Ghali parte a Argelia: cronología de la mayor crisis diplomática entre España y Marruecos en dos décadas

Miembros del ejército observan a un grupo de inmigrantes menores a su llegada a la playa de El Tarajal en Ceuta este miércoles.
Miembros del Ejército observan a un grupo de inmigrantes menores a su llegada a la playa de El Tarajal en Ceuta.
EFE
Miembros del ejército observan a un grupo de inmigrantes menores a su llegada a la playa de El Tarajal en Ceuta este miércoles.

El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, hospitalizado en España desde el 18 de abril para curarse de la grave covid-19 con la que llegó desde Argelia, se marchó de España de vuelta al país magrebí en la madrugada de este miércoles

Ghali partió tras haber declarado de forma telemática ante la Audiencia Nacional, que rechazó imponerle medidas cautelares ante la falta de pruebas de las acusaciones de torturas que se le imputan. El líder del Polisario abandonó la Península, pero deja tras de sí la mayor crisis crisis diplomática entre España y Marruecos en dos décadas. Un contencioso que todavía parece lejos de resolverse.

¿Le parece bien la forma de salir de España de Brahim Ghali?

Ghali llegó a España el 18 de abril en un avión fletado por el Gobierno de Argelia con una neumonía grave causada por la covid-19. España accedió a tratarle, pactó su traslado con Argelia e ingresó al saharaui en el Hospital San Pedro de Logroño bajo la identidad falsa de Mohammed Ben Batouche, un movimiento que el Gobierno de Pedro Sánchez justificó en motivos de seguridad.

Tras conocer la noticia, apenas una semana después, Marruecos convocó de urgencia al embajador español, Ricardo Díez-Hochleitner, para expresarle su malestar por la acogida de Ghali, una decisión que consideraron "injusta". El rifirrafe diplomático continuó y el 4 de mayo la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, compareció públicamente para explicar que España accedió al traslado por razones "estrictamente humanitarias".

Marruecos llegó a calificar la presencia de Ghali en territorio español de "inaceptable y condenable" y la tachó de "provocación explícita al Reino de Marruecos". La tensión siguió siendo alta hasta que explotó en la madrugada del 16 de mayo. Entonces miles de personas cruzaron a Ceuta desde Marruecos con la connivencia de las autoridades marroquíes, en la mayor entrada irregular de migrantes en territorio español en un solo día que se recuerda. Al menos un hombre falleció ahogado intentando cruzar.

Dos días más tarde, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció públicamente prometiendo "firmeza" con Marruecos y reclamó "respeto a las fronteras". Marruecos respondió llamando a consultas a su embajadora en España y avisó al Ejecutivo peninsular de que "hay actos con consecuencias y se tienen que asumir". Laya manifestó a la embajadora "su disgusto" y apeló al control compartido de fronteras con la monarquía alauita. Casi al mismo tiempo, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz reactivaba la causa contra Ghali pero no pedía medidas cautelares.

La llegada de migrantes cesó y Marruecos volvió a cerrar la frontera. Estados Unidos, que el año pasado reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, calificó la disputa como un asunto "bilateral" mientras que la Unión Europea cerró filas con España. "La frontera española de Ceuta es una frontera de la UE. Plena solidaridad con España" fue el mensaje que llegó desde Bruselas.

La crisis se mitigó pero el intercambio de reproches entre las dos partes se ha mantenido hasta este mismo martes. Sánchez acusó a Marruecos de "atacar" las fronteras por "discrepancias" en política Exterior y Rabat le reprochó usar la migración "como pretexto".

La salida de Ghali, según el Gobierno con el conocimiento de las autoridades marroquíes, abre un capítulo más en una crisis entre dos vecinos mal avenidos pero condenados a entenderse.

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