La reducción del período de cuarentena: un ajuste a la realidad infecciosa del virus... y un beneficio para la economía

Una joven con el móvil en el balcón de su casa en Barcelona.
Una joven con el móvil en el balcón de su casa en Barcelona.
EUROPA PRESS
Una joven con el móvil en el balcón de su casa en Barcelona.

En un contexto de pandemia mundial para la que aún no hay un tratamiento eficaz, la prevención es una de las herramientas más fundamentales a la hora de contener los contagios y, en consecuencia, al virus. En torno a la Covid-19 hay todavía un sinfín de incertidumbres que científicos y expertos tratan de averiguar para facilitar la lucha contra un enemigo que mantiene al mundo entero en vilo, con más de 27,3 millones de contagiados en todo el planeta.

Si bien el aislamiento y las cuarentenas han demostrado ser métodos efectivos para atajar la transmisión, a día de hoy es complicado poder saber con certeza cuál es el número de días que un posible contagiado o un contacto estrecho de un infectado debe permanecer en cuarentena. Numerosos estudios han abordado el tema investigando casos de cientos de pacientes para averiguar el tiempo de incubación de una persona infectada con coronavirus. Los resultados muestran que el período medio de incubación es de aproximadamente cinco días, aunque el dato es poco concluyente, pues el rango puede extenderse en función de diversos factores.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó en su día a todos los países que impusieran a los sospechosos de estar contagiados la cuarentena de 14 días, "desde la última exposición a un caso confirmado", pues explicaban que el tiempo que transcurre entre la exposición al virus y el inicio de síntomas es de cinco a seis días, "pero puede llegar hasta los 14 días".

Ahora, la propuesta del virólogo alemán Christian Dorsen de acortar la cuarentena a cinco días, porque asegura que "el período de infección empieza dos días antes de que se presenten los síntomas y termina cuatro o cinco días después", es una opción que varios gobiernos se están planteando ante la cada vez más evidente segunda ola de contagios. En España, tanto el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, como el ministro de Sanidad, Salvador Illa han afirmado en diversas ocasiones estar estudiando la posibilidad  de "olvidarnos ya de los catorce días" y reducir la cuarentena a diez días. Una reducción que también contemplan en Francia, donde su ministro de Sanidad, Olivier Véran, anunció la intención de disminuir el período de aislamiento a siete días; rango que también se plantean en Alemania.

El debate reside en torno a si estas reducciones atienden a evidencias científicas, o si responden a ciertas implicaciones económicas con el objetivo de mantener a flote a una economía duramente golpeada por la pandemia. La llegada del virus ha provocado una caída en picado de la actividad, que ha obligado a muchos negocios a bajar las persianas; si no de forma definitiva, por lo menos hasta que puedan garantizar la recuperación de los ingresos anteriores a la pandemia. Para aquellos que todavía tratan de sobrevivir, por lo tanto, la imposición de una cuarentena de dos semanas a sus empleados –o incluso a sus potenciales clientes– puede suponer importantes pérdidas que, tras seis meses sacudidos por restricciones, limitaciones y parones de ingresos, supondrían un varapalo.

"Hay una cosa muy clara, que es que cuanto más se pare la actividad, más sufre la economía"

Los efectos económicos que suponen las cuarentenas son muy difíciles de cuantificar todavía, según afirman a 20minutos fuentes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que aseguran que hasta que no haya pasado todo, no se podrán saber los datos exactos. "Obviamente hay una cosa muy clara, que es que cuanto más se pare la actividad, más sufre la economía”, añaden. Aún así, asumen todas las decisiones en materia sanitaria que tome el Gobierno, porque reconocen que "estamos en una situación que es muy grave y hay que hacer caso a los que saben"; pero señalan que, en la medida de lo posible, hay que explorar todas las posibilidades que permitan compaginar la salud con la actividad económica, "porque también hay que cuidar la salud económica".

"El reducir los períodos de aislamientos tiene una consecuencia económica; pero, que haya sido el motor para plantearlo, no me atrevería a confirmarlo", declara Ana García, miembro de Salud Laboral de la Unión General de Trabajadores (UGT). Ahora, lo más importante es primar la salud de los trabajadores "y que realmente vuelvan cuando tengan que volver", y no de una forma "precipitada ni por un criterio economista". Según considera García, la extensión de las cuarentenas debe estar fijada por criterios médicos, y "sobre todo que evite que se puedan contagiar otras personas, porque si no sabemos cuándo una persona deja de contagiar, lo único que conseguimos es un mayor número de contagios y que la situación empeore".

"Si realmente se va a acortar la cuarentena, que se asegure que esa persona no va a ser un foco de contagios"

"En una situación tan complicada como la que tenemos ahora de repunte de contagios, yo creo que lo más aconsejable sería aplicar un principio de cautela, ser prudentes y, si realmente se va a acortar la cuarentena, que se asegure que esa persona no va a ser un foco de contagios", asevera García, considerando necesario en esos casos la realización de PCR y otras pruebas "que den garantías de que esa persona ya no puede infectar o contagiar a otras".

Puede favorecer el cumplimiento de las cuarentenas

La ventaja desde el punto de vista económico, "obviamente sería que hay una diferencia de cuatro días, en los que la persona podría ir a trabajar", señala a 20minutos el epidemiólogo Joan Cayla, que insiste en destacar la importancia de que, una vez cumplidos "estrictamente" los 10 días de aislamiento, se cumplan "a rajatabla" las medidas de seguridad (mascarilla, lavado de manos y distancia física). No obstante, hay que tener en cuenta que "cada persona es diferente" y, por lo tanto, también lo es su período de incubación; razón de más para ser responsables una vez se termine la cuarentena. 

"Lo que se ve con este tipo de cuarentenas es que el incumplimiento es bastante grande", asegura Cayla, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología. Por ello, considera que la disminución de días de aislamiento puede favorecer a un mayor cumplimiento por parte de la población. Además, el epidemiólogo opina que la decisión es acertada -más incluso que otros países que están barajando reducirlo a siete días-, pues afirma que, si a los 5 o 6 días se empiezan a presentar los síntomas, "siete es solo un día más, por lo que parece más lógico rebajar a 10 días y observar cómo va todo". 

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