El niño de 2 años asesinado por su padre en un hotel fue enterrado con el apellido paterno pese a la petición de la madre

Martín Ezequiel Álvarez Giaccio
Martín Ezequiel Álvarez Giaccio
Mossos d'Esquadra
Martín Ezequiel Álvarez Giaccio

Las abogadas de la madre de Leo, el niño de dos años víctima de violencia vicaria en un hotel de Barcelona, han denunciado este jueves que un "vacío legal" impide cambiar por la vía de urgencia los apellidos del menor, que tuvo que ser enterrado con el apellido de su padre y asesino.

Las letradas han reclamado en rueda de prensa una modificación legislativa y valoran pedir una indemnización al Estado para que la mujer pueda sufragar los gastos sobrevenidos.

Leo fue asesinado la noche del pasado 24 de agosto en el Hotel Concordia de Barcelona por su padre, Martin Ezequiel, cuyo cadáver fue hallado unas tres semanas después de que se suicidara, a las pocas horas del crimen, en unos terrenos cercanos al aeropuerto de El Prat.

En rueda de prensa a la puertas de la Ciudad de la Justicia, las abogadas Carla Vall y Marta Ariste han informado de que, finalmente, Leo ha sido enterrado esta semana, pero denuncian que ha tenido que ser sepultado con los apellidos de su padre homicida pese al rechazo de la madre por la "importancia emocional" que este hecho supone para ella.

Han explicado que, pese a la reciente modificación de la Ley del Registro Civil del pasado mes de abril, que prevé un cambio en los apellidos por la vía de urgencia en los casos de violencia machista, y a la compresión y "empatía" de las administraciones y del personal del registro civil, no han podido materializar el cambio de nombre con el argumento de que esta variación era postmortem, por lo que la administración entiende que "no hay motivo".

"Nos hemos encontrado con un vacío legal, que queremos desde aquí denunciar públicamente, porque no se nos ha permitido utilizar este trámite de urgencia, y ahora debemos ir por la vía ordinaria. Hemos tenido que hacer el funeral con los apellidos paternos", ha señalado Ariste.

42 menores asesinados desde 2013

La abogada ha subrayado que, desde 2013, son 42 los menores asesinados como consecuencia de la violencia vicaria, por lo que considera que "no es un tema menor, sino que se tiene que tener en cuenta su especial relevancia".

Ahora, han precisado las letradas de la familia materna de Leo, tratarán de lograr este cambio de los apellidos del niño por la vía ordinaria, que es "bastante engorrosa", por lo que reivindican un cambio legislativo para que pueda tramitarse de urgencia en los casos de violencia vicaria postmortem.

Las abogadas, que dan prácticamente cerrada la vía penal de este caso después de que Ezequiel fuese encontrado sin vida y extinguirse de esta manera su responsabilidad, centran ahora sus esfuerzos en varias acciones en la vía civil.

Además de intentar cambiar los apellidos del niño, trabajan en el tema de los derechos sucesorios, puesto que la madre de Leo es la única heredera, y no descartan asimismo reclamar una indemnización económica al Estado para la mujer, basándose en una sentencia del Tribunal Supremo de hace tres años, dados los gastos sobrevenidos como los del funeral o los hipotecarios.

Compensación económica

Si bien la madre de Leo ha recibido alguna ayuda económica de los servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona, las abogadas consideran que esta no es suficiente, puesto que la mujer, además de haber padecido violencia machista en su vertiente "más extrema" como es la vicaria, se encuentra "gravemente perjudicada a nivel económico".

Las abogadas han concluido su comparecencia ante los medios con la lectura de una carta de la madre de Leo, en la que agradece la ayuda y el apoyo que ha recibido por parte de los distintos colectivos que la han atendido desde la noche del 24 de agosto, cuando fue asesinado su hijo por su marido, del que estaba en trámites de separación.

La mujer, que mantiene su firme deseo de mantenerse en el anonimato, da su "agradecimiento personal" a las numerosas personas que "han trabajado desde la tragedia" del 24 de agosto, "día y noche": Los agentes de policía y médicos que se personaron en el hotel el día del crimen y que le transmitieron una "gran humanidad" así como los trabajadores sociales y psicólogos que la atendieron posteriormente de forma "cálida".

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