los aumentos se ha sumado el gas y los carburantes. El precio de la gasolina y el gasóleo ha vuelto a subir por séptima semana consecutiva, un 1,2% y un 1,7%, respectivamente, para marcar nuevamente máximos anuales; unos niveles que no se registraban desde hace más de siete años.

El gas no se queda atrás. A mediados de mes registraba un precio medio mayorista de 90 euros por megavatio hora. Pero las subastas en el mercado de futuros apunta que ese precio se multiplicará por seis con respecto a 2020, llegando 95 euros de media para noviembre e incluso de 100 en diciembre, en pleno invierno.

¿Cómo llega el gas natural a España?
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Henar de Pedro

Gas, luz, transporte, alimentos, juguetes, todo subiendo a dos meses de que comience oficialmente el invierno y con las estanterías de los súper desplegando los primeros turrones. Se supone que estas Navidades serán las del reencuentro, una vez que la remisión en las cifras de la Covid han permitido el relajamiento de las fuertes medidas de distanciamiento social. Consumidores y fabricantes ahora solo esperan que los fantasmas de los aumentos de precios no se sumen al convite.

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