Óscar Camps (Open Arms), sobre la pandemia en España: "La reacción política fue demasiado lenta. Vivimos la desesperación"

El director y fundador de la ONG Open Arms, Óscar Camps, en la redacción de 20 Minutos en Barcelona.
El director y fundador de Open Arms, Óscar Camps, en la redacción de 20 Minutos en Barcelona.
Hugo Fernández
El director y fundador de la ONG Open Arms, Óscar Camps, en la redacción de 20 Minutos en Barcelona.
El director y fundador de Open Arms, Óscar Camps, en la redacción de 20 Minutos en Barcelona. Hugo Fernández

La ONG Proactiva Open Arms ha cumplido cinco años desde que su fundador, Óscar Camps, decidió crearla en 2015 para rescatar a los refugiados de la guerra de Siria que trataban de llegar a Europa. Tras salvar la vida de 61.000 personas, Camps reconoce en una entrevista con este diario que no tiene “ganas de continuar”, aunque seguirá actuando mientras la administración no vele para que “se preserven los derechos humanos en el mar y se cumplan los convenios internacionales”. Además de esta labor, este año la organización ha visto la necesidad de abrir un nuevo frente, esta vez en el primer mundo, con motivo de la emergencia de la Covid-19 en España.

¿Cuándo decidís trabajar para la pandemia?

Vimos cómo afectaba la pandemia a la gente mayor, y decidimos actuar. Es lo mismo que estamos viviendo en el mar: están muriendo solos en una residencia, sin atención, vulnerando sus derechos. Nos hemos puesto, como siempre, al servicio de los más vulnerables. Hemos podido diversificar un poco y a la vez hemos podido sacar los dos barcos, el Astral y el Open Arms, así que pusimos toda la carne en el asador.

Los geriátricos han sufrido auténticas calamidades...

Allá donde ponemos los pies nos damos cuenta de que la situación también es paupérrima. Imagínate lo que pasa dentro de una residencia donde aparcamos a nuestros mayores sin ningún miramiento en algunos casos. Veíamos al personal de las residencias absolutamente sin nada, entrando y saliendo de la calle sin ningún tipo de protección; entrando y sacando el virus tranquilamente. Es impotencia. El número de bajas eran cifras de guerra, en una residencia podían morir el 55 o el 65% de las personas.

También os habéis sumado a la detección de casos.

Hemos abierto convenios de colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona, con el Departament de Salut, con la Comunidad de Aragón, y nos ofrecimos a participar en el ensayo clínico del hospital Germans Trias i Pujol dirigido por el doctor Oriol Mitjà.

¿Qué ha hecho mal la administración?

A los chinos les pilló por sorpresa, a los italianos quizás también. Pero a nosotros ya no nos debería haber pillado con tanta sorpresa. La reacción política fue demasiado lenta. Vivimos la desesperación. Vimos la falta de recursos cuando ya se sabía lo que estaba pasando en Italia, lo que había pasado en China... y resulta que aquí no teníamos absolutamente nada: No había EPIs, no había mascarillas, no había nada de nada.

Y salió a la luz la situación de los temporeros.

La mayoría de ellos llevan décadas emigrando de forma irregular, trabajando sin contrato, sin ningún tipo de asistencia médica, en condiciones paupérrimas, básicamente explotados. El Covid ha generado miedo porque ni los contratistas ni los temporeros veían con claridad las intenciones de la administración, porque cuando tienes atinados en una cuadra a 50 o 60 temporeros, en malas condiciones y sin hacerles ningún PCR, No quieres que nadie ponga la nariz allí. Pero como Open Arms es una organización que no tiene nada que ver con ningún gobierno, hemos podido reconducir situaciones, hacer PCR e incluso redirigirlos a la Seguridad Social.

En su opinión, ¿cuál es la solución a este problema?

La migración legal es necesaria. Decir que no necesitamos trabajadores, por mucho paro que tengamos, es mentir. Hay un sector laboral que está desatendido por los recursos nacionales. Pero esta mano de obra no cualificada tiene que venir de forma regularizada y no es necesario que arriesguen su vida para venir de forma irregular, para entrar dentro de un mercado escondido. En España la situación es la que es: que algunos empresarios llevan décadas explotando a estas personas. La pandemia ha puesto sobre la mesa esta situación.

¿Open Arms se plantea permanecer en España?

Yo creo que aquí ya hay suficientes organizaciones grandes, consolidadas, con mucha solera y con mucho nombre para que se dediquen a esto. No creo que necesiten otra más, ni es nuestra intención perpetuarnos en la acción humanitaria en el primer mundo. Nosotros intentamos estar donde no había nadie; fuimos al mar donde estaban los más vulnerables, donde nadie hacía nada, donde la UE decidió retirar cualquier operación civil o militar que pudiera salvar vidas. Y allí estamos, creemos que ese es nuestro lugar, aunque podemos ayudar en casos de emergencia.

Dice que su sitio está con los refugiados. ¿La Covid ha complicado esta misión?

Se ha utilizado la pandemia para poner más dificultades, si cabe, a recibir estas personas, que llegaban en el mismo porcentaje y en el mismo flujo que el año anterior. En cuanto a nosotros, somos muy pequeños para poder hacer tantas cosas. Ahora mismo ya andamos escasos de voluntarios, de recursos humanos y de recursos económicos. Hubo redireccionamiento de las donaciones hacia las organizaciones que investigan y quedó olvidado el tema de los refugiados que mueren en el mar. Nosotros no hemos aflojado, hemos seguido trabajando en todos los sentidos, y eso nos ha generado un desgaste importante.

Desde el 2015 han salvado la vida de 61.000 personas, pero el Mediterráneo continúa siendo la tumba de muchas otras.

Cinco años, 17.000 muertos. Si hubieran sido seis, serían 30.000, porque el año anterior tuvo muchísimos ahogados. Básicamente hemos podido comprobar que, no es que a la Unión Europea no le diera tiempo de actuar delante de una crisis migratoria sin precedentes, si no que decidió no hacerlo. Hay una inacción deliberada por parte de la UE entorno problema migratorio, que no es excepcional, aunque sí lo fue en el 2015 por la guerra de Siria. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, el 3,4% de la población emigra, siempre es el mismo porcentaje.

¿No emigran más personas actualmente?

Quizás las redes sociales y la velocidad con que viajan las imágenes hacen que parezca que ahora todo es mucho peor, pero siempre ha sido así. Lo que está pasando es que está cambiando el nivel de conocimiento de la sociedad respecto a lo que ocurre en el mundo. Ahora podemos enseñar lo que antes no se veía en tiempo real, se demuestra que hay políticas que matan, y actualmente la política migratoria de la UE está matando. 

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