Lucía ya no es la mujer que era hace un año por la pandemia: diagnóstico tardío de cáncer y aislada en el hospital

Una mujer mayor con mascarilla en la terraza de un bar
Una mujer mayor con mascarilla en la terraza de un bar
María José López
Una mujer mayor con mascarilla en la terraza de un bar

La pandemia no solo ha truncado las vidas de los mayores que se contagiaron de covid-19, sino que hace mella en la salud de una generación. Un ejemplo es Lucía, una mujer de de 77 años que hace un año era totalmente independiente y hacía una vida completamente normal. De hecho vivía sola (es viuda) y colaboraba muchísimo en el cuidado de sus nietos más pequeños, pero ahora ya no es la misma mujer.

La doctora Cristina Alonso Bouzón conoce en profundidad el caso de Lucía, y lo expone para describir otros efectos indeseados de la gestión de la pandemia de la covid.

Desde el punto de vista médico, hace un año Lucía solamente era hipertensa y tomaba una pastilla para la tensión. En abril de 2020, estando ya confinados, comenzó a sentirse débil, sin fuerza, más cansada de lo habitual. "Pensó que la situación social del momento lo justificaba y, puesto que además el sistema sanitario estaba colapsado, lo dejó estar". 

Ya en julio, viendo que la cosa no iba a mejor, a pesar de haber retomado parcialmente su actividad, intentó ir a su centro de salud. Fue imposible.

Solo podía contactar por teléfono (comunicaba continuamente) o por web. Su hija le consiguió una cita telefónica, porque presencialmente no atendían. El médico que la llamó no era su médico habitual y puesto que los síntomas parecían leves le dio pautas para incrementar la actividad física y quedó en volver a llamarle en dos meses. 

"En los meses de espera, se sintió sola y abandonada por el sistema, con miedo a que su enfermedad no tuviera solución por el tiempo pasado, miedo a llegar tarde, miedo a no llegar"

Sin embargo, viendo que lo síntomas empeoraban y que poco a poco iba dejando de hacer cosas que antes hacía por poca energía, sus hijas le insistieron para que fuera a urgencias del hospital, donde entró a finales de agosto. 

"En Urgencias le hicieron entre otras cosas una analítica en la que se objetivó una anemia severa que requirió transfusión". La ingresaron para estudio. Estuvo en el hospital desde el día 27 de agosto hasta el día 10 de septiembre. 

El ingreso fue muy duro. Le hicieron diferentes pruebas (analíticas, colonoscopia, escáner…) y finalmente le diagnosticaron un cáncer de colon. Lo más duro de todo, cómo fue el ingreso: estuvo aislada de su familia, solamente podía contactar con ellos por teléfono y con alguna videollamada que le facilitaban las enfermeras, pero no recibió ni una sola visita… "salió con gran debilidad muscular y con un trastorno afectivo reactivo a lo vivido".

Tras el alta, Lucía entró en lista de espera para la cirugía y la operaron finalmente hace unos días. "En los meses de espera, se sintió sola y abandonada por el sistema, con miedo a que su enfermedad no tuviera solución por el tiempo pasado, miedo a llegar tarde, miedo a no llegar…"

Lucía llamaba a su centro de salud y a su hospital muchas veces, pero no le daban respuestas concretas de cuándo y como podrían atenderla. Le decían que estaban con la tercera ola y todas las listas de espera estaban aumentando… En esos meses su trastorno afectivo empeoró. 

Esto sumado al nuevo confinamiento que hizo para evitar contagiarse hizo que su forma de caminar empeorase y que dejase de hacer muchas de las actividades que hacía previamente. Su calidad de vida empeoró mucho en estos meses.

"Lo más duro de todo, cómo fue el ingreso: estuvo aislada de su familia, solamente podía contactar con ellos por teléfono y con alguna videollamada"

La doctora explica que actualmente Lucía está recién operada, ya en casa tras un nuevo ingreso de 17 días. La cirugía fue bien, aunque tuvo alguna complicación que, por fortuna, no fue grave. Ahora se ha ido a vivir con una de sus hijas para que le apoye con los cuidados postquirúrgicos. 

Lucía necesita ayuda para el baño, para el vestido y no puede salir sola a la calle porque se mueve con algo de dificultad. "En el hospital, tuvo un síndrome confusional, y eso está yendo bien, pero su hija está preocupada por si no se resuelve del todo". Tienen cita en oncogeriatría la semana próxima y revisión en cirugía en un mes. "Está con ansiedad y miedo porque ya no es la mujer que era hace un año".

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